No había leído a Shakespeare, debo decir que fue más divertido de lo que creí en un principio.
Al leer a este autor, debemos tener en mente que Shakespeare escribía teatro, de tal manera que nos encontraremos con una obra totalmente diferente a una novela:
No se utilizan las largas y exhaustivas descripciones de la novela, pues se supone que público está observando el escenario; el narrador omnipresente no existe, ya que los actores van desarrollando la trama en sus propios parlamentos; y sobre todo, encontramos la obra escrita en libreto, indicando lo que le corresponde decir y hacer a cada quien.
¿Por qué empezar a leer a Shakespeare por una obra no tan conocida? Bueno, la razón fue totalmente circunstancial: viene mañana una obra de teatro basada en esta historia y la voy a ver, de tal manera que quise "hacer mi tarea" antes de acudir al teatro, sólo por eso. Pasemos, pues, a la historia:
Un padre tiene dos hijas casaderas: Catalina y Blanca, ambas muy hermosas, pero de carácter muy distinto: mientras Catalina es agria, irrespetuosa e iracunda; Blanca es amable, sensible y discreta. Debido a su atractivo natural, Blanca está llena de pretendientes, sin embargo Bautista, su padre, ha decidido que no dará a Blanca en matrimonio, hasta que Catalina se haya casado, siendo que por su carácter, no hay joven que se interese en ella a pesar de su belleza.
Uno de los pretendientes de Blanca, Hortensio, consigue interesar a un amigo, Petruchio, para que conquiste a Catalina y la haga su esposa, a fin de poder tener tener el camino libre para cortejar a Blanca.
Petruchio se acerca a Bautista con la intención de pretender a su hija Catalina e inicia la batalla para conquistar su corazón y de pasada "domar" el carácter fiero de su dama... ¿cuál será la estrategia de Petruchio para domar a su fierecilla? De eso se trata esta obra.
Fueron sus diálogos inteligentes lo que encontré más atractivo de "La fierecilla domada". De manera especial el diálogo inicial entre Petruchio y Catalina, lleno de ingenio y buen gusto.
Sólo recordemos que estamos leyendo una obra que refleja los usos y costumbres de la Inglaterra isabelina del siglo XVI, si no lo consideramos así, el desenlace de la obra nos parecerá chocante y tal vez ofensivo para algunos.
Algunas perlas de esta obra:
"Lo que hace, en definitiva, rico al cuerpo, es el alma. Del mismo modo que el sol atraviesa las nubes más sombrías, así el honor muéstrase a través de los más pobres atavíos".
"Aquel cuya cabeza le da vueltas, cree que lo que gira es el mundo entero".
"Una mujer colérica es como un manantial removido, cenagoso, feo, turbio, desprovisto de toda belleza. Y mientras está de tal modo, nadie hay, por sediento que se halle, por deseoso de beber que se encuentre, que quiera remojar en él sus labios ni beber una sola gota".
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