domingo, 7 de septiembre de 2014

La región más transparente

Bueno, vamos al platillo fuerte.

El escritor mexicano Carlos Fuentes saltó a la fama cuando en 1958 se publicó su libro "La región más transparente", novela que hoy se ha convertido en uno de los clásicos de la literatura mexicana.

Con una capacidad sorprendente, Fuentes nos describe por primera vez la vida urbana del México de los años 50's: la Revolución Mexicana ha concluído y las instituciones emanadas de ella ya son una realidad en México, la nueva clase política hace su aparición y los cuadros del poder económico y político se han acomodado ya.

Con decepción, la sociedad se ha dado cuenta de que los políticos de la llamada "familia revolucionaria" han olvidado los principios de justicia social que enarbolaba la Revolución y se han acomodado en el poder aprovechando los beneficios que sus puestos les facilita, la Revolución, si mucho, ha servido para cambiar de manos el poder, y para que sea otra la clase beneficiada, pero no para traer justicia y democracia.

Con un amplio cuadro de personajes, cuyas historias van tejiendo el tapiz de la vida en el D.F. de los años cincuenta, el autor nos ofrece su pristina visión de la sociedad mexicana y los caminos de desarrollo que se presentan a la nación recién salida de la revuelta revolucionaria, a ver si ahora sí es el momento de que México encuentre su lugar en el mundo. 

Lamentablemente la trama de la historia no da muchas esperanzas a ese respecto... la historia se encargaría de darle la razón a Fuentes, sin embargo, las interrogantes y propuestas desarrolladas en la novela siguen vigentes y en espera de que alguna generación de mexicanos sea la que dé el salto esperado por todos.

De todos los personajes me sorprende Manuel Zamacona, un joven escritor (a quien yo identifico con Fuentes) que apenas está presente en unas pocas páginas del libro, pero la escena y los diálogos de su conversación con el poderoso Federico Robles en el jardín de la casa de este último, es lo mejor de la novela, simplemente me parece genial, pues Carlos Fuentes se siente en la libertad de hablar claramente de lo que piensa que es México y del camino de desarrollo que  debe recorrer, poniéndolo en la boca de Zamacona.

Un personaje que me intriga grandemente es el omnipresente Ixca Cienfuegos, aparece como observador permanente de la historia, no sabe uno si es un verdadero personaje de la novela o la personificación de los miedos y sueños de los personajes, no sabemos de pronto si es el narrador de la historia o si es el lector de la misma, quizá sea todo lo anterior, en ese sentido, todos seremos Ixca Cienfuegos.

Sin duda una gran novela que me ha permitido conocer más a fondo a mi país México y mis hermanos, los mexicanos.

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