Un libro entrañable, si entrañable es que te haga remontar a viejos tiempos, en los que una canica y una piedrita del camino eran tus grandes tesoros. Mark Twain retrata la vida de un niño en los Estados Unidos antes de la guerra de secesión (alrededor de los 1850). Lo primero de lo que te das cuenta es del cambio tan drástico que ha tenido la vida en los últimos 30 años: para quienes tenemos más de esa edad, los juegos, aventuras y problemas que pasa el Tom, en una sociedad del mediados del siglo XIX ,son idénticos a los que tuvimos nosotros en pleno siglo XX: correr, jugar a los piratas, nadar, trepar árboles, intercambiar “tesoros” con los amigos (sapos, escarabajos, canicas, etc.) que, comparados con la vida que ahora tienen nuestros hijos, apenas dos décadas después, son impensables.
El autor nos hace volver al tiempo en el que éramos capaces de imaginarlo todo y de creerlo todo, cuando nuestras promesas eran eternas y los problemas efímeros. Inmediatamente te identificas con ese niño inteligente y pícaro, aunque no hayas sido tan vago como él, pero fácilmente puedes encontrar similitudes entre lo que fue tu vida y la suya. Pero vayamos a la historia de nuestro héroe:
Tom Sawyer es un huérfano de padre y madre, que vive con su tía, con su medio hermano y su prima. Como todo niño, detesta ir a la escuela, preferiría tener el tiempo libre para salir a jugar con sus amigos y correr las aventuras que a cada momento vienen a su mente. Sin embargo, tiene que obedecer y medio cumplir sus deberes, aunque, no pierde las oportunidades para salirse de la escuela y vivir su vida en libertad, situación que es una fuente de conflictos y amenazas de su tía, que no sabe cómo ponerle rienda a un chico como él.
Entre sus amigos, cuenta con quien es la envidia de todos los niños: Huckleberry Finn, un niño abandonado y sin hogar, que cuenta con la bendición de no tener obligaciones: no tiene que ir a la escuela, levantarse temprano, bañarse, ir a la iglesia, etc. (todo lo que un niño desearía para ser feliz). Con él corre sus aventuras y aunque no es el prototipo de amigo que todos quisieran para él, Tom lo estima, porque es capaz de seguirlo en todas sus fechorías.
Escapadas a media noche, mentiras para librarse de castigos y juramentos de guardar sus secretos comunes, son los ingredientes que el autor utiliza para meter a Tom y a Huck en verdaderos aprietos: ser testigos de un homicidio en medio de un cementerio a media noche, escaparse a una isla cercana al pueblo donde viven, mientras todo el pueblo los piensa ahogados, vigilar a un par de malhechores que cuentan con un botín de miles de dólares y quedar perdidos en una caverna por días sin luz, ni comida. La historia nos va llevando a un clímax que difícilmente esperaríamos cuando iniciamos la lectura de esta novela.
Valores como la amistad, la fidelidad, el honor, la generosidad y la nobleza siempre son de agradecer en historias como esta, pero vistas en un corazón infantil, nos dan clara idea de que el hombre por naturaleza tiene un germen de bondad, y que en el camino algo hemos perdido, a la vez que nos da la oportunidad de ver en retrospectiva nuestra vida y juzgarla a la luz de una inocencia ya perdida.
Como ya lo dije, una historia entrañable, que sin menoscabo de sus virtudes, no llega a convencerme totalmente, hay algunas incongruencias en el protagonista que le quitan credibilidad: el mismo niño que puede inventarse historias, creérselas y tomar decisiones en base a esas fantasías no parece ser el mismo que con una inteligencia muy superior a su edad observa detalles, intuye consecuencias y saca deducciones que sorprendentemente son acertadas, a no ser que Tom Sawyer sea el arquetipo del hombre que, con corazón de niño, no pierde su capacidad de asombro y que al mismo tiempo utiliza su genio para salir adelante en el mundo que le rodea, pero sinceramente, no creo que Mark Twain haya ideado la figura de Tom como una alegoría.
Muy buena novela. A mi gusto, recibe 4 estrellas de 5.
Lo bueno: Es una novela que te hace retroceder al tiempo de tu niñez, te conviertes en un compañero de aventuras de estos niños.
Lo malo: Poco antes de la mitad del libro, se siente que el ritmo de la narración baja, perdiendo interés y haciendo un tanto cansona la lectura.
Lo feo: Darte cuenta que nuestros hijos ya no vivirán una niñez como la retratada en estas páginas. ¡Cuánto hemos perdido!
Para terminar, unas perlas de esta historia:
· “Había descubierto, sin darse cuenta, uno de los principios fundamentales de la conducta humana, a saber: que para que alguien, hombre o muchacho, anhele alguna cosa, sólo es necesario, hacerla difícil de conseguir”.
· “Ocurre a menudo que cuanto menos justificada está una costumbre tradicional, más trabajo cuesta desarraigarla”.
· “El elástico corazón juvenil no puede estar mucho tiempo deprimido”.
· “Las verdades acerca de nosotros mismos, dejan siempre mal sabor de boca”.
· “Hizo un nuevo descubrimiento, a saber: que comprometerse a no hacer una cosa es el procedimiento más seguro para que se desee hacer precisamente aquello”.
· “Tom vacilo y parecía abochornado. –Dilo, muchacho…, y no tengas escrúpulos. La verdad es siempre digna de respeto”.