“¡Qué manera tan hermosa de decir tonterías!” Tengo que decir que en varias partes de este libro, llegué a pensar esto. Es verdad: el pensamiento de la sociedad de Ovidio dista mucho de una sociedad cristiana a la que pertenecemos tú y yo, y tal vez por eso mismo lo disparatado de muchos pensamientos de esta obra. No obstante, muchos de los consejos de Ovidio, son universales y muy útiles a la hora de enfrentar los problemas que el amor y desamor acarrean. En “El remedio del amor”, Ovidio intenta presentar una serie de consejos y máximas para quien tiene un “problema de amores”, ya sea que ame y no sea correspondido, ya sea que esté en una relación que sabe que debe terminar; el caso es que ante el problema del amor, todos nos hemos encontrado perdidos más de una vez… y Ovidio quiere hacerla de nuestro guía en el camino.
En su gran mayoría, el escrito se presenta en sentido negativo: “Cómo evitar el amor”, “cómo sacarse la flecha de cupido del corazón”; pero con gran facilidad puede convertirse el texto en su forma positiva: “Cómo alimentar el amor”, “cómo acrecentar el sentimiento mutuo”; visto de esta manera, es útil para quien quiere sondear su interior, tratando de encontrar nuevas razones para amar y alimentar la hoguera. Visto desde este ángulo, la lectura resulta muy satisfactoria.
Con una visión precristiana del amor, Ovidio parece ver en el amor un elixir exquisito para el deleite de los sentidos corporales y espirituales, elixir que al dejar de ejercer su efecto embriagador, es mejor desechar y correr en sentido contrario. En efecto, es la imagen del amor “Eros” de los griegos, en contraposición del amor “cáritas” que más adelante los cristianos vendrían a desarrollar: más espiritual, más abnegado, más sacrificado.
Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que en muchos sentidos los pensamientos relativos a la forma en que el amor crece, se desarrolla y muere según Ovidio son vigentes, después de todo, la naturaleza del hombre sigue siendo la misma. Basta con repasar algunos de sus consejos para darse cuenta de que tiene mucha razón y podrían pasar como proverbios del rey Salomón: “La amistad es un bálsamo que cicatriza profundas llagas”, “Con las memorias se renueva el amor”, “las riquezas, alientan el desenfreno de la lujuria”.
Desafortunadamente, hay muchas citas de esta obra que en las que nunca podré estar de acuerdo, pero que están tan bien escritas que no pude evitar exclamar la frase con la que inicié este escrito.
De cualquier manera Ovidio, no deja de ser una voz que es necesario escuchar, si del amor queremos aprender.
Calificación: dos estrellas de cinco.
Lo bueno: Lo bien escrito que está, no en balde Ovidio es un clásico.
Lo malo: La imagen tan limitada del amor, sin duda Ovidio es un hijo de su tiempo.
Lo feo: Dicha imagen limitada del amor, a veces llega a parecer mezquina. “El amor perdura largo tiempo alimentado por los celos, si quieres terminar con el amor, termina con la desconfianza”, (que lamentable frase).
No obstante hay varias perlas en este libro:
· “Yo amé siempre, y si me preguntas mi actual ocupación, te diré que es la de amar”.
· “La medicina es el arte de aprovechar el tiempo, el vino que se receta a su debido tiempo es saludable, y dañoso si se pierde la oportunidad”.
· “Si te arrepientes cuando aún no has entregado del todo tu corazón, entonces será el momento de detener los primeros pasos”.
· “Es un crimen aborrecer hoy a la que amabas ayer: tan rápidas mudanzas sólo convienen a caracteres violentos y atroces”.
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