Una bella historia que nos habla de la amistad, el honor, la generosidad y sobre todo, el perdón.
Todos de alguna manera sabemos la forma en la que debemos actuar en determinadas circunstancias, todos tenemos una pequeña voz interior que nos susurra (y a veces nos grita) cuando no hemos estado a la altura de lo que se esperaba de nosotros... la llamamos conciencia.
Cuando fallamos a esa voz, fallamos también a los demás y a nosotros mismos, quedando una herida y una deuda que no nos deja en paz.
Esa es la experiencia de un niño afgano de clase acomodada y en constante búsqueda de la aprobación de su padre, a quien parece importarle poco sus buenas intenciones, tal vez por el hecho de que al nacer provocó la muerte de su madre, el cual no será el único sentimiento de culpa por el que tendrá que cargar Amir, el protagonista de nuestra historia.
Hassan, el mejor amigo de Amir, es además el sirviente de la familia y el espejo en el cual Amir puede verse a sí mismo, pues en no pocas ocasiones Hassan ha respondido como verdadero amigo cuando Amir lo ha necesitado. Amir no puede presumir de lo mismo, al contrario, en una situaciòn de vida o muerte Amir le falla a Hassán de la forma más cobarde y ruín aún sabiendo que le estaba fallando a su amigo... lo que creará un trauma en Amir, persistente aún cuando será adulto.
Enmarcada en los conflictos políticos de Afganistán durante los años 70, 80 y 90's esta historia separa a los dos niños: Hassán se queda en Afganistán, Amir se va a San Francisco; Hassán no deja de querer a Amir, Amir no deja de tener cargos de conciencia por la forma en la que defraudò repetidamente la amistad de Hassan.
Es hasta el 2001 cuando Amir volverá a su tierra y tendrá la oportunidad de reivindicarse ante Hassán, pero ¿se comportará esta vez a la altura de las circunstancias?
Pocas obras modernas tienen la actualidad y la profundidad de un clásico... a mi ver, esta lo tiene.
Algunas perlas de este libro:
"Los niños no son cuadernos para colorear. No los puedes pintar con tus colores favoritos".
"Ese ha sido uno de los minutos más largos de mi vida. Cayeron los segundos, cada uno de ellos separado del siguiente por una eternidad".
"Hasta el día de hoy, me resulta complicado mirar directamente a gente como Hassán, gente que cree cada palabra que dice".
"Las historias tristes producen buenos libros".
"Dijo: 'Tengo mucho miedo.' Y yo le pregunté: 'Por qué', y ella respondiò: 'Porque soy profundamente feliz, doctor Rasul. Una felicidad así asusta".
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