Nos hemos acostumbrado a ver la historia y la vida en términos de buenos y malos. En particular, siempre que pensamos en "los alemanes" durante la Segunda Guerra Mundial, viene a nuestra mente la imagen de los Nazis sanguinarios y egoistas y se nos olvida (o nunca nos habíamos enterado) que el pueblo alemán también sufrió durante la guerra.
De esto nos habla Markus Zusak en esta historia.
Debo aclarar que esta historia tiene ya su versión cinematográfica que, para mi gusto, se queda muy corta al contar esta historia. Sin duda el libro es mucho mejor.
Seguimos a Liesel, una chica de 13 años cuya madre la debe abandonar y dar en adopción para poder librarla de la persecución que el gobierno alemán ha emprendido en contra de su propio pueblo, sólo por no compartir las ideas del Fhürer.
La trama comienza con una imagen desgarradora: Liesel y su madre al pie de la vía nevada por donde viaja el tren a Munich, que los llevará finalmente a Himmelstrasse. A sus pies, yace el cuerpo del pequeño hermano, víctima de la neumonía antes de llegar al destino donde los dos hermanos empezarían una nueva vida. Es una pena que la película no explote correctamente esta escena (y no es la única) por eso es mejor leer el libro.
Adoptada por una pareja mayor constituída por un bonachón Hans Hubermann, pintor de brocha gorda que suele tocar el acordeón y su esposa Rosa, mujer recia y de un temperamento duro que se dedica a planchar ajeno para sobrevivir, ya que por la guerra, el trabajo de Hans ha escaseado.
En medio de un ambiente de miseria, Liesel aprenderá a comenzar de nuevo, asumiendo que no volverá a ver a su madre y a su pequeño hermano. De la mano de sus nuevos padres y de Rudy, su nuevo y mejor amigo, vive la pobreza y el temor de las clases pobres del pueblo alemán.
Sólo una cosa le servirá de bálsamo a nuestra heroína dentro de tanto infortunio: la lectura. Hans le enseñará a leer y pasará los aciagos días de la guerra devorando libros que no siempre han sido suyos, ya que los ha robado de varios lugares, en especial de la casa de la clienta más importante de su madre: la esposa del alcalde de la ciudad.
Un nuevo inquilino llega a la casa de los Humermann: Max, el hijo del hombre a quien Hans debe la vida desde la Primera Guerra Mundial, y a quien Hans ofreciò ayudarle en todo lo que necesitara en pago de la deuda que tenía con su padre... el problema, y muy grande, por cierto: el chico es judío.
Una historia de esperanza, en la que lo mejor y lo peor del ser humano se entremezclan: amor, intolerancia, odio, respeto a la palabra empeñada, temor, alegría y tristeza. Si viste la película, te has perdido de mucho, necesitas leer el libro y si no la has visto, con mayor razón necesitas leerlo... no te arrepentirás.
Una historia que cambiará nuestra opinión de los alemanes de la Segunda Guerra Mundial.
Algunas perlas de este libro:
"No importaban las veces que le habían dicho que la querían, no reconocía ninguna prueba de ello en su abandono".
"Creo que a los humanos les gusta contemplar la destrucción a pequeña escala. Castillos de arena, castillos de naipes, por ahí empiezan. Su gran don es la capacidad de superación".
"¿Cómo le regalas a alguien un pedazo de cielo?... memorìzalo y luego lo describes".
"Cuando todo estaba en silencio, subí al pasillo y la cortina del comedor estaba un poco descorrida... se veìa la calle. Miré sòlo unos segundos... había estrellas, me quemaron los ojos".
"El silencio no era quietud o calma, y desde luego no era paz".
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