domingo, 14 de febrero de 2016

La máquina del tiempo

     Una obra fundante de la ciencia ficción, escrita por H.G. Wells. Novela inteligente, profunda y muy entretenida. Ni siquiera sabemos el nombre del protagonista, al que conocemos como "el crononauta" y aún así terminamos sintiendo una gran empatía con él.

       La historia se ubica en la época de... es difícil decirlo, porque si bien el origen de la historia es contemporánea al tiempo en que se escribió (finales del siglo XIX), la mayor parte de la historia narra acontecimientos del año 803,701 

       El diálogo inicial entre el crononauta y los invitados a su casa/laboratorio reviste un interés especial para cualquier lector: una explicación clara, completa, pero muy sencilla de las tres dimensiones espaciales y la necesidad de una cuarta dimensión: el tiempo. Y sin embargo, esta página es la única referencia científica de la novela, cuestión que la hace muy digerible para todo lector, lo cual es una de las diferencias básicas de la obra de Wells frente a la literatura de otro gigante de la ciencia ficción: Julio Verne, quien, en su afán de darle sustento a sus historias, pasa no pocos párrafos de sus novelas describiendo los fundamentos científicos de los inventos o circunstancias de la historia. En H.G. no encontramos esa exhaustividad, por el contrario, explica lo exclusivamente necesario para sustentar su historia y pasa a narrarla.

         El crononauta ha diseñado una máquina que le permite viajar en el tiempo y al comentar su invención con un grupo de intelectuales, amigos suyos. Ante su escepticismo, promete demostrar su funcionamiento. Al llegar el día de la demostración prometida, y habiendo invitado a un número mayor de testigos, quedan todos esperando su llegada, llegada que parece, no sucederá.

     De pronto llega, el crononauta sucio y con la cara descompuesta, después de recuperarse, empieza a contarles su historia: acaba de regresar de un viaje al año 803,701.

      Ha pasado tanto tiempo, que los seres humanos evolucionaron en dos nuevas especies: los "Elois" y los "Morlocks". 

       Los "Elois" pequeños, lampiños y con una notoria falta de ingenio e inteligencia, sin embargo, amables y pacíficos, viven en la superficie de un mundo limpio y sin tecnología visible, pero donde aún quedan antiguas ruinas de una pasada civilización.

        Los "Morlocks", albinos con grandes ojos sin párpados, viven en la galerías subterráneas en una eterna oscuridad en donde parecen utilizar maquinaria, aunque de cierto nunca se sabe, pues su mundo permanece en tinieblas. Pero a diferencia de los "Elois", son carnívoros y según cree el crononauta se alimentan cazando a los "Elois".

        La historia es una crítica a la sociedad mercantilista de finales del siglo XIX. Con elocuencia, Wells muestra las consecuencias en la sociedad humana si la situación social continuara: obreros viviendo infrahumanamente dentro de fábricas y minas y una clase alta disfrutando del trabajo de los otros. La situación de falta de esfuerzo en el mundo de la superficie inutilizaría a los humanos, convirtiéndolos en los "Elois".

      Por otro lado, constantemente, debido a los enormes cambios físicos y psicológicos de ambos, el crononauta se pregunta si unos y otros serían todavía humanos y se enfrenta al conflicto ético de tratar a los "Elois" como humanos o como mascotas y si matar a los "Morlocks" para sobrevivir sería moralmente aceptable.

       ¿Podría darse una relación de amor entre el crononauta y "wena", una "Elois" que salva de morir ahogada y que lo sigue a todos lados como agradecimiento?, ¿tendrá un futuro nuestra civilización si seguimos como hasta ahora? Es el tema fundamental de la obra.

         Excelente lectura y excelente tema de reflexión, encerrada en una historia bien escrita. Le doy 5 estrellas sobre 5.

Lo bueno: la forma atractiva en la que el autor presenta el tema del viaje en el tiempo y el ejercicio imaginativo de un mundo futuro.

Lo malo: es una novela de desenlace abierto y no tienes manera de saber cómo concluye la historia, lo cual puede ser frustrante.

Lo feo: la perspectiva pesimista del futuro de la humanidad que retrata el autor en esta historia, en dónde el humano, deja de existir o existe con una humanidad casi diluída.

      Unas perlas de esta obra:

         "No pretendo que acepteis lo que digo sin cuestionar nada. Pero creo que tras oír mis argumentos coincidireis conmigo".

         "Es un error hacer las cosas sin que parezca que cuestan esfuerzo".

         "La fuerza surge de la necesidad; la seguridad tiene como premio la debilidad".

          "El hombre se había conformado con vivir de forma relajada y placentera a costa del esfuerzo de sus congéneres, usando la necesidad como excusa; y esa misma necesidad lo había castigado".

          "No hay inteligencia donde no hay cambio ni necesidad del mismo. Solo aquellos animales que tienen que enfrentar una amplia variedad de necesidades y peligros la desarrollan".

viernes, 12 de febrero de 2016

Cien años de soledad

             No lo creía, pensaba que sería una exageración de lectores fanáticos de los libros de Gabriel García Márquez, tantos comentarios que ponderan a “Cien años de soledad” que llega un momento que llegas a pensar que es un “libro de culto” sobreestimado por sus seguidores. Y no es así, al menos en mi  opinión muy personal, este libro es una catedral de la literatura.

                Macondo, un lugar distópico del Caribe Colombiano, en donde la realidad y la magia se confunden de manera enigmática, donde los vivos conviven con los muertos, las doncellas ascienden al cielo y los amigos resucitan una y otra vez. Parecería que el pueblo está a medio camino de la vida y de la muerte y sus habitantes pueden pasearse a voluntad por ambos mundos.

                La novela nos detalla la historia de la fundación del pueblo, realizada por un grupo de peregrinos encabezados por José Arcadio Buendía, quien se establece en Macondo junto a su esposa Úrsula y sus hijos José Arcadio, Aureliano y Amaranta. El libro nos relatará la centenaria historia de dicha familia pasando años de trabajo, de guerra, de auge económico, de crisis y finalmente de decadencia y de ocaso del pueblo. Literalmente, recorremos cien años de historias de la mano de estos personajes que parecerían inmortales por su enorme carga de años, encontraremos a la matrona Úrsula, totalmente lúcida cuando ya ha sobrepasado los 100 años y a un Coronel Aureliano Buendía, que una y otra vez se salva de una muerte segura; así como ellos, una multitud de personajes que terminan amontonándose en la historia, simplemente porque no mueren, el momento de mayor esplendor de Macondo coincide con el momento en el que la familia Buendía es más numerosa, y la debacle inicia cuando los miembros empiezan a fallecer.

                García Márquez esconde dentro de su obra algunos guiños a obras literarias de amigos suyos: Cuando José Arcadio Segundo es detenido junto a “Lorenzo Gavilán, un coronel de la revolución mexicana, exiliado en Macondo, que decía haber sido testigo del heroísmo de su compadre Artemio Cruz” personajes de la novela “La muerte de Artemio Cruz” del mexicano Carlos Fuentes y casi al final de la obra, uno de los amigos de Aureliano, Gabriel, se marcha a París y Aureliano lo imagina en un “cuarto oloroso a espuma de coliflores hervidos donde había de morir Rocamadour” en inequívoca referencia a uno de las escenas más estrujantes del libro “Rayuela” del argentino Julio Cortázar.   

                Una característica propia de la novela es la cantidad de repeticiones del nombre de Jose Arcadio, y Aureliano (hay cinco José Arcadios en la novela y 20 Aurelianos), llega un momento en el que te confundes, porque no se sabe de qué José Arcadio se está hablando, y en cierto sentido, es una sensación que te remite al curioso sentimiento de extravío y confusión que te causan las familias numerosas, en donde el barullo y la mezcla de nombres e ideas es muy común. Esta complejidad te obliga tarde o temprano a recurrir a los variados árboles genealógicos de la obra que están disponibles en la red para no perderte en el entramado de Arcadios y Aurelianos que se desgranan en las 7 generaciones de la familia Buendía.

                Pero esas son nimiedades en comparación con los temas fundamentales de la obra:

                LA CREACIÓN: Aunque el arranque de la historia de la imaginaria Macondo pudiera fijarse en algún momento de los siglos XVIII o XIX, subsiste la idea de antigüedad, de génesis del mundo, como si José Arcadio y Úrsula fueran otros Adán y Eva; bajo esta óptica, Macondo se convierte en el mundo, y los cien años del relato en un símil de la historia humana entera, en la que los hombres no morían, hasta que empezó la guerra.  Convirtiéndose, ahora sí, en un arquetipo que relata la naturaleza humana, con todas sus posibilidades y todas sus limitaciones.

                LA SOLEDAD: Es irónico, en una historia con tantos nombres y tantos años en su haber, el hilo conductor es la imposibilidad de los personajes por crear un relación estable. Existe una incapacidad de amar en ellos, ante la cual se impacta cualquier hombre o mujer que pretende iniciar una relación con ellos: inmediatamente es rechazado o, si es aceptado, entra en el aislado círculo, en donde poco a poco se va secando como ser humano, hasta quedar sumergido en la compañía de soledades incompartidas de esa familia. No en vano el título del libro.

                LA SUCESIÓN DE CICLOS: La misma Úrsula lo percibe muy pronto en la obra, parecería que la historia de los Buendía, es una sucesión eterna de ciclos que van y vienen: la repetición de nombres, de temperamentos, de acciones y de consecuencias, parecen no tener fin, de igual manera, parecen no dejar huella en los personajes, que continúan cometiendo los mismos errores, ¿quizá igual que los hombres en la historia del mundo?

                LA FATALIDAD: La trama de la novela parece avanzar de manera natural, sin presiones del autor y con desenlaces nada forzados, como si la historia por sí misma llevara una carga fatalista que la obliga irreductiblemente al final propuesto, en el momento de tu lectura en la que te das cuenta de eso, sientes como si entraras a un tobogán, en el que, conforme vas leyendo te vas dirigiendo, juntamente con los personajes, al desenlace trágico de la historia.

                No pude dejar de sentir una onda relación entre Macondo con otro pueblo de la literatura latinoamericana: Comala, de la novela “Pedro Páramo” del mexicano Juan Rulfo; Macondo y Comala parecen un juego de trasposición de sus mismas letras. El mismo García Márquez confesaba la profunda impresión que la obra de Rulfo imprimió en él, y me gusta pensar que en su Macondo, Gabo quiso retratar la misma decadencia que Rulfo retrata en Comala, incluyendo los espectros que resultan familiares en ambos, con una gran diferencia: la obra del mexicano, sólo retrata el resultado final del pueblo, en García Márquez se nos presenta todo el devenir del pueblo desde su creación hasta su muerte, con todo su proceso autodestructivo. Una diferencia más, el protagonista mexicano, Pedro Páramo, no sale de la memoria de Comala, “Pedro Páramo es un rencor vivo”; mientras que el Coronel Aureliano Buendía, llega a convertirse con el tiempo en una leyenda que no se recuerda y no se cree.

                Sin duda, estamos frente a un antes y un después de la literatura, no solo latinoamericana, sino universal, por ello le doy 5 estrellas de 5.

·         Lo bueno: la enorme belleza de la historia y la impresionante sensación de desasosiego ante la pérdida de un pueblo con la magia de Macondo y de los Buendía.

·         Lo malo: Una obra que requiere madurez lectora para desentrañar sus sentido íntimo y no quedarse únicamente con historias de guerras, incestos y amores perdidos.

·         Lo feo: Que nuestro pueblo mexicano no se haya encontrado masivamente con esta joya de la literatura universal, tan cercana a su lengua y cultura.

Algunas perlas de este libro:

·          “Agobiada por el peso insoportable de su propia obstinación, Amaranta se encerró en el dormitorio a llorar su soledad hasta la muerte”.

·         “Extraviado en la soledad de su propio poder, empezó a perder el rumbo”.

·         “El mejor amigo, solía decir entonces, es el que acaba de morir”.

·         “No imaginaba que era más fácil empezar una guerra que terminarla”.

·         “Hizo entonces un último esfuerzo para buscar en su corazón el sitio donde se le habían podrido los afectos, y no pudo encontrarlo”.

·         “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”.

·         “Aquel hijo por quien ella habría dado la vida era simplemente un hombre incapacitado para el amor”.

·         “Un minuto de reconciliación tiene más mérito que toda una vida de amistad”.

·         “No entendía que hubiera necesitado tantas palabras para explicar lo que se sentía en la guerra, si con una sola bastaba: miedo”.

·         “El tiempo no pasaba, como ella lo acaba de admitir, sino que daba vueltas en redondo”.

·         “Aureliano y Fernanda no compartieron la soledad, sino que siguieron viviendo cada uno en la suya”.

martes, 2 de febrero de 2016

365 días para conocer la historia de México.

                Entonces, ¿nada de lo que nos han ensañado de historia es cierto?, fue la pregunta que me hizo mi hijo mayor cuando le platiqué algunas de las cosas que aprendí en este libro. Tengo que confesar que para mí también fue un descubrimiento, y una sensación muy parecida a la de mi hijo me asaltó al leer estas páginas, ¡pero dichoso el libro que ocasiona estos sentimientos!

                No sabía de la historia según la cual Zapata fue protegido por el santo de su devoción en una batalla que prácticamente tenía perdida, como Francisco I. Madero era un total creyente del espiritismo, que Carranza y Obregón eran acérrimos enemigos de Villa y Zapata, que la conquista de México se logró más por la epidemia de viruela que trajeron los españoles que por las fuerzas de Cortés. Y como estos, existen muchos detalles de nuestra historia que permanecen escondidos, esperando que alguien los tome y cree una gran historia con ellos. Alejandro Rosas escribió este libro pensando en presentar la historia sencilla, divertida, interesante y breve, todas excelentes cualidades para una obra de difusión histórica.

                El esquema es sencillo: 365 pequeños relatos de diversas etapas de la historia de México que permiten leer sin cansarse, leyendo solamente una página, a manera de los calendarios que hace algunos años contenían en el reverso de sus hojas historias o datos interesantes; de esta manera, el lector va recorriendo durante un año la historia de México casi sin esfuerzo.

                Por supuesto que no abordé este libro de esa manera, sino como lectura continuada durante los pasados días. Debo confesar que no es la mejor manera de leerlo: está escrito para leerse una página al día y así debe leerse, haberlo leído de corrido no me permitió formar un contexto de mi lectura, porque cada página es totalmente independiente: me encontraba leyendo una historia de la Revolución Mexicana y al pasar la  página ya estaba leyendo la historia de una batalla de resistencia de los indígenas de la península de Yucatán frente a los conquistadores españoles, repito, así no tienes manera de identificar contextos en tu lectura. Sin embargo, eso fue ocasionado por la forma de lectura que decidí llevar, totalmente diferente a la que se recomienda por parte del autor.

                Lo anterior no resta valor a esta obra, la cual considero una magnífica aproximación a la historia sin importar el grado de conocimiento que se tenga de la misma. Lo más valioso de este libro, creo yo, es que desmitifica a los héroes nacionales, presentándolos como verdaderos seres humanos con fallas, aciertos, pasiones y no siempre impecables.

                Esta obra, me hizo descubrir el valor del periodo colonial. México (en mala hora) ha querido enterrar esa etapa de la historia como si fuera ignominiosa y abyecta, sin embargo, es una etapa vital para nuestra nación, se nos olvida que no somos indígenas, (muchos parece que quisieran serlo exclusivamente), el mexicano es indígena, pero también español, también árabe, y judío, y negro, las cinco raíces del mestizaje mexicano subsisten en nosotros.

                ¿Historia oficial, historia real? El mismo autor lo aclara: la historia ha sido sistemáticamente utilizada por cada gobierno en turno, no como ciencia que nos permita conocernos a nosotros mismos, sino como herramienta de adoctrinamiento social con la cual legitimarse, utilizando un enfoque maniqueo, que sataniza a los adversarios y santifica a los héroes de la corriente a la que pertenece. Lo anterior ocasiona que una misma figura histórica sea al mismo tiempo odiada y amada, de manera que sea fuente de eternas divisiones entre los mexicanos; entre todos, la figura paradigmática de esta situación es sin duda Porfirio Díaz. Ante esta circunstancia, la clave es: “La historia no se debe creer, la historia se debe cuestionar”.

                Con todo, es una lectura más que interesante, útil y divertida, le doy 4 estrellas sobre 5.

                Lo bueno: La manera tan desenfadada de presentarnos la historia, fuera de prosopopeyas, expresiones nacionalistas y romanticonas.

                Lo malo: Tal vez por la cantidad de información que se tiene, se dio mucho realce al período revolucionario, me gustaría ver más material del periodo de 1810-1990 y por supuesto, la colonia.

                Lo feo:  La forma en la que decidí leerlo, es mejor disfrutar la anécdota día por día.

Algunas perlas de esta obra:

·         “La combinación no podía ser más peligrosa: un pueblo que abdica de sus derechos unido al hombre que, ensoberbecido, ocupa el poder”.

·         “Ante las enérgicas palabras del presidente Madero: ´es usted un traidor´, Blanquet bajó la mirada y sólo respondió: ´es usted mi prisionero´”

·         “A diferencia de los movimientos de independencia en otros territorios de América Española, el de México tuvo una característica peculiar: fue encabezado por sacerdotes que se convirtieron en caudillos”.

·         “San Juan de Ulúa, en Veracruz, no podía compararse con el infierno, porque lo era”.

·         “Aunque la leyenda establecía que debían ser electos por el voto popular y su poder provenía del mandato de los ciudadanos, buena parte de los gobernadores creían descender de una casta divina y como reyes actuaban”.

·         “Como para olvidarse, su famosa victoria en El Álamo, toda una carnicería, de la que un oficial mexicano escribió: ´otra victoria como esta y nos lleva el diablo´”

·         “En la educación de nosotros falta lo esencial: principios sólidos para la vida, educación interior, que es la que hace a los hombres grandes”.

·         “Sé que me van a matar, pero también que mi muerte hará más por la causa democrática que todas las gestiones de mi vida, porque la sangre de los mártires fecundiza las grandes causas”.

·          “Eran otros tiempos. Tiempos en que la palabra empeñada, el honor y la convicción eran las mejores prendas de los mexicanos. Tiempos en que los hombres, como señaló en alguna ocasión Antonio Caso, ´parecían gigantes´”.