Cuando Madero propuso su Plan de San Luis para derrocar el gobierno de Díaz, jamás imaginó que despertaría el México bronco que se desgarraría en la Revolución. Relativamente rápido se lograría su objetivo: con unas pocas escaramuzas y la toma de Cd. Juárez, el dictador partiría al destierro en París, pero pronto iniciaría la fase más cruenta de la Revolución: asesinado Madero y ascendiendo Huerta al poder, Carranza, Villa, Zapata y Orozco desconocen su gobierno y continúan la revuelta.
Años turbulentos en los que los mexicanos dimos rienda suelta a los odios y rencores ahogados por siglos.
Mariano Azuela era un médico que acompañaba al ejército villista y quiso plasmar su visión de la revuelta en "Los de abajo", una pequeña novela que trata las andanzas de un grupo de revolucionarios comandados por el Coronel Demetrio Macías.
De pronto nos vemos rodeados de polvaredas, batallas, gritos de júbilo por la toma de Zacatecas, pero también, podemos ver los abusos y robos de parte de los revolucionarios, situaciones que indignarían a cualquiera y que nos demuestran que, lejos de la imagen romántica de la lucha por la igualdad, la Revolución mexicana fue un evento complejo, donde difícilmente identificaríamos malos y buenos.
Lo destaca Azuela en una memorable frase atribuida en la novela a un cierto soldado Solís: "¡Qué chasco, amigo mío, si los que venimos a ofrecer todo nuestro entusiasmo, nuestra misma vida por derribar a un miserable asesino, resultásemos los obreros de un enorme pedestal donde pudieran levantarse cien o doscientos mil monstruos de la misma especie!... ¡Pueblo sin ideales, pueblo de tiranos!... ¡Lástima de sangre!" Considerando que esta novela fue escrita en 1915, encuentro en el texto descrito tintes proféticos, pues era aún muy pronto para que alguien pudiera prever las implicaciones sociopolíticas del conflicto armado.
Una lectura obligada, si queremos conocer más de cerca y experimentar (si cabe) los horrores de esos años.
"La lógica del soldado es la lógica del absurdo".
"La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo, a los infelices que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte en oro las lágrimas, el sudor y la sangre de los pobres..."
"Cantaban, reían y ululaban, ebrios de sol, de aire y de vida."
"Yo pensé una florida pradera al remate de un camino... Y me encontré un pantano."
"-¡Juchipila, cuna de la revolución de 1910, tierra bendita, tierra regada con la sangre de mártires, con sangre de soñadores... de los únicos buenos!...
- Porque no tuvieron tiempo de ser malos"
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