jueves, 31 de diciembre de 2015

El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha.

          Tiene fama de ser la más grande novela jamás escrita... y lo es. Todos deberíamos leer este libro al menos una vez en la vida y quienes tenemos el honor de hablar la lengua de Cervantes, debemos estar orgullosos de ella; no sólo por la calidad del español que nos presenta, sino por la enorme cantidad de enseñanzas útiles para la vida. Debería, junto con la Biblia, ser el libro de cabecera de todos.

           Esta es la novela de novelas, aquí encontramos todo: poesía, sonetos, romances, cuentos, comedia, simplemente todo. Cervantes crea el género de géneros, en el que todo tiene cabida. Es increíble la gran novedad que esto representa: Llega el punto en el que nos encontramos leyendo una historia que se cuenta dentro de otra historia que se cuenta en la historia del Quijote, ¡asombroso!

          Alonso Quijano, un hidalgo de la Mancha, a fuerza de tanto leer libros de caballería, pierde la razón y se lanza a la aventura de ser caballero andante. En un primer momento, lo hace sólo, luego regresa a su pueblo para volver a salir, ahora acompañado por un servidor: Sancho Panza, que será testigo de la locura y la sensatez del Caballero de la triste figura.

           Además de la archiconocida historia de los molinos de viento, que aparece muy pronto en el libro, encontramos un sinnúmero de aventuras muy interesantes, provechosas y hasta divertidas, como la noche que pasan ambos cerca de los mazos de batán. Esa escena es una de las más graciosas de la literatura universal. No pude aguantar las carcajadas.

          Don Quijote ha creado en su mente un mundo tan perfecto y honorable, que supera infinitamente la realidad: un simple mezón, es un castillo; un tendero, es el alcalde; una moza, una princesa y un grupo de meretrices, unas damas cortesanas. Los ojos de Don Quijote ven más allá de la realidad y descubren quizá aquello que está llamada a ser.

          El libro adquiere su mayor esplendor en la segunda parte (resulta que Cervantes escribe el libro del Quijote, y al tener gran éxito, otros autores lanzan versiones apócrifas de segundas partes; pues bien, Cervantes contraataca escribiendo la verdadera continuación de la historia, en este caso: genial).

      En la segunda parte, Don Quijote y su escudero son ya famosos, pues la novela de sus primeras andanzas ya se ha leído y conocido sus aventuras. Haciendo lo impensable: El Quijote se convierte en una novela consciente de ser novela y de ser leída. En cierto momento, Don Quijote visita una imprenta en la que se está imprimiendo un libro y pregunta ¿Qué libro están imprimiendo?, a lo que le contestan: "La segunda parte del libro 'El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha'". Descubriéndose a sí mismo como un personaje de su propia historia.

        Lo más relevante de la figura del Quijote es que su pensamiento es totalmente lúcido cuando trata cualquier tema, con una sensatez fuera de serie y digna de cualquier sabio; sin embargo, cuando trata temas de caballería, inmediatamente deja ver su locura y desatino.

         Finalmente, para evitar que nuevamente algún desconocido volviera a escribir una versión más, Cervantes decide que en la segunda parte Don Quijote muera; muere totalmente curado de su locura y dando gracias por la misericordia de Dios al permitirle curarse totalmente antes de morir.

        Sin duda, la mejor novela que he leído este año y en mi vida; mi novela favorita a partir de ahora.

Calificación: 5 estrellas de 5, la mejor de todas.

Lo bueno: Todo, en especial las chispas de sabiduría que en cada página se nos presentan.

Lo malo: La rapidez con la que pasan las 2,000 páginas (1,000 por la primera y 1,000 por la segunda parte), es enorme, pero a penas lo siente uno, se acaba muy rápido.

Lo feo: Que esta novela tenga el estigma de ser cansona y aburrida... ¡PARA NADA! Podría leerse por pequeñas partes, como la Biblia, sin necesidad de leerlo de jalón y también se lograría gran provecho de su lectura.

      Una muestra de la sabiduría de este libro:

"El verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso".

"Uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son".

"Has de saber, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro".

"Se breve en tus razonamientos, que ninguno es gustoso si es largo".

"El soldado luce mejor muerto en batalla que libre en la huída".

"Entre los extremos de cobarde y de temerario está el medio de la valentía".

miércoles, 30 de diciembre de 2015

"El laberinto del minotauro" de José Salvador Chávez

        Mitad hombre, mitad bestia, devoraba jóvenes en el laberinto que el rey Minos manda construir para esconder la vergonzosa realidad de tener un hijo monstruoso, debido a una perversión de su esposa Pasifae.

         Desde el día de su nacimiento, el minotauro, nombre que se le dio a este ser con cabeza de toro, torso y manos de hombre y patas de toro, fue motivo de afrenta para el Rey de Creta, Minos. Inmediatamente lo escondió de las miradas del mundo, en especial de su hija Ariadna que esperaba a su hermano con gran ilusión. El tiempo habría de confirmar la naturaleza monstruosa de este ser, pues empezó a gustar de la carne humana y era necesario alimentarlo.

       Para evitar que escapara y diezmara la ciudad, poniendo a la luz la naturaleza de un hijo del rey, Minos manda a llamar al inventor Dédalo para que construya el laberinto más inexpugnable posible, a fin de poner en el centro del mismo al minotauro.

        Por aquel tiempo, se celebraban en Atenas los juegos en honor a la diosa de la sabiduría, Androgeo, hijo de Minos, participó en ellos y fue tal su éxito que despertó la envidia de todos los atenienses, razón por la que finalmente asesinado por los hombres de esa ciudad. Ante el dolor de perder a su hijo, Minos, declara la guerra a los pueblos involucrados en los juegos en los que perdió la vida Androgeo y los vence. A pesar del triunfo obtenido  Minos, condena a los pueblos vencidos a enviar cada uno de manera alternada siete jóvenes y siete doncellas para servir como alimento para el Minotauro.

         Así están las cosas, cuando el hijo del rey de Atenas, Teseo es elegido para ir con otros trece jóvenes de Atenas para enfrentar el fatal destino. Al llegar a Creta se enamora de Ariadna, la hija de Minos y hermana del Minotauro, ella le corresponde y buscan juntos la manera de que Teseo pueda verse libre de las garras de la bestia. Ariadna pide consejo Dédalo, el constructor del laberinto, quien aconseja que Teseo entre al laberinto desenredando un hilo que sostendría Ariadna fuera del mismo para que no se extraviara buscando la salida, después de enfrentarse al Minotauro.

         Sin duda una historia cautivante, el libro es corto y puede leerse de corrido. Una narración que nos enseña el valor de la prudencia, la valentía y el honor.

Calificación: Tres estrellas sobre cinco, más por la versión que me tocó leer, que por la historia en sí misma que es fascinante.

 
Lo bueno: Redescubrir esta fantástica historia, la cual nadie debería desconocer.

Lo malo: Tratando de contarla en un lenguaje sencillo, la obra llega a ser banal y simplona.

Lo feo: La versión electrónica que adquirí, se come un capítulo completo que hace muy insatisfactoria la lectura.

 
No obstante, podemos encontrar una perlas muy bellas en este libro:

·         “Prefiero morir en el intento por salvar a los atenienses de esta calamidad y ser recordado por mi audacia, que llegar a convertirme en un rey arrepentido de no haberlo intentado y considerado como un cobarde por sus súbditos”.

·         “En Atenas practicamos la democracia y no existen favoritismos para nadie, mi señor. Fui sorteado como el resto de los jóvenes que estamos frente a ti y afrontaré mi destino”.

·         “Hijo, nunca debes darte por vencido aunque te encuentres en una situación difícil. Ante todo guarda la calma mientras te sea posible para poder pensar con claridad cómo resolver tu problema y no dudes en hacer el intento para superarlo”.

 

"El remedio del amor" de Ovidio

         “¡Qué manera tan hermosa de decir tonterías!” Tengo que decir que en varias partes de este libro, llegué a pensar esto. Es verdad: el pensamiento de la sociedad de Ovidio dista mucho de una sociedad cristiana a la que pertenecemos tú y yo, y tal vez por eso mismo lo disparatado de muchos pensamientos de esta obra. No obstante, muchos de los consejos de Ovidio, son universales y muy útiles a la hora de enfrentar los problemas que el amor y desamor acarrean. En “El remedio del amor”, Ovidio intenta presentar una serie de consejos y máximas para quien tiene un “problema de amores”, ya sea que ame y no sea correspondido, ya sea que esté en una relación que sabe que debe terminar; el caso es que ante el problema del amor, todos nos hemos encontrado perdidos más de una vez… y Ovidio quiere hacerla de nuestro guía en el camino.

         En su gran mayoría, el escrito se presenta en sentido negativo: “Cómo evitar el amor”, “cómo sacarse la flecha de cupido del corazón”; pero con gran facilidad puede convertirse el texto en su forma positiva: “Cómo alimentar el amor”, “cómo acrecentar el sentimiento mutuo”; visto de esta manera, es útil para quien quiere sondear su interior, tratando de encontrar nuevas razones para amar y alimentar la hoguera. Visto desde este ángulo, la lectura resulta muy satisfactoria.

           Con una visión precristiana del amor, Ovidio parece ver en el amor un elixir exquisito para el deleite de los sentidos corporales y espirituales, elixir que al dejar de ejercer su efecto embriagador, es mejor desechar y correr en sentido contrario. En efecto, es la imagen del amor “Eros” de los griegos, en contraposición del amor “cáritas” que más adelante los cristianos vendrían a desarrollar: más espiritual, más abnegado, más sacrificado.

           Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que en muchos sentidos los pensamientos relativos a la forma en que el amor crece, se desarrolla y muere según Ovidio son vigentes, después de todo, la naturaleza del hombre sigue siendo la misma. Basta con repasar algunos de sus consejos para darse cuenta de que tiene mucha razón y podrían pasar como proverbios del rey Salomón: “La amistad es un bálsamo que cicatriza profundas llagas”, “Con las memorias se renueva el amor”, “las riquezas, alientan el desenfreno de la lujuria”.

            Desafortunadamente, hay muchas citas de esta obra que en las que nunca podré estar de acuerdo, pero que están tan bien escritas que no pude evitar exclamar la frase con la que inicié este escrito.

         De cualquier manera Ovidio, no deja de ser una voz que es necesario escuchar, si del amor queremos aprender.

Calificación: dos estrellas de cinco.

Lo bueno: Lo bien escrito que está, no en balde Ovidio es un clásico.

Lo malo: La imagen tan limitada del amor, sin duda Ovidio es un hijo de su tiempo.

Lo feo: Dicha imagen limitada del amor, a veces llega a parecer mezquina. “El amor perdura largo tiempo alimentado por los celos, si quieres terminar con el amor, termina con la desconfianza”, (que lamentable frase).

No obstante hay varias perlas en este libro:

·         “Yo amé siempre, y si me preguntas mi actual ocupación, te diré que es la de amar”.

·         “La medicina es el arte de aprovechar el tiempo, el vino que se receta a su debido tiempo es saludable, y dañoso si se pierde la oportunidad”.

·         “Si te arrepientes cuando aún no has entregado del todo tu corazón, entonces será el momento de detener los primeros pasos”.

·         “Es un crimen aborrecer hoy a la que amabas ayer: tan rápidas mudanzas sólo convienen a caracteres violentos y atroces”.