martes, 2 de febrero de 2016

365 días para conocer la historia de México.

                Entonces, ¿nada de lo que nos han ensañado de historia es cierto?, fue la pregunta que me hizo mi hijo mayor cuando le platiqué algunas de las cosas que aprendí en este libro. Tengo que confesar que para mí también fue un descubrimiento, y una sensación muy parecida a la de mi hijo me asaltó al leer estas páginas, ¡pero dichoso el libro que ocasiona estos sentimientos!

                No sabía de la historia según la cual Zapata fue protegido por el santo de su devoción en una batalla que prácticamente tenía perdida, como Francisco I. Madero era un total creyente del espiritismo, que Carranza y Obregón eran acérrimos enemigos de Villa y Zapata, que la conquista de México se logró más por la epidemia de viruela que trajeron los españoles que por las fuerzas de Cortés. Y como estos, existen muchos detalles de nuestra historia que permanecen escondidos, esperando que alguien los tome y cree una gran historia con ellos. Alejandro Rosas escribió este libro pensando en presentar la historia sencilla, divertida, interesante y breve, todas excelentes cualidades para una obra de difusión histórica.

                El esquema es sencillo: 365 pequeños relatos de diversas etapas de la historia de México que permiten leer sin cansarse, leyendo solamente una página, a manera de los calendarios que hace algunos años contenían en el reverso de sus hojas historias o datos interesantes; de esta manera, el lector va recorriendo durante un año la historia de México casi sin esfuerzo.

                Por supuesto que no abordé este libro de esa manera, sino como lectura continuada durante los pasados días. Debo confesar que no es la mejor manera de leerlo: está escrito para leerse una página al día y así debe leerse, haberlo leído de corrido no me permitió formar un contexto de mi lectura, porque cada página es totalmente independiente: me encontraba leyendo una historia de la Revolución Mexicana y al pasar la  página ya estaba leyendo la historia de una batalla de resistencia de los indígenas de la península de Yucatán frente a los conquistadores españoles, repito, así no tienes manera de identificar contextos en tu lectura. Sin embargo, eso fue ocasionado por la forma de lectura que decidí llevar, totalmente diferente a la que se recomienda por parte del autor.

                Lo anterior no resta valor a esta obra, la cual considero una magnífica aproximación a la historia sin importar el grado de conocimiento que se tenga de la misma. Lo más valioso de este libro, creo yo, es que desmitifica a los héroes nacionales, presentándolos como verdaderos seres humanos con fallas, aciertos, pasiones y no siempre impecables.

                Esta obra, me hizo descubrir el valor del periodo colonial. México (en mala hora) ha querido enterrar esa etapa de la historia como si fuera ignominiosa y abyecta, sin embargo, es una etapa vital para nuestra nación, se nos olvida que no somos indígenas, (muchos parece que quisieran serlo exclusivamente), el mexicano es indígena, pero también español, también árabe, y judío, y negro, las cinco raíces del mestizaje mexicano subsisten en nosotros.

                ¿Historia oficial, historia real? El mismo autor lo aclara: la historia ha sido sistemáticamente utilizada por cada gobierno en turno, no como ciencia que nos permita conocernos a nosotros mismos, sino como herramienta de adoctrinamiento social con la cual legitimarse, utilizando un enfoque maniqueo, que sataniza a los adversarios y santifica a los héroes de la corriente a la que pertenece. Lo anterior ocasiona que una misma figura histórica sea al mismo tiempo odiada y amada, de manera que sea fuente de eternas divisiones entre los mexicanos; entre todos, la figura paradigmática de esta situación es sin duda Porfirio Díaz. Ante esta circunstancia, la clave es: “La historia no se debe creer, la historia se debe cuestionar”.

                Con todo, es una lectura más que interesante, útil y divertida, le doy 4 estrellas sobre 5.

                Lo bueno: La manera tan desenfadada de presentarnos la historia, fuera de prosopopeyas, expresiones nacionalistas y romanticonas.

                Lo malo: Tal vez por la cantidad de información que se tiene, se dio mucho realce al período revolucionario, me gustaría ver más material del periodo de 1810-1990 y por supuesto, la colonia.

                Lo feo:  La forma en la que decidí leerlo, es mejor disfrutar la anécdota día por día.

Algunas perlas de esta obra:

·         “La combinación no podía ser más peligrosa: un pueblo que abdica de sus derechos unido al hombre que, ensoberbecido, ocupa el poder”.

·         “Ante las enérgicas palabras del presidente Madero: ´es usted un traidor´, Blanquet bajó la mirada y sólo respondió: ´es usted mi prisionero´”

·         “A diferencia de los movimientos de independencia en otros territorios de América Española, el de México tuvo una característica peculiar: fue encabezado por sacerdotes que se convirtieron en caudillos”.

·         “San Juan de Ulúa, en Veracruz, no podía compararse con el infierno, porque lo era”.

·         “Aunque la leyenda establecía que debían ser electos por el voto popular y su poder provenía del mandato de los ciudadanos, buena parte de los gobernadores creían descender de una casta divina y como reyes actuaban”.

·         “Como para olvidarse, su famosa victoria en El Álamo, toda una carnicería, de la que un oficial mexicano escribió: ´otra victoria como esta y nos lleva el diablo´”

·         “En la educación de nosotros falta lo esencial: principios sólidos para la vida, educación interior, que es la que hace a los hombres grandes”.

·         “Sé que me van a matar, pero también que mi muerte hará más por la causa democrática que todas las gestiones de mi vida, porque la sangre de los mártires fecundiza las grandes causas”.

·          “Eran otros tiempos. Tiempos en que la palabra empeñada, el honor y la convicción eran las mejores prendas de los mexicanos. Tiempos en que los hombres, como señaló en alguna ocasión Antonio Caso, ´parecían gigantes´”.

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