Un clásico de la literarura universal: "Madame Bovary", de Gustav Flaubert.
Mil disculpas para quien sea fan incondicional de las 50 sombras de Grey, las más oscuras y las liberadas. Pero E.L. James no tiene nada que hacer frente al genio de Flaubert.
Esta novela relata la historia de la decadencia moral de Emma Bovary en búsqueda de la pasión y la sensualidad que no encuentra en su matrimonio y aunque relata la historia de su adulterio y de cómo eso la lleva no sólo a la degradación total, sino a la ruina de su familia, lo hace con un lenguaje exquisito, y con una narrativa increíble.
Corre el año 1856 y Flaubert había terminado la redacción de su novela que tendría que pasar por un proceso legal para poder editarse en una sociedad francesa que aunque influida por la Ilustración, veía con recelo ciertas lecturas que se pudieran considerar "insanas" o contra las buenas costumbres.
Sin embargo "Madame Bovary" pasó el proceso y pudo ser publicada en 1857.
Emma es una amante de la lectura romántica y como toda joven de su época sueña con un amor idílico y eterno. Con esa esperanza se casa con Carlos Bovary, un médico de provincia que le proveé con su trabajo una casa acomodada y una vida que, aunque con limitaciones, le permite un cierto aire aristócrata.
Poco a poco va descubriendo que su marido no entiende su forma de ver la vida (alimentada por sus lecturas) es un hombre gris, trabajador, sí, pero sin aires de mundo, ni capaz de alimentar la pasión de su matrimonio, ni tener las ambiciones que ella tiene, no obstante, le da una hija a la que le da el nombre de Berta.
En el abismo que empieza a formarse entre sus ilusiones y su realidad, Emma empieza a fantasear con otros hombres que se muestran como ella quisiera que fuera su marido: atrevidos, apasionados intelectuales y exitosos.
Pronto llega a permitir entrar a su mente y a su corazón a un estudiante prometedor y tímido de el pueblo. León, el joven impresionado por la belleza de Emma, se deja llevar por la simpatía mutua que no llega a más, debido a que debe abandonar el pueblo para seguir con sus estudios... pero el daño está hecho, Emma ha permitido la entrada a su corazón de alguien que no es su marido.
Una vez abierta la intimidad del corazón de Emma, era cuestión de que alguien se acercara y forzara un poco la entrada para establecerse como su amo y señor, ese fue Rodolfo, un hombre de mundo que se vio fascinado por la belleza e inocencia de Madame Bovary y supo seducirla hasta hacerla caer en sus brazos y mantener una relación adúltera por muchos meses.
Entre regalos para Rodolfo (que era un vividor) y cosas para el disfrute de su relación, Emma se endeuda con el prestamista del pueblo, pero no importa, no es mucho y su amor lo vale.
Llega a tal grado su locura por Rodolfo, que decide huir con él, pero Rodolfo incapaz de llevar su relaciòn a ese nivel de compromiso le escribe una carta despidiéndose y Emma entra en una crisis nerviosa que la mantendrá postrada por semanas ante los cuidados, desesperación y desvelos de su esposo que siente que se le va la vida de pensar en perder a la esposa que tanto ama.
Después de meses de recuperación, el esposo la envía a la ciudad para que se reanime con el viaje, ahí Emma se reencuentra con León, ahora abogado y todo un apuesto caballero, con quien ahora continúa siéndole infiel a su esposo.
Un sinnúmero de mentiras, excusas, deudas y engaños debe realizar Emma para justificar sus viajes semanales a la ciudad para verse con su amante, en el camino Emma ha perdido todo recato, comportándose de manera escandalosa en público y en privado, hasta que finalmente pierden su interés mutuo y se dejan, pero ahora Emma Bovary debe hacer frente a la inmensa deuda que ha adquirido y por la cuál la demandan y pretenden quitarle la casa donde vive con su esposo e hija.
Ante la inminente desgracia económica y la pérdida de su matrimonio, pide la ayuda de sus ex-amantes para conseguir el dinero, ayuda que amablemente le niegan y Emma no queda con más salida que el suicidio, toma cianuro y en medio de la notificación de embargo, Emma muere en brazos de su inconsolable esposo que, en la ruina y deshecho moralmente, muere unos meses después dejando a Berta, su hija a cargo de una tía que la envía como obrera a una fábrica textil.
¡Wow, que historia! La incapacidad de ajustar sus expectativas a su realidad, el pésimo manejo de sus fantasías, su peligroso romanticismo mal encauzado, fue llevando a Madame Bovary a la ruina moral y económica, arrastrando con ella a los seres que más la amaban.
Todo lo anterior lo logra expresar el autor sin ninguna palabra escandalosa. Una narración exquisita, como ya lo he dicho, que en ningún momento herirá a ninguna conciencia escrupulosa.
Algunas perlas de este libro:
"Aquella prohibición de verla se convertía para él, como en un derecho a amarla".
"Ella vendría dentro de un rato, encantadora, agitada, espiando tras ella las miradas que la seguían... con su vestido de volantes, sus gemelos de oro, sus impertinentes, sus finos botines, con toda clase de elegancias que él no había saboreado, y en la inegable seducción de la virtud que sucumbe". (Supera eso James)
"Ella oraba o, mejor dicho, se esforzaba por orar, con la esperanza que del cielo le bajara alguna resolución súbita; y para traer el auxilio divino se llenaba los ojos con los esplendores del tabernáculo, aspiraba el perfume de las azucenas blancas abiertas en los jarrones y prestaba oídos al silencio de la iglesia, que sólo servía para incrementar el tumulto de su corazón".
Sólo quien ha asistido a un entierro puede entender lo desgarrador del siguiente texto:
"...lanzó vigorosamente un buena palada; y la madera del féretro, golpeada por los guijarros, hizo ese ruido que se nos representa como el retumbar de la eternidad".
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