Entre los autores mexicanos hay uno que no había tenido la oportunidad de leer, y que sin embargo es lectura obligada en secundarias y prepas del país, no sé, tal vez me tocaron profesores que no acostumbraban dejar lecturas a los alumnos, (no recuerdo que me hayan impuesto leer en la secundaria un solo libro), resultado: No conocía a Ignacio Manuel Altamirano.
Le toco vivir la segunda mitad del siglo XIX, le tocaron días aciagos de nuestra nación: La Revolución de Ayutla contra Santa Anna, la Guerra de Reforma y la Intervención francesa, en las cuales combatió a favor de la República, posteriormente se dedicó al periodismo, la política, la docencia y la escritura.
Hoy me ha tocado leer “El Zarco”. Una novela ambientada en Yautepec, Morelos en tiempos de la Guerra de Reforma, un momento difícil para el país: abundaban las hordas de bandidos que saqueaban pueblos enteros y aguardaban en los caminos para asaltar a los viajeros. Proliferaba grandemente el delito del secuestro y la extorsión, lo cual sembraba el terror entre todos los pobladores de los pueblos quienes, debido a la inseguridad, preferían mantenerse en casa desde las primeras horas de la tarde, ante la impotencia y complicidad de un gobierno que se encontraba infiltrado de bandidos a sueldo de los “plateados”, bandoleros que debían su nombre a la gran cantidad de joyas, adornos y accesorios del metal precioso que ostentaban orgullosos frente a una sociedad unida en el más profundo terror.
¡No, no me he equivocado yo al escribir ni tú al leer!, esta novela fue escrita en 1885-1888, no el año pasado; sin embargo, como habrás percibido, esta obra de 130 años de antigüedad rezuma una actualidad sorprendente.
El Gobierno Federal de Benito Juárez, desbordado por los problemas fundamentales de la defensa de la República, no tenía la capacidad de contener al crimen organizado (bueno en aquel entonces no se les llamaba así, a pesar de ser bandas de hasta 500 bandidos, todos con mejores caballos y armamento que el ejército… ¿dónde he oído eso?...) y las autoridades locales estaban a su suerte, de tal forma que ellos terminaban huyendo a la par de los habitantes cuando los criminales llegaban a un pueblo matando, robando los bienes y a las mujeres jóvenes.
Ignacio Manuel Altamirano, en esta novela nos presenta una sociedad dividida, representada en los tres principales personajes de la novela:
El Zarco.- El criminal sin conciencia, ambicioso y sediento de sangre y aventuras, sin ningún escrúpulo ni principio moral que lo detenga al momento de hacer sus más bajas fechorías, nunca aprendió (o quiso aprender) un oficio, abandonado al ocio, prefiere dedicarse a una vida que no le impone trabajos duros y sí un dinero fácil a costa de sus víctimas.
Manuelita.- La joven más hermosa del pueblo, hija de familia humilde pero de buenos principios, sólo cuenta con su madre, (que desesperada busca la manera de salir del lugar para refugiarse en la casa de su hermano en la Cd. De México, para alejar a su hija del peligro de permanecer ahí), Manuelita, pues, es cortejada por el herrero de un pueblo vecino, pero ella lo trata con desprecio, sintiéndolo poca cosa para ella, en realidad ella está enamorada de El Zarco, a quien ve como un hombre valeroso, aventurero, rico, a quien los más grandes hacendados rinden pleitesía, lo ve como la salida a esa vida de pobreza y de encierro al que estaría condenada si se queda con su madre o se casa con…
Nicolás.- El herrero, de quien ya hemos hablado, un indígena que a pesar de poseer la fisionomía propia de su pueblo, tiene la presencia altiva y viril de quien se sabe poseedor de una dignidad propia, no es rico, pero gracias a su trabajo honrado ha sabido formar un modesto pero honroso patrimonio. Dueño de un corazón de oro, amado por sus compañeros de trabajo y por los vecinos del pueblo debido a su valentía, honor y generosidad.
Si leemos la novela de una manera superficial, encontraremos una bonita historia de amor, sin embargo, Altamirano consideraba a la novela no como un pasatiempo de “espíritus ociosos”, sino que es necesario despojarla de sus disfraces para encontrar en el fondo de la misma el hecho histórico, el estudio moral, la doctrina política. De tal manera que podemos encontrar en la novela cierta analogía con la sociedad de su tiempo… y la actual.
En El Zarco, encontramos al crimen organizado, que avasalla, se siente seguro de su poder y sus influencias, dicta, norma, y dispone a su voluntad, toma lo que gusta con sólo desearlo.
En Manuela, se refleja la juventud y parte de la sociedad que ve a la delincuencia como una forma de salir de su postración, admira ese modo de vida, por el afán de aventuras, la riqueza fácil, el poder que ostenta, le rinde honores y le dedica sus pensamientos en narco-corridos, haciéndolos héroes del pueblo frente a un gobierno que no se preocupa de ellos.
En Nicolás vemos a la parte de la sociedad que llena de valentía rechaza el servilismo y de ninguna manera pretende rebajar su dignidad bajando la cabeza ante el altanero y opresor, es el hombre de trabajo honrado que, aunque pobre, se sabe más valioso que mil caudillos o forajidos.
La solución de Altamirano para el México de su tiempo es la misma que para el México de hoy: redescubrir nuestra dignidad, ser valientes, honrados, trabajadores, y no dejarnos arrostrar por la maldad por muy numerosa o avasalladora que pueda parecer.
Algunas perlas del libro:
“Te hemos enseñado a amar la honradez, no la figura ni el dinero; la figura se acaba con las enfermedades o con la edad y el dinero se va como vino; sólo la honradez es un tesoro que nunca se acaba”.
“La joven que ama, por ignorante que sea, aunque se la suponga salvaje, es siempre algo poetisa”.
“Para aquellas inmundas aves de rapiña no había más que el águila de la montaña, de pico y de garras de acero. Martín Sánchez era la indignación social hecha hombre”.
“Había estado embriagándose por mucho tiempo con el aroma letal de la flor venenosa y había dejado indiferente a su lado a la flor modesta y que podía darle la vida”.
“Vale más morir de una vez que sufrir las mil muertes que tienen los plagiados”.
Sin duda un libro que todos los mexicanos de bien deberíamos leer y releer, lo recomiendo para leerlo ya… es urgente.
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