No se me da mucho leer poesía, prefiero la prosa, ya sea en narrativa o en ensayo, la poesía no me es muy atractiva. Y el primer libro de poesías que leo es de Rabindranath Tagore, un escritor con una pluma que para mis ojos occidentales tiene mucho de exótica, claro, viene del país más lejano de México: La India; otra cultura, otra religión, otra historia y otra manera de ver el universo. Esta colección de poesías, cuentos y narraciones cortas, nos acerca a este mundo extraño y enigmático.
“Luna nueva” es una colección de poesías en el que el tema fundamental es la relación entre hijos y padres, de manera especial, entre niños y madres, descubrimos un lenguaje común entre ellos dos, una especie de complicidad, los escuchamos dialogar poema tras poema, en ese idioma que sólo conocen ellos por la cercanía que tienen. Una colección que nos habla del amor, la ternura, la fugacidad de la niñez y la relación, a veces tan frágil que tenemos con los seres que más amamos. Los primeros poemas son tan entrañables que podrían leerse en clave mística, como la relación entre la Virgen y el niño Jesús, “Las razones del niño” parece hasta una reflexión propia de Navidad. “El Juez”, quizá sean las palabras de Dios Padre justificando a sus hijos, los hombres. Disculpen la alegoría, pero así lo veo. “Los barcos de papel”, es un poema que me regresó a la infancia: recuerdo este poema entre las lecturas del libro de Español y la impresión que causó en mí pensar en esa historia desde niño. Sin duda un bonito recuerdo.
“El jardinero”, es otra colección de poesías con el tema fundamental de la relación entre el hombre y la naturaleza, y la manera en la que en esta relación, el ser humano se encuentra a sí mismo, y encuentra a los demás humanos, no en balde es la naturaleza la que ha dado ocasión a las más bellas analogías con los sentimientos, en especial el amor. Es impresionante la manera en que relata el diálogo inicial entre el servidor y la reina, la devoción que inspira al servidor la figura de la reina, es simplemente sublime, al punto que es imposible no remitirse a una imagen religiosa, prácticamente una oración.
Después de estos dos libros de poemas, se incluye un libreto de obra teatral, “El cartero del rey”, se distingue porque establece los diálogos y las acciones de los diferentes personajes de la obra, es la historia de un niño enfermizo que no puede dejar su lecho y que le encantaría salir y conocer el mundo, sin embargo, se debe limitar a ver pasar a las personas desde su cuarto y platicar con ellas. Conforme avanza la historia la salud del niño se deteriora y el sueño de recibir una carta del rey, carta que nunca termina de llegar, pero que parece inminente su arribo, se va haciendo cada vez más real sin dejarnos saber de cierto el desenlace de la obra.
“Las piedras hambrientas” es un cuento, que me resultó un tanto pesado de leer por la cantidad de alegorías que maneja, se trata de la narración de un hombre en un viaje en tren, para pasar el rato con sus acompañantes, relato un tanto sombrío en el que debo confesar que me perdí varias veces, definitivamente lo mejor de Tagore es la poesía, porque en la narrativa es complejo y árido de leer.
El libro remata con una serie de cuentos más cortos que retratan la vida en la Calcuta de los tiempos del autor, relatos que a veces resultan trágicos, cómo trágica era la vida de la India en esos tiempos, creo yo, desafortunadamente llegan a ser tan tristes las historias que terminas deprimido, ni hablar, a veces el reflejo de la vida real resulta más ensombrecedor que la misma ficción.
Con todo, es un buen libro, aunque no para todos los gustos, considerando nuestro punto de vista occidental, podría resultar, árido, lento y deprimente.
Calificación personal: Una estrella sobre cinco.
Lo bueno: La experiencia de acercarse a un mundo místico, exótico y desconocido como el del pueblo hindú.
Lo malo: El libro, sobre todo las narraciones, tienen un ritmo leeeeeeento y cansón.
Lo feo: La imagen fatalista de un pueblo hindú condenado a la pobreza, la marginación y la resignación de este pueblo por su destino, destino que, gracias a Dios, parece no seguir en la vida real, gracias a la apuesta por la educación que ha realizado ese país en los últimas décadas
Algunas perlas de este libro:
· “Pese a que poseía montones de oro y perlas, el niño vino a esta tierra como un mendigo. Tuvo sus razones para llegar con este disfraz. Pequeño, desnudo y suplicante, si simula una completa indigencia es para reclamar a su madre el inmenso tesoro de su ternura”.
· “Di de él, Juez, lo que te plazca, pero yo conozco las faltas de mi niño. Si le amo no es porque sea bueno, sino porque es mi hijo”.
· “En mi frágil esquife pretendo cruzar el mar de la ambición y llego a olvidar que también mi trabajo es sólo un juego”.
· “No importa que mis cabellos empiecen a blanquear. Siempre seré tan joven y tan viejo como el más joven y el más viejo del pueblo”.
· “No hallo reposo. Tengo sed de infinito. Mi alma languideciente, aspira a las misteriosas lejanías”.
· “Cree en el amor, aunque sea una fuente de dolor. No cierres tu corazón”.
· “Me deslumbras con tus risas para esconder tus lágrimas”.
· “El amor no confesado es sagrado. Brilla como un diamante en la secreta sombra del corazón”.
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