lunes, 23 de noviembre de 2015

Amores

                Un buen amigo me dijo: no puede uno decirse lector, si no ha leído a los clásicos greco-romanos, y yo estoy de acuerdo, es por eso que en esta ocasión me adentré en la poesía lírica de Ovidio, poeta latino, nacido en 43 a.C. El libro leído es “Amores”, es un gran poema dividido en tres libros, bueno, inicialmente eran cinco libros, de los cuales sólo tres se conservaron, los otros dos, seguramente fueron parte del acervo de la gran biblioteca de Alejandría perdido para siempre.

                En este poema, Ovidio relata su historia de amor con una muchacha llamada Corina. Aunque no se puede asegurar que la tal Corina haya existido o sea la personificación de diferentes amores del poeta. Sea cual fuere la naturaleza de Corina, fue el pretexto perfecto para que el poeta nos dejara versos de gran lirismo y belleza, ¿de qué trata este libro?: del amor, del amor sensual entre hombre y mujer, tocando prácticamente todos los temas relacionados con el amor y la relación de pareja: el deseo, el erotismo, la violencia doméstica, el perdón, el adulterio (de hecho, en muchos momentos Ovidio menciona abiertamente que Corina es una mujer casada, a la cual él enamora), los celos, las promesas incumplidas, la coquetería, la disfunción eréctil (¡vaya usted a creer!), el desamor, el amor de la esposa, una vez dejada la juventud… todo el espectro de los sentimientos relacionados con la relación de pareja los podemos encontrar aquí.

                No olvidemos que Ovidio es un escritor precristiano, su religión abarca todo el panteón grecolatino: Júpiter, Mercurio, Minerva, Marte, pero sobre todo y ante todo: Venus y Cupido, los dioses del amor, de quien él, como buen poeta, se declara sacerdote. A los ojos de un lector cristiano, resulta llamativo leer oraciones devotas a Venus y a Eros, que podrían en momentos leerse como si de la Virgen y Cristo se tratara. Pero lo que hizo llegar mi sorpresa al máximo, fue encontrarme un momento específico del poema en el que de manera increíble me pareció estar leyendo la carta de San Pablo a los Romanos, a continuación reproduzco ambos textos que, me atrevo casi a llamar paralelos entre un autor gentil y uno cristiano:

 

“Si de algo aprovecha declarar las propias culpas;

Lo confieso y sigo como un loco aferrado a mis extravíos:

Los odio, y aun deseándolo, no puedo ser otro del que soy.

¡Qué pesado, soportar la carga que uno quisiera echar de los hombros!”

(Ovidio, Amores, Segundo libro IV)

 

“Puesto que no hago el bien que quiero,

Sino que obro el mal que no quiero,

¡Pobre de mí!,

¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?”

(San Pablo, Romanos 7, 19. 24)

            ¡El mismo tedio, la misma pesadez de ir en contra de la propia naturaleza que arrastra hacia lo que se reprueba! “Amores” se publica en el año 16 a.C. así que es probable que San Pablo, perteneciente al mundo helénico del primer siglo cristiano haya leído los versos de Ovidio y hayan causado un fuerte impacto en su pensamiento cristiano respecto a su lucha interior, de tal manera que al escribir a los Romanos haya tomado la ideas de Ovidio traduciéndolas en lenguaje cristiano, produciendo de esta manera, unas bellas “semillas del Verbo” que los cristianos romanos del primer siglo sabrían identificar y asumir. De cualquier manera, no dejó de ser impactante a los ojos de un cristiano del siglo XXI.

            En el final del primer libro, hace una gran apología del poema lírico, frente al poema épico o la prosa. El padre de Ovidio lo quería abogado y para tal efecto lo manda a estudiar retórica, sin embargo Ovidio, deshecha la discusión legal y política para abrazar la poesía, pues para Ovidio, usar la palabra para las discusiones banales es pérdida de tiempo, mientras que los poemas de Homero, Sófocles, Lucrecio y otros más, permanecerán para siempre… ¡y cuánta razón tenía! “Los poemas burlan las amenazas de la muerte”, escribe. Cerrando con una profecía que se cumple cada vez que un lector abre las páginas de este libro: “Así, cuando el fuego de la pira haya consumido mis restos, aún viviré, y será inmortal la parte mejor de mi existencia”.

            De singular interés resulta la postura de este romano frente al aborto: “Tamaña atrocidad ni la cometen los tigres en los antros de Armenia, ni la leona se atreve nunca a malograr sus partos, y lo ejecutan las tiernas jóvenes, aunque no impunemente, pues muchas veces paga con la vida la madre que destruye en el útero el fruto de su fecundidad”.

                Decía Carlos Fuentes que toda la literatura que podríamos escribir, ya la escribieron los clásicos: la tragedia y la comedia, la lírica y la épica, cualquier historia que quisiéramos escribir, no es otra cosa que la variación del original escrito por los griegos y los romanos. Ovidio es una prueba de ello.

                Valoración: cinco estrellas sobre cinco. Es un libro que todos deberíamos leer alguna vez en la vida.

                Lo bueno: La forma en la que el autor plasma la experiencia del amor que todos hemos gozado y sufrido.

                Lo malo: Retrata el amor antes de la experiencia cristiana, con toda la fiebre de un ser humano, pero sin la calidez del “cáritas”. Pero, ¡vamos!, es una obra de su tiempo.

                Lo feo: En muchos momentos se retrata la animalidad del amor erótico, que aún en lenguaje poético, resulta a veces chocante.

                Algunas perlas de este libro:

·         “Quiero que algún joven, herido por la misma flecha que yo llevo clavada, reconozca, leyéndome, las señales del fuego que le consume”.

·         “¿Qué es el sueño sino la fría imagen de la muerte?

·         “Ciñó mi cuello con sus brazos y estampó en mi cara mil besos que fueron mi perdición”.

·         “Por lo que he visto, sospecho cuánto me enajenarían los tesoros que velan tus vestidos transparentes”.

·         “Alta fue y graciosa, y alta y graciosa sigue siendo; tenía unos ojos provocadores, y todavía resplandecen como estrellas los ojos con que me burló tan a menudo su perfidia”.

·         “Recuerdo que ella juró poco ha por sus ojos y los míos, y sólo los míos han llorado”.

·         “Te amo; deseo odiarte, y siento que me es imposible, y entonces quisiera morir, pero junto contigo”.

viernes, 20 de noviembre de 2015

El Aleph

          Lo esperaba, como espera uno un viaje, con ilusión, ansias y grandes expectativas. En él, encontré momentos deliciosos y momentos, no puedo ocultarlo, de confusión. Sin duda, a Jorge Luis Borges no lo puedes leer de un tirón, es necesario rumiarlo, sacar el jugo a sus palabras y seguir pensándolo. El Aleph es, sin duda alguna, una de las mejores colecciones de cuentos escritas en español, y tan basta, que es como aquellas historias en las que sabes que no has podido capturar totalmente la idea en la primera vista que has tenido de ella y que sabes que tendrás que volver una y otra vez para aprehender cada vez un poco más de ella.

           Por supuesto que es necesario conocer un poco de la cultura argentina para captar muchas frases y referencias que tienen las historias de este libro, tal vez ahí radica un poco la pérdida que percibo de esta obra, aunque no pueda cuantificarla. Pero eso no es impedimento para disfrutar esta lectura.

           En su mayoría, relatos fantásticos, de manera especial, el primero de los cuentos: “El inmortal”: la descripción de la ciudad de los inmortales me recordó un sueño que yo había tenido hace mucho tiempo, con una construcción enorme y terrible, parecería que el autor había tenido el mismo sueño y que le causó la misma impresión que a mí; leerlo, fue una gran sacudida.

            Los cuentos de Borges, tienen la facilidad de conducirte por un camino en el que te dejas llevar tranquilamente y cuando menos te lo esperas, te da un giro que te cambia totalmente la perspectiva de la historia y de tu pensamiento. Lo más extraordinario, es que lo hace sin que apenas te des cuenta. La historia del “El muerto” tiene una vuelta de tuerca que te cambia la trama en dos renglones y te deja pasmado.

         En “Las dos muertes”, de una manera singular, Borges juega con las dimensiones espacio-tiempo y las realidades alternas en una historia que podría ser, en un primer momento, sencilla y que termina en una paradoja que la verdad me hizo volver a leerla de nuevo.

          “La casa de Asterión”, relatada en primera persona, te va construyendo una trama coherente en tu interior, y sólo al leer el epílogo, te das cuenta de la historia (tan conocida y excelente) que has estado leyendo, fue la historia que más me sorprendió.

          “Los teólogos”, muestra la forma tan absurda en la que los hombres tratamos nuestras aparentes diferencias y como las tomamos tan a pecho, de manera que nos enemistamos entre nosotros, no obstante ser, sin saberlo, dos caras de la misma moneds. Esta historia te hace replantear las relaciones que te has formado con quienes tienes diferencias, problemas o a quien de plano consideras tu enemigo.

           “Los dos reyes y los dos laberintos”, tiene toda la luminosidad de una fábula y la magia de un cuento de las mil y una noches; brevísimo, el más breve de la colección, hermoso y para quienes vivimos en clima desértico nos resulta muy familiar… y brutalmente real.

             El cuento que da nombre a toda la colección, “El Aleph”, cierra con broche de oro y creo yo, que es la descripción de la realidad en la que confluyen la mística y la realidad, la religión y la ciencia, un cuento que deslumbra desde cualquier ángulo que se vea, al religioso le dará mayor sentido de trascendencia, al científico le dará mayor percepción del universo. En cualquier caso es una joya.

            Los laberintos, las palabras, el pensamiento, los sueños, forman parte de la misma realidad en Borges, el autor nos invita a dar un vistazo a esta realidad y no dudo que nos quedaremos ahí cabilando por mucho tiempo.

              Calificación 4 estrellas sobre 5, y estoy seguro que esta calificación no es por el autor, sino por el lector que al no tener el bagaje necesario para entender del todo las imágenes y las ideas de este libro, quedo pendiente con una nueva lectura y al tiempo, estoy seguro que mejorará mi percepción de sus historias.

Lo bueno: Un verdadero viaje a lugares y momentos irreales y fantásticos.

Lo malo: Lo breve del libro, menos de 70 páginas que se van volando.

Lo feo:  No tener los antecedentes necesarios para poder captar la gran cantidad de referencias a la cultura árabe y argentina, que lo hacen difícil de entender a cabalidad.

Algunas perlas de este libro:

·         “Dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes”.

·         “Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real”.

·         “No hay placer más complejo que el pensamiento”.

·         “Las herejías que debemos temer son las que pueden confundirse con la ortodoxia”.

·         “Hay quien busca el amor de una mujer para olvidarse de ella, para no pensar más en ella”.

·         “Como todo poseedor de una biblioteca, Aureliano se sabía culpable de no conocerla hasta el fin”.

·         “El pecado más vil es precioso como la sangre que por él vertió Jesucristo”.

·         “Somos las sombras de un sueño”.

·         “Morir por una religión es más simple que vivirla con plenitud”.

·         “Sólo es incapaz de una culpa quien ya la cometió y ya se arrepintió”.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Conde de Montecristo

La venganza en su máxima expresión. El amor, la intriga, la traición, la desesperación, la muerte, la suerte, la esperanza, el odio y el perdón, se conjugan de manera magistral en esta obra de Alexandre Dumas. La historia creo que todos la conocemos, pero, al menos yo, la conocía mal, es el defecto de conocer una obra a través de adaptaciones a la televisión, teatro o cine: invariablemente la historia se simplifica a niveles a veces diluyentes, así me paso con esta novela.

                Edmundo Dantés es un joven con un gran futuro: Experiencia en la marina mercante francesa, querido y seguido por sus compañeros de trabajo, estimado por el dueño de la empresa en la que trabaja, a punto de recibir un ascenso como capitán del “Faraón”, el navío en el cual trabaja, enamorado y bien correspondido por una hermosa joven Catalana: Mercedes. Nada parecería indicar que pudiera nublarse el cielo de Edmundo, y sin embargo, así será.

                Motivados por la avaricia y la envidia, un compañero de Edmundo, un enamorado de Mercedes, y un amigo de la familia, se confabulan para crear una acusación falsa contra nuestro héroe, acusación que termina en la aprehensión y encarcelamiento de Edmundo el mismo día de su boda con Mercedes. Combinado con la presencia de un auxiliar de procurador ambicioso que, tratando de ocultar la participación de su padre en una conspiración para hacer regresar a Napoleón Bonaparte al gobierno después de su destierro en la isla de Elba, hunde aún más al joven, llevándolo a la prisión de “If” que sería su morada en los próximos 14 años.

                Envuelto en la lóbrega y húmeda oscuridad de su calabozo, Edmundo lucha por meses contra la locura y la desesperación, a la cual parece sucumbir, al extremo de decidir dejarse morir de hambre. Esta decisión por poco logra su cometido, de no ser porque la providencia hace que Edmundo encuentre a otro preso de If que, intentando cavar una salida al mar, llega sin querer a la celda de Edmundo. Empieza una relación entre el Abate Faria (el otro preso al que hemos hecho alusión) y Edmundo, esta relación terminará en un filial cariño, interrumpido sólo por la muerte del abate Faria, muerte que Edmundo aprovecha para tomar el lugar del cadáver de su maestro y amigo, logrando así escapar de esa prisión, no sin antes, llevar un mapa que según el abate Faria le llevará a un singular tesoro enterrado en la Isla Montecristo.

                Una vez libre, con la riqueza de la educación recibida del abate Faria a través de años de conocerse y con el mapa del tesoro recibido de éste, Edmundo sale en busca de la Isla Montecristo y de sus enormes riquezas ocultas.

                Lo más extraordinario de esta historia, es que hasta aquí ¡hemos llegado sólo a una cuarta parte de la novela! Al llegar a este punto, me di cuenta de lo mal que conocía esta historia. Como todo mundo, yo sabía que Edmundo regresa a París convertido en el Conde de Montecristo y que finalmente se venga de todos los que tuvieron que ver con su encarcelamiento. ¡Pero reducirlo a esto es perder tres cuartas partes de la historia! ¡nada puede ser tan simplista como eso! La maravilla de esta historia es encontrarse a un Edmundo, paciente, que con toda la sangre fría del mundo, teje durante diez años el plan de su venganza, esperando el momento idóneo para volver como el Conde de Montecristo. Pero no sólo es la historia de una venganza, es la historia de un hombre que se considera a sí mismo como instrumento de la Providencia divina, capaz de premiar a quien se comportó con nobleza ante su desgracia y de castigar a quienes la ocasionaron.

                Como todo clásico, es imposible ver la historia desde un solo punto de vista, sería necesario escribir un larguísimo tratado para desentrañar todas sus implicaciones, pero por sí misma la historia te atrapa. Si  “Ana Karenina” con sus más de 800 páginas me llevó dos meses concluirla, la lectura de las 1,200 páginas del Conde de Montecristo me llevó dos semanas, y es que esta lectura me obligó a leer mientras comía, mientras me alistaba para el trabajo, quedándome despierto hasta muy entrada la madrugada; tenía que saber más de esta historia, casi se convierte en una obsesión. Al final, la sensación de despedida de los personajes de esta historia, me transportó a la isla de Montecristo, viendo alejarse el barco del Conde. Esos personajes quedaran siempre grabados, como verdaderos amigos.

                Mi calificación sin duda alguna es cinco de cinco estrellas, la mejor novela que he leído este año… hasta ahora.

                Lo bueno: La descripción de las sensaciones y los sentimientos de los personajes, así como la evolución de los mismos a lo largo de la obra.
                Lo malo:  La sensación de vacío que te queda cuando has terminado de leerla. (Y ahora, ¿qué hago con mi vida?).
                Lo feo: Que por su extensión, muchos se han privado a lo largo del tiempo de leer esta obra monumental y esencial de la literatura.

                Mucho tiene que dar esta novela, aquí unas perlas de muestra:

·         “Nunca se está en paz con los que nos hacen un favor –Dijo Dantés -, porque aunque se pague el dinero, se debe la gratitud”.
·         “La dicha es como esos palacios de las islas encantadas, cuyas puertas guardan formidables dragones; preciso es combatir para conquistar”.
·         “La prisión en compañía es sólo media prisión”.
·         “Hay ideas que brotan del cerebro e ideas que brotan del corazón”.
·         “La civilización nos ha creado necesidades, vicios y falsos apetitos, cuya influencia llega tal vez a ahogar en nosotros los buenos instintos”.
·         “La culpa no era de Dantés, sino de la naturaleza, que haciendo tan limitado el poder del hombre, le ha puesto deseos infinitos”.
·         “¡Un hombre, un cristiano, ha muerto de hambre en medio de otros hombres que como él se creían cristianos!”

·         “Los peligros ignorados son justamente los que infunden mayor temor”.

martes, 3 de noviembre de 2015

"Luna nueva", "El jardinero", "El cartero del rey"

             No se me da mucho leer poesía, prefiero la prosa, ya sea en narrativa o en ensayo, la poesía no me es muy atractiva. Y el primer libro de poesías que leo es de Rabindranath Tagore, un escritor con una pluma que para mis ojos occidentales tiene mucho de exótica, claro, viene del país más lejano de México: La India; otra cultura, otra religión, otra historia y otra manera de ver el universo. Esta colección de poesías, cuentos y narraciones cortas, nos acerca a este mundo extraño y enigmático.

          “Luna nueva” es una colección de poesías en el que el tema fundamental es la relación entre hijos y padres, de manera especial, entre niños y madres, descubrimos un lenguaje común entre ellos dos, una especie de complicidad, los escuchamos dialogar poema tras poema, en ese idioma que sólo conocen ellos por la cercanía que tienen. Una colección que nos habla del amor, la ternura, la fugacidad de la niñez y la relación, a veces tan frágil que tenemos con los seres que más amamos. Los primeros poemas son tan entrañables que podrían leerse en clave mística, como la relación entre la Virgen y el niño Jesús, “Las razones del niño” parece hasta una reflexión propia de Navidad. “El Juez”, quizá sean las palabras de Dios Padre justificando a sus hijos, los hombres. Disculpen la alegoría, pero así lo veo. “Los barcos de papel”, es un poema que me regresó a la infancia: recuerdo este poema entre las lecturas del libro de Español y la impresión que causó en mí pensar en esa historia desde niño. Sin duda un bonito recuerdo.

                “El jardinero”, es otra colección de poesías con el tema fundamental de la relación entre el hombre y la naturaleza, y la manera en la que en esta relación, el ser humano se encuentra a sí mismo, y encuentra a los demás humanos, no en balde es la naturaleza la que ha dado ocasión a las más bellas analogías con los sentimientos, en especial el amor. Es impresionante la manera en que relata el diálogo inicial entre el servidor y la reina, la devoción que inspira al servidor la figura de la reina, es simplemente sublime, al punto que es imposible no remitirse a una imagen religiosa, prácticamente una oración.

                Después de estos dos libros de poemas, se incluye un libreto de obra teatral, “El cartero del rey”, se distingue porque establece los diálogos y las acciones de los diferentes personajes de la obra, es la historia de un  niño enfermizo que no puede dejar su lecho y que le encantaría salir y conocer el mundo, sin embargo, se debe limitar a ver pasar a las personas desde su cuarto y platicar con ellas. Conforme avanza la historia la salud del niño se deteriora y el sueño de recibir una carta del rey, carta que nunca termina de llegar, pero que parece inminente su arribo, se va haciendo cada vez más real sin dejarnos saber de cierto el desenlace de la obra.

                “Las piedras hambrientas” es un cuento, que me resultó un tanto pesado de leer por la cantidad de alegorías que maneja, se trata de la narración de un hombre en un viaje en tren, para pasar el rato con sus acompañantes, relato un tanto sombrío en el que debo confesar que me perdí varias veces, definitivamente lo mejor de Tagore es la poesía, porque en la narrativa es complejo y árido de leer.

                El libro remata con una serie de cuentos más cortos que retratan la vida en la Calcuta de los tiempos del autor, relatos que a veces resultan trágicos, cómo trágica era la vida de la India en esos tiempos, creo yo, desafortunadamente llegan a ser tan tristes las historias que terminas deprimido, ni hablar, a veces el reflejo de la vida real resulta más ensombrecedor que la misma ficción.

                Con todo, es un buen libro, aunque no para todos los gustos, considerando nuestro punto de vista occidental, podría resultar, árido, lento y deprimente.

Calificación personal: Una estrella sobre cinco.

Lo bueno: La experiencia de acercarse a un mundo místico, exótico y desconocido como el del pueblo hindú.

Lo malo: El libro, sobre todo las narraciones, tienen un ritmo leeeeeeento y cansón.

Lo feo: La imagen fatalista de un pueblo hindú condenado a la pobreza, la marginación y la resignación de este pueblo por su destino, destino que, gracias a Dios, parece no seguir en la vida real, gracias a la apuesta por la educación que ha realizado ese país en los últimas décadas

Algunas perlas de este libro:
 
·         “Pese a que poseía montones de oro y perlas, el niño vino a esta tierra como un mendigo. Tuvo sus razones para llegar con este disfraz. Pequeño, desnudo y suplicante, si simula una completa indigencia es para reclamar a su madre el inmenso tesoro de su ternura”.

·         “Di de él, Juez, lo que te plazca, pero yo conozco las faltas de mi niño. Si le amo no es porque sea bueno, sino porque es mi hijo”.

·         “En mi frágil esquife pretendo cruzar el mar de la ambición y llego a olvidar que también mi trabajo es sólo un juego”.

·         “No importa que mis cabellos empiecen a blanquear. Siempre seré tan joven y tan viejo como el más joven y el más viejo del pueblo”.

·         “No hallo reposo. Tengo sed de infinito. Mi alma languideciente, aspira a las misteriosas lejanías”.

·         “Cree en el amor, aunque sea una fuente de dolor. No cierres tu corazón”.

·         “Me deslumbras con tus risas para esconder tus lágrimas”.

·         “El amor no confesado es sagrado. Brilla como un diamante en la secreta sombra del corazón”.