sábado, 24 de enero de 2015

Canción de Navidad

           Expresamente quise leer este libro en el transcurso de la Noche Buena y la Navidad y fue, por lo mismo, el último libro que alcance a leer completo en el 2014; después de él vendría Rojo y Negro de Stendhal que no terminaría sino hasta enero.

            Si no te sabes la historia por el clásico cuento de Charles Dickens, la sabes por una de sus muy numerosas adaptaciones al cine, teatro, televisión y dibujos animados.

            Relata la historia de un viejo avaro: el señor Scrooge, para quien sólo existe el trabajo, el dinero y todo lo que con él se pueda conseguir. Dueño de un almacén, es un tirano con sus trabajadores, por quienes no tiene ninguna consideración, ni siquiera en la víspera de Navidad. Solo, amargado y sin nadie con quien pasar la Noche Buena, se retira a su casa a pasar una noche más, como todos los días.

            Es en estas circunstancias, en las que recibe la singular visita de un viejo amigo, ya muerto, quien le avisa que esa noche recibirá la visita de tres espíritus: el espíritu de las navidades pasadas, el espíritu de la navidad presente y el espíritu de las navidades futuras, la intención será que Scrooge pueda confrontar su vida con los valores de la navidad y evaluar el sentido que hasta ese momento ha llevado su vida.

            En un relato que lleva al viejo avaro a redescubrir sus días de inocencia infantil, y darse cuenta de las ilusiones que perdió durante su vida adulta, Scrooge pasa una noche que cambiará radicalmente su vida.

            Cabe decir que, sin entrar de lleno en la verdadera espiritualidad cristiana, Charles Dickens supo ofrecer a la sociedad inglesa de mediados del siglo XIX y por ella a la sociedad norteamericana, el renacimiento de los ideales y tradiciones navideñas anglosajonas. Sería justo decir que la celebración de la Navidad tal y como la conocemos hoy en todo el hemisferio occidental: totalmente secular, es cierto, pero no por ello carente de valores, es cómo es gracias a esta obra de Dickens.

            Algunas perlas de este libro:

"No había viento más cortante que él, ni nieve que cayese con más decisión, ni lluvia que fuese más sorda que él a las súplicas."

"¡Mejor es no tener ojos que tenerlos malvados, sombrío señor!"

"Cualquier espíritu cristiano que trabaje con buena voluntad en su pequeño círculo, sea cual éste fuere, encontrará su vida mortal demasiado corta para todo el bien que se pueda desarrollar."

"Es una compensación hermosa, desinteresada y noble que, puesto que hay contagio en la enfermedad y en la pena, no haya en el mundo nada más irresistiblemente contagioso que la risa y el buen humor."

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