viernes, 20 de noviembre de 2015

El Aleph

          Lo esperaba, como espera uno un viaje, con ilusión, ansias y grandes expectativas. En él, encontré momentos deliciosos y momentos, no puedo ocultarlo, de confusión. Sin duda, a Jorge Luis Borges no lo puedes leer de un tirón, es necesario rumiarlo, sacar el jugo a sus palabras y seguir pensándolo. El Aleph es, sin duda alguna, una de las mejores colecciones de cuentos escritas en español, y tan basta, que es como aquellas historias en las que sabes que no has podido capturar totalmente la idea en la primera vista que has tenido de ella y que sabes que tendrás que volver una y otra vez para aprehender cada vez un poco más de ella.

           Por supuesto que es necesario conocer un poco de la cultura argentina para captar muchas frases y referencias que tienen las historias de este libro, tal vez ahí radica un poco la pérdida que percibo de esta obra, aunque no pueda cuantificarla. Pero eso no es impedimento para disfrutar esta lectura.

           En su mayoría, relatos fantásticos, de manera especial, el primero de los cuentos: “El inmortal”: la descripción de la ciudad de los inmortales me recordó un sueño que yo había tenido hace mucho tiempo, con una construcción enorme y terrible, parecería que el autor había tenido el mismo sueño y que le causó la misma impresión que a mí; leerlo, fue una gran sacudida.

            Los cuentos de Borges, tienen la facilidad de conducirte por un camino en el que te dejas llevar tranquilamente y cuando menos te lo esperas, te da un giro que te cambia totalmente la perspectiva de la historia y de tu pensamiento. Lo más extraordinario, es que lo hace sin que apenas te des cuenta. La historia del “El muerto” tiene una vuelta de tuerca que te cambia la trama en dos renglones y te deja pasmado.

         En “Las dos muertes”, de una manera singular, Borges juega con las dimensiones espacio-tiempo y las realidades alternas en una historia que podría ser, en un primer momento, sencilla y que termina en una paradoja que la verdad me hizo volver a leerla de nuevo.

          “La casa de Asterión”, relatada en primera persona, te va construyendo una trama coherente en tu interior, y sólo al leer el epílogo, te das cuenta de la historia (tan conocida y excelente) que has estado leyendo, fue la historia que más me sorprendió.

          “Los teólogos”, muestra la forma tan absurda en la que los hombres tratamos nuestras aparentes diferencias y como las tomamos tan a pecho, de manera que nos enemistamos entre nosotros, no obstante ser, sin saberlo, dos caras de la misma moneds. Esta historia te hace replantear las relaciones que te has formado con quienes tienes diferencias, problemas o a quien de plano consideras tu enemigo.

           “Los dos reyes y los dos laberintos”, tiene toda la luminosidad de una fábula y la magia de un cuento de las mil y una noches; brevísimo, el más breve de la colección, hermoso y para quienes vivimos en clima desértico nos resulta muy familiar… y brutalmente real.

             El cuento que da nombre a toda la colección, “El Aleph”, cierra con broche de oro y creo yo, que es la descripción de la realidad en la que confluyen la mística y la realidad, la religión y la ciencia, un cuento que deslumbra desde cualquier ángulo que se vea, al religioso le dará mayor sentido de trascendencia, al científico le dará mayor percepción del universo. En cualquier caso es una joya.

            Los laberintos, las palabras, el pensamiento, los sueños, forman parte de la misma realidad en Borges, el autor nos invita a dar un vistazo a esta realidad y no dudo que nos quedaremos ahí cabilando por mucho tiempo.

              Calificación 4 estrellas sobre 5, y estoy seguro que esta calificación no es por el autor, sino por el lector que al no tener el bagaje necesario para entender del todo las imágenes y las ideas de este libro, quedo pendiente con una nueva lectura y al tiempo, estoy seguro que mejorará mi percepción de sus historias.

Lo bueno: Un verdadero viaje a lugares y momentos irreales y fantásticos.

Lo malo: Lo breve del libro, menos de 70 páginas que se van volando.

Lo feo:  No tener los antecedentes necesarios para poder captar la gran cantidad de referencias a la cultura árabe y argentina, que lo hacen difícil de entender a cabalidad.

Algunas perlas de este libro:

·         “Dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes”.

·         “Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real”.

·         “No hay placer más complejo que el pensamiento”.

·         “Las herejías que debemos temer son las que pueden confundirse con la ortodoxia”.

·         “Hay quien busca el amor de una mujer para olvidarse de ella, para no pensar más en ella”.

·         “Como todo poseedor de una biblioteca, Aureliano se sabía culpable de no conocerla hasta el fin”.

·         “El pecado más vil es precioso como la sangre que por él vertió Jesucristo”.

·         “Somos las sombras de un sueño”.

·         “Morir por una religión es más simple que vivirla con plenitud”.

·         “Sólo es incapaz de una culpa quien ya la cometió y ya se arrepintió”.

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