sábado, 15 de noviembre de 2014

Cuentos de invierno

      Te encuentras en Venecia, viajando en una góndola y de pronto volteas hacia arriba y alcanzas a ver a la mujer más atractiva que has visto (u hombre, si eres mujer) mirando pensativa desde su ventana. Estas embelesado contemplando esa belleza cuando de pronto cierra la ventana y desaparece, al tiempo que desaparece tu esperanza de volverla a ver en tu vida.

           Ese sentimiento de desazón es el que te transmite este libro de Altamirano, “Cuentos de invierno” es una serie de cuatro cuentos que tienen como tema central el amor y las barreras que existen para que el amor sea correspondido:

            En “Julia”, el primer cuento, una pareja de hombres de trabajo encuentran a una hermosa joven escapando de su padrastro, y la refugian en una habitación del hotel en el que se hospedan. Uno de ellos, Julián, toma bajo su responsabilidad el socorro de esa joven, pues ha quedado prendado de su belleza; sin embargo, Julia se ha enamorado de su jefe, un Francés con negocios en México que está a punto de casarse y por lo tanto, no puede corresponderle. En un triángulo amoroso, parecido al de “Clemencia” se nos muestra los encuentros y desencuentros de la joven pareja, y cómo el orgullo y la fatalidad impiden al amor alojarse en ambos corazones al mismo tiempo.

            En “Antonia” el amor brota en el corazón juvenil del protagonista que narra en primera persona. Apenas él tiene 13 años y ella 15. En pleno descubrimiento de su sexualidad, dan entrada al cariño entre ellos, pero ella termina cediendo al cortejo de un militar de 30 años que llega al pueblo y abandona a nuestro héroe para irse con el militar a México D.F. 

         La historia promete continuar en un futuro, pero el autor nunca pudo concluirla, sin embargo, la unidad de la narración y su correcta conclusión, permiten leer este cuento a pesar de que esté trunca la historia.

            Toca el turno al cuento “Beatriz”, en el cual nuestro protagonista, al cumplir 15 años es enviado a estudiar a la Ciudad de México, y nos narra muy interesantemente la vida ordinaria de la sociedad en ese tiempo y la vida colegial que le ha tocado experimentar. Al año de su estancia le toca ser tutor de un chico nuevo en el colegio, en ese momento conoce a la madre de su nuevo compañero: “Beatriz” y siente que nuevamente se ha enamorado, ahora de una mujer experimentada y muy bella, que sin embargo está casada; eso y la diferencia de edades manifiesta, crea un obstáculo insalvable en una historia que igualmente no llega a un desenlace totalmente satisfactorio, pues es otro cuento no concluido. No obstante, el cuento es muy atractivo, ya que nos lleva de la mano repasando los sentimientos y esperanzas que tantos hemos tenido de niños, cuando nos enamoramos por primera vez de una mujer mucho mayor que nosotros, (ya sea una maestra, una vecina o una catequista) razón por la que es un amor imposible… pero no por eso menos dulce.

            Por último, el cuento con el que inicié esta reseña, “Atenea”: un hombre enfermizo decide viajar a Venecia para “quedarse a morir” ahí y en uno de sus paseos por la ciudad conoce a una hermosa joven, sin embargo no tiene ninguna posibilidad de entrar en contacto con ella para conocerla, una y otra vez regresa al mismo lugar pero no la vuelve a ver, por azares de la vida, entra en contacto con alguien que la conoce y puede empezar a relacionarse con ella, es una mujer bellísima e intelectual a más no poder, pero en pleno siglo XIX, ser una mujer intelectual es ser una mujer sola y fría. Nuestro amigo trata de llegar a su corazón y le escribe una carta en el que hace una descripción del amor como él lo ha conocido, tratando que por esta vía Atenea pueda encontrar a su vez el camino al amor. Igualmente la historia se trunca al final de la carta.

            Estos últimos tres cuentos, tocando el tema del amor desde diversos estados y situaciones, tienen un hilo conductor: las cuatro son historias en donde el protagonista es hombre. Lejos de pensar en una visión machista del fenómeno amoroso, más bien responde a que los cuentos tienen cierta carga autobiográfica, de tal manera que hemos podido viajar a las experiencias amorosas del autor en las diferentes etapas de su vida, no obstante, nadie puede saberlo con certeza, nos quedaremos con la duda y con la belleza de estas historias.

            Algunas perlas de este libro:

“En la primavera de la vida, hasta las espinas florecen y hasta las penas tienen un sabor de felicidad… Entonces hasta los días negros tienen un rayo de luz; es la esperanza”.

“No extrañe, usted, señora, nuestro asombro; pero esta aventura no tiene nada de común y menos lo tiene la persona de usted. Es usted la hermosa heroína de una novela”.

“Has amado alguna vez, hijo mío, y al declarar tu amor te han respondido ofreciéndote amistad? Si es así, te compadezco”.

“¡Se puede ser Don Juan muchas veces; pero Romeo…, sólo una!

“Yo me quedé abatido, y por la primera vez también comprendí lo que era ese horroroso desierto que se hace en derredor nuestro cuando se ausenta la mujer amada”.

¿Acaso el amor no es una enfermedad que se contrae en una sola mirada, al escuchar un acento, al estrechar una mano?

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