jueves, 31 de diciembre de 2015

El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha.

          Tiene fama de ser la más grande novela jamás escrita... y lo es. Todos deberíamos leer este libro al menos una vez en la vida y quienes tenemos el honor de hablar la lengua de Cervantes, debemos estar orgullosos de ella; no sólo por la calidad del español que nos presenta, sino por la enorme cantidad de enseñanzas útiles para la vida. Debería, junto con la Biblia, ser el libro de cabecera de todos.

           Esta es la novela de novelas, aquí encontramos todo: poesía, sonetos, romances, cuentos, comedia, simplemente todo. Cervantes crea el género de géneros, en el que todo tiene cabida. Es increíble la gran novedad que esto representa: Llega el punto en el que nos encontramos leyendo una historia que se cuenta dentro de otra historia que se cuenta en la historia del Quijote, ¡asombroso!

          Alonso Quijano, un hidalgo de la Mancha, a fuerza de tanto leer libros de caballería, pierde la razón y se lanza a la aventura de ser caballero andante. En un primer momento, lo hace sólo, luego regresa a su pueblo para volver a salir, ahora acompañado por un servidor: Sancho Panza, que será testigo de la locura y la sensatez del Caballero de la triste figura.

           Además de la archiconocida historia de los molinos de viento, que aparece muy pronto en el libro, encontramos un sinnúmero de aventuras muy interesantes, provechosas y hasta divertidas, como la noche que pasan ambos cerca de los mazos de batán. Esa escena es una de las más graciosas de la literatura universal. No pude aguantar las carcajadas.

          Don Quijote ha creado en su mente un mundo tan perfecto y honorable, que supera infinitamente la realidad: un simple mezón, es un castillo; un tendero, es el alcalde; una moza, una princesa y un grupo de meretrices, unas damas cortesanas. Los ojos de Don Quijote ven más allá de la realidad y descubren quizá aquello que está llamada a ser.

          El libro adquiere su mayor esplendor en la segunda parte (resulta que Cervantes escribe el libro del Quijote, y al tener gran éxito, otros autores lanzan versiones apócrifas de segundas partes; pues bien, Cervantes contraataca escribiendo la verdadera continuación de la historia, en este caso: genial).

      En la segunda parte, Don Quijote y su escudero son ya famosos, pues la novela de sus primeras andanzas ya se ha leído y conocido sus aventuras. Haciendo lo impensable: El Quijote se convierte en una novela consciente de ser novela y de ser leída. En cierto momento, Don Quijote visita una imprenta en la que se está imprimiendo un libro y pregunta ¿Qué libro están imprimiendo?, a lo que le contestan: "La segunda parte del libro 'El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha'". Descubriéndose a sí mismo como un personaje de su propia historia.

        Lo más relevante de la figura del Quijote es que su pensamiento es totalmente lúcido cuando trata cualquier tema, con una sensatez fuera de serie y digna de cualquier sabio; sin embargo, cuando trata temas de caballería, inmediatamente deja ver su locura y desatino.

         Finalmente, para evitar que nuevamente algún desconocido volviera a escribir una versión más, Cervantes decide que en la segunda parte Don Quijote muera; muere totalmente curado de su locura y dando gracias por la misericordia de Dios al permitirle curarse totalmente antes de morir.

        Sin duda, la mejor novela que he leído este año y en mi vida; mi novela favorita a partir de ahora.

Calificación: 5 estrellas de 5, la mejor de todas.

Lo bueno: Todo, en especial las chispas de sabiduría que en cada página se nos presentan.

Lo malo: La rapidez con la que pasan las 2,000 páginas (1,000 por la primera y 1,000 por la segunda parte), es enorme, pero a penas lo siente uno, se acaba muy rápido.

Lo feo: Que esta novela tenga el estigma de ser cansona y aburrida... ¡PARA NADA! Podría leerse por pequeñas partes, como la Biblia, sin necesidad de leerlo de jalón y también se lograría gran provecho de su lectura.

      Una muestra de la sabiduría de este libro:

"El verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso".

"Uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son".

"Has de saber, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro".

"Se breve en tus razonamientos, que ninguno es gustoso si es largo".

"El soldado luce mejor muerto en batalla que libre en la huída".

"Entre los extremos de cobarde y de temerario está el medio de la valentía".

miércoles, 30 de diciembre de 2015

"El laberinto del minotauro" de José Salvador Chávez

        Mitad hombre, mitad bestia, devoraba jóvenes en el laberinto que el rey Minos manda construir para esconder la vergonzosa realidad de tener un hijo monstruoso, debido a una perversión de su esposa Pasifae.

         Desde el día de su nacimiento, el minotauro, nombre que se le dio a este ser con cabeza de toro, torso y manos de hombre y patas de toro, fue motivo de afrenta para el Rey de Creta, Minos. Inmediatamente lo escondió de las miradas del mundo, en especial de su hija Ariadna que esperaba a su hermano con gran ilusión. El tiempo habría de confirmar la naturaleza monstruosa de este ser, pues empezó a gustar de la carne humana y era necesario alimentarlo.

       Para evitar que escapara y diezmara la ciudad, poniendo a la luz la naturaleza de un hijo del rey, Minos manda a llamar al inventor Dédalo para que construya el laberinto más inexpugnable posible, a fin de poner en el centro del mismo al minotauro.

        Por aquel tiempo, se celebraban en Atenas los juegos en honor a la diosa de la sabiduría, Androgeo, hijo de Minos, participó en ellos y fue tal su éxito que despertó la envidia de todos los atenienses, razón por la que finalmente asesinado por los hombres de esa ciudad. Ante el dolor de perder a su hijo, Minos, declara la guerra a los pueblos involucrados en los juegos en los que perdió la vida Androgeo y los vence. A pesar del triunfo obtenido  Minos, condena a los pueblos vencidos a enviar cada uno de manera alternada siete jóvenes y siete doncellas para servir como alimento para el Minotauro.

         Así están las cosas, cuando el hijo del rey de Atenas, Teseo es elegido para ir con otros trece jóvenes de Atenas para enfrentar el fatal destino. Al llegar a Creta se enamora de Ariadna, la hija de Minos y hermana del Minotauro, ella le corresponde y buscan juntos la manera de que Teseo pueda verse libre de las garras de la bestia. Ariadna pide consejo Dédalo, el constructor del laberinto, quien aconseja que Teseo entre al laberinto desenredando un hilo que sostendría Ariadna fuera del mismo para que no se extraviara buscando la salida, después de enfrentarse al Minotauro.

         Sin duda una historia cautivante, el libro es corto y puede leerse de corrido. Una narración que nos enseña el valor de la prudencia, la valentía y el honor.

Calificación: Tres estrellas sobre cinco, más por la versión que me tocó leer, que por la historia en sí misma que es fascinante.

 
Lo bueno: Redescubrir esta fantástica historia, la cual nadie debería desconocer.

Lo malo: Tratando de contarla en un lenguaje sencillo, la obra llega a ser banal y simplona.

Lo feo: La versión electrónica que adquirí, se come un capítulo completo que hace muy insatisfactoria la lectura.

 
No obstante, podemos encontrar una perlas muy bellas en este libro:

·         “Prefiero morir en el intento por salvar a los atenienses de esta calamidad y ser recordado por mi audacia, que llegar a convertirme en un rey arrepentido de no haberlo intentado y considerado como un cobarde por sus súbditos”.

·         “En Atenas practicamos la democracia y no existen favoritismos para nadie, mi señor. Fui sorteado como el resto de los jóvenes que estamos frente a ti y afrontaré mi destino”.

·         “Hijo, nunca debes darte por vencido aunque te encuentres en una situación difícil. Ante todo guarda la calma mientras te sea posible para poder pensar con claridad cómo resolver tu problema y no dudes en hacer el intento para superarlo”.

 

"El remedio del amor" de Ovidio

         “¡Qué manera tan hermosa de decir tonterías!” Tengo que decir que en varias partes de este libro, llegué a pensar esto. Es verdad: el pensamiento de la sociedad de Ovidio dista mucho de una sociedad cristiana a la que pertenecemos tú y yo, y tal vez por eso mismo lo disparatado de muchos pensamientos de esta obra. No obstante, muchos de los consejos de Ovidio, son universales y muy útiles a la hora de enfrentar los problemas que el amor y desamor acarrean. En “El remedio del amor”, Ovidio intenta presentar una serie de consejos y máximas para quien tiene un “problema de amores”, ya sea que ame y no sea correspondido, ya sea que esté en una relación que sabe que debe terminar; el caso es que ante el problema del amor, todos nos hemos encontrado perdidos más de una vez… y Ovidio quiere hacerla de nuestro guía en el camino.

         En su gran mayoría, el escrito se presenta en sentido negativo: “Cómo evitar el amor”, “cómo sacarse la flecha de cupido del corazón”; pero con gran facilidad puede convertirse el texto en su forma positiva: “Cómo alimentar el amor”, “cómo acrecentar el sentimiento mutuo”; visto de esta manera, es útil para quien quiere sondear su interior, tratando de encontrar nuevas razones para amar y alimentar la hoguera. Visto desde este ángulo, la lectura resulta muy satisfactoria.

           Con una visión precristiana del amor, Ovidio parece ver en el amor un elixir exquisito para el deleite de los sentidos corporales y espirituales, elixir que al dejar de ejercer su efecto embriagador, es mejor desechar y correr en sentido contrario. En efecto, es la imagen del amor “Eros” de los griegos, en contraposición del amor “cáritas” que más adelante los cristianos vendrían a desarrollar: más espiritual, más abnegado, más sacrificado.

           Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que en muchos sentidos los pensamientos relativos a la forma en que el amor crece, se desarrolla y muere según Ovidio son vigentes, después de todo, la naturaleza del hombre sigue siendo la misma. Basta con repasar algunos de sus consejos para darse cuenta de que tiene mucha razón y podrían pasar como proverbios del rey Salomón: “La amistad es un bálsamo que cicatriza profundas llagas”, “Con las memorias se renueva el amor”, “las riquezas, alientan el desenfreno de la lujuria”.

            Desafortunadamente, hay muchas citas de esta obra que en las que nunca podré estar de acuerdo, pero que están tan bien escritas que no pude evitar exclamar la frase con la que inicié este escrito.

         De cualquier manera Ovidio, no deja de ser una voz que es necesario escuchar, si del amor queremos aprender.

Calificación: dos estrellas de cinco.

Lo bueno: Lo bien escrito que está, no en balde Ovidio es un clásico.

Lo malo: La imagen tan limitada del amor, sin duda Ovidio es un hijo de su tiempo.

Lo feo: Dicha imagen limitada del amor, a veces llega a parecer mezquina. “El amor perdura largo tiempo alimentado por los celos, si quieres terminar con el amor, termina con la desconfianza”, (que lamentable frase).

No obstante hay varias perlas en este libro:

·         “Yo amé siempre, y si me preguntas mi actual ocupación, te diré que es la de amar”.

·         “La medicina es el arte de aprovechar el tiempo, el vino que se receta a su debido tiempo es saludable, y dañoso si se pierde la oportunidad”.

·         “Si te arrepientes cuando aún no has entregado del todo tu corazón, entonces será el momento de detener los primeros pasos”.

·         “Es un crimen aborrecer hoy a la que amabas ayer: tan rápidas mudanzas sólo convienen a caracteres violentos y atroces”.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Amores

                Un buen amigo me dijo: no puede uno decirse lector, si no ha leído a los clásicos greco-romanos, y yo estoy de acuerdo, es por eso que en esta ocasión me adentré en la poesía lírica de Ovidio, poeta latino, nacido en 43 a.C. El libro leído es “Amores”, es un gran poema dividido en tres libros, bueno, inicialmente eran cinco libros, de los cuales sólo tres se conservaron, los otros dos, seguramente fueron parte del acervo de la gran biblioteca de Alejandría perdido para siempre.

                En este poema, Ovidio relata su historia de amor con una muchacha llamada Corina. Aunque no se puede asegurar que la tal Corina haya existido o sea la personificación de diferentes amores del poeta. Sea cual fuere la naturaleza de Corina, fue el pretexto perfecto para que el poeta nos dejara versos de gran lirismo y belleza, ¿de qué trata este libro?: del amor, del amor sensual entre hombre y mujer, tocando prácticamente todos los temas relacionados con el amor y la relación de pareja: el deseo, el erotismo, la violencia doméstica, el perdón, el adulterio (de hecho, en muchos momentos Ovidio menciona abiertamente que Corina es una mujer casada, a la cual él enamora), los celos, las promesas incumplidas, la coquetería, la disfunción eréctil (¡vaya usted a creer!), el desamor, el amor de la esposa, una vez dejada la juventud… todo el espectro de los sentimientos relacionados con la relación de pareja los podemos encontrar aquí.

                No olvidemos que Ovidio es un escritor precristiano, su religión abarca todo el panteón grecolatino: Júpiter, Mercurio, Minerva, Marte, pero sobre todo y ante todo: Venus y Cupido, los dioses del amor, de quien él, como buen poeta, se declara sacerdote. A los ojos de un lector cristiano, resulta llamativo leer oraciones devotas a Venus y a Eros, que podrían en momentos leerse como si de la Virgen y Cristo se tratara. Pero lo que hizo llegar mi sorpresa al máximo, fue encontrarme un momento específico del poema en el que de manera increíble me pareció estar leyendo la carta de San Pablo a los Romanos, a continuación reproduzco ambos textos que, me atrevo casi a llamar paralelos entre un autor gentil y uno cristiano:

 

“Si de algo aprovecha declarar las propias culpas;

Lo confieso y sigo como un loco aferrado a mis extravíos:

Los odio, y aun deseándolo, no puedo ser otro del que soy.

¡Qué pesado, soportar la carga que uno quisiera echar de los hombros!”

(Ovidio, Amores, Segundo libro IV)

 

“Puesto que no hago el bien que quiero,

Sino que obro el mal que no quiero,

¡Pobre de mí!,

¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?”

(San Pablo, Romanos 7, 19. 24)

            ¡El mismo tedio, la misma pesadez de ir en contra de la propia naturaleza que arrastra hacia lo que se reprueba! “Amores” se publica en el año 16 a.C. así que es probable que San Pablo, perteneciente al mundo helénico del primer siglo cristiano haya leído los versos de Ovidio y hayan causado un fuerte impacto en su pensamiento cristiano respecto a su lucha interior, de tal manera que al escribir a los Romanos haya tomado la ideas de Ovidio traduciéndolas en lenguaje cristiano, produciendo de esta manera, unas bellas “semillas del Verbo” que los cristianos romanos del primer siglo sabrían identificar y asumir. De cualquier manera, no dejó de ser impactante a los ojos de un cristiano del siglo XXI.

            En el final del primer libro, hace una gran apología del poema lírico, frente al poema épico o la prosa. El padre de Ovidio lo quería abogado y para tal efecto lo manda a estudiar retórica, sin embargo Ovidio, deshecha la discusión legal y política para abrazar la poesía, pues para Ovidio, usar la palabra para las discusiones banales es pérdida de tiempo, mientras que los poemas de Homero, Sófocles, Lucrecio y otros más, permanecerán para siempre… ¡y cuánta razón tenía! “Los poemas burlan las amenazas de la muerte”, escribe. Cerrando con una profecía que se cumple cada vez que un lector abre las páginas de este libro: “Así, cuando el fuego de la pira haya consumido mis restos, aún viviré, y será inmortal la parte mejor de mi existencia”.

            De singular interés resulta la postura de este romano frente al aborto: “Tamaña atrocidad ni la cometen los tigres en los antros de Armenia, ni la leona se atreve nunca a malograr sus partos, y lo ejecutan las tiernas jóvenes, aunque no impunemente, pues muchas veces paga con la vida la madre que destruye en el útero el fruto de su fecundidad”.

                Decía Carlos Fuentes que toda la literatura que podríamos escribir, ya la escribieron los clásicos: la tragedia y la comedia, la lírica y la épica, cualquier historia que quisiéramos escribir, no es otra cosa que la variación del original escrito por los griegos y los romanos. Ovidio es una prueba de ello.

                Valoración: cinco estrellas sobre cinco. Es un libro que todos deberíamos leer alguna vez en la vida.

                Lo bueno: La forma en la que el autor plasma la experiencia del amor que todos hemos gozado y sufrido.

                Lo malo: Retrata el amor antes de la experiencia cristiana, con toda la fiebre de un ser humano, pero sin la calidez del “cáritas”. Pero, ¡vamos!, es una obra de su tiempo.

                Lo feo: En muchos momentos se retrata la animalidad del amor erótico, que aún en lenguaje poético, resulta a veces chocante.

                Algunas perlas de este libro:

·         “Quiero que algún joven, herido por la misma flecha que yo llevo clavada, reconozca, leyéndome, las señales del fuego que le consume”.

·         “¿Qué es el sueño sino la fría imagen de la muerte?

·         “Ciñó mi cuello con sus brazos y estampó en mi cara mil besos que fueron mi perdición”.

·         “Por lo que he visto, sospecho cuánto me enajenarían los tesoros que velan tus vestidos transparentes”.

·         “Alta fue y graciosa, y alta y graciosa sigue siendo; tenía unos ojos provocadores, y todavía resplandecen como estrellas los ojos con que me burló tan a menudo su perfidia”.

·         “Recuerdo que ella juró poco ha por sus ojos y los míos, y sólo los míos han llorado”.

·         “Te amo; deseo odiarte, y siento que me es imposible, y entonces quisiera morir, pero junto contigo”.

viernes, 20 de noviembre de 2015

El Aleph

          Lo esperaba, como espera uno un viaje, con ilusión, ansias y grandes expectativas. En él, encontré momentos deliciosos y momentos, no puedo ocultarlo, de confusión. Sin duda, a Jorge Luis Borges no lo puedes leer de un tirón, es necesario rumiarlo, sacar el jugo a sus palabras y seguir pensándolo. El Aleph es, sin duda alguna, una de las mejores colecciones de cuentos escritas en español, y tan basta, que es como aquellas historias en las que sabes que no has podido capturar totalmente la idea en la primera vista que has tenido de ella y que sabes que tendrás que volver una y otra vez para aprehender cada vez un poco más de ella.

           Por supuesto que es necesario conocer un poco de la cultura argentina para captar muchas frases y referencias que tienen las historias de este libro, tal vez ahí radica un poco la pérdida que percibo de esta obra, aunque no pueda cuantificarla. Pero eso no es impedimento para disfrutar esta lectura.

           En su mayoría, relatos fantásticos, de manera especial, el primero de los cuentos: “El inmortal”: la descripción de la ciudad de los inmortales me recordó un sueño que yo había tenido hace mucho tiempo, con una construcción enorme y terrible, parecería que el autor había tenido el mismo sueño y que le causó la misma impresión que a mí; leerlo, fue una gran sacudida.

            Los cuentos de Borges, tienen la facilidad de conducirte por un camino en el que te dejas llevar tranquilamente y cuando menos te lo esperas, te da un giro que te cambia totalmente la perspectiva de la historia y de tu pensamiento. Lo más extraordinario, es que lo hace sin que apenas te des cuenta. La historia del “El muerto” tiene una vuelta de tuerca que te cambia la trama en dos renglones y te deja pasmado.

         En “Las dos muertes”, de una manera singular, Borges juega con las dimensiones espacio-tiempo y las realidades alternas en una historia que podría ser, en un primer momento, sencilla y que termina en una paradoja que la verdad me hizo volver a leerla de nuevo.

          “La casa de Asterión”, relatada en primera persona, te va construyendo una trama coherente en tu interior, y sólo al leer el epílogo, te das cuenta de la historia (tan conocida y excelente) que has estado leyendo, fue la historia que más me sorprendió.

          “Los teólogos”, muestra la forma tan absurda en la que los hombres tratamos nuestras aparentes diferencias y como las tomamos tan a pecho, de manera que nos enemistamos entre nosotros, no obstante ser, sin saberlo, dos caras de la misma moneds. Esta historia te hace replantear las relaciones que te has formado con quienes tienes diferencias, problemas o a quien de plano consideras tu enemigo.

           “Los dos reyes y los dos laberintos”, tiene toda la luminosidad de una fábula y la magia de un cuento de las mil y una noches; brevísimo, el más breve de la colección, hermoso y para quienes vivimos en clima desértico nos resulta muy familiar… y brutalmente real.

             El cuento que da nombre a toda la colección, “El Aleph”, cierra con broche de oro y creo yo, que es la descripción de la realidad en la que confluyen la mística y la realidad, la religión y la ciencia, un cuento que deslumbra desde cualquier ángulo que se vea, al religioso le dará mayor sentido de trascendencia, al científico le dará mayor percepción del universo. En cualquier caso es una joya.

            Los laberintos, las palabras, el pensamiento, los sueños, forman parte de la misma realidad en Borges, el autor nos invita a dar un vistazo a esta realidad y no dudo que nos quedaremos ahí cabilando por mucho tiempo.

              Calificación 4 estrellas sobre 5, y estoy seguro que esta calificación no es por el autor, sino por el lector que al no tener el bagaje necesario para entender del todo las imágenes y las ideas de este libro, quedo pendiente con una nueva lectura y al tiempo, estoy seguro que mejorará mi percepción de sus historias.

Lo bueno: Un verdadero viaje a lugares y momentos irreales y fantásticos.

Lo malo: Lo breve del libro, menos de 70 páginas que se van volando.

Lo feo:  No tener los antecedentes necesarios para poder captar la gran cantidad de referencias a la cultura árabe y argentina, que lo hacen difícil de entender a cabalidad.

Algunas perlas de este libro:

·         “Dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes”.

·         “Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real”.

·         “No hay placer más complejo que el pensamiento”.

·         “Las herejías que debemos temer son las que pueden confundirse con la ortodoxia”.

·         “Hay quien busca el amor de una mujer para olvidarse de ella, para no pensar más en ella”.

·         “Como todo poseedor de una biblioteca, Aureliano se sabía culpable de no conocerla hasta el fin”.

·         “El pecado más vil es precioso como la sangre que por él vertió Jesucristo”.

·         “Somos las sombras de un sueño”.

·         “Morir por una religión es más simple que vivirla con plenitud”.

·         “Sólo es incapaz de una culpa quien ya la cometió y ya se arrepintió”.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Conde de Montecristo

La venganza en su máxima expresión. El amor, la intriga, la traición, la desesperación, la muerte, la suerte, la esperanza, el odio y el perdón, se conjugan de manera magistral en esta obra de Alexandre Dumas. La historia creo que todos la conocemos, pero, al menos yo, la conocía mal, es el defecto de conocer una obra a través de adaptaciones a la televisión, teatro o cine: invariablemente la historia se simplifica a niveles a veces diluyentes, así me paso con esta novela.

                Edmundo Dantés es un joven con un gran futuro: Experiencia en la marina mercante francesa, querido y seguido por sus compañeros de trabajo, estimado por el dueño de la empresa en la que trabaja, a punto de recibir un ascenso como capitán del “Faraón”, el navío en el cual trabaja, enamorado y bien correspondido por una hermosa joven Catalana: Mercedes. Nada parecería indicar que pudiera nublarse el cielo de Edmundo, y sin embargo, así será.

                Motivados por la avaricia y la envidia, un compañero de Edmundo, un enamorado de Mercedes, y un amigo de la familia, se confabulan para crear una acusación falsa contra nuestro héroe, acusación que termina en la aprehensión y encarcelamiento de Edmundo el mismo día de su boda con Mercedes. Combinado con la presencia de un auxiliar de procurador ambicioso que, tratando de ocultar la participación de su padre en una conspiración para hacer regresar a Napoleón Bonaparte al gobierno después de su destierro en la isla de Elba, hunde aún más al joven, llevándolo a la prisión de “If” que sería su morada en los próximos 14 años.

                Envuelto en la lóbrega y húmeda oscuridad de su calabozo, Edmundo lucha por meses contra la locura y la desesperación, a la cual parece sucumbir, al extremo de decidir dejarse morir de hambre. Esta decisión por poco logra su cometido, de no ser porque la providencia hace que Edmundo encuentre a otro preso de If que, intentando cavar una salida al mar, llega sin querer a la celda de Edmundo. Empieza una relación entre el Abate Faria (el otro preso al que hemos hecho alusión) y Edmundo, esta relación terminará en un filial cariño, interrumpido sólo por la muerte del abate Faria, muerte que Edmundo aprovecha para tomar el lugar del cadáver de su maestro y amigo, logrando así escapar de esa prisión, no sin antes, llevar un mapa que según el abate Faria le llevará a un singular tesoro enterrado en la Isla Montecristo.

                Una vez libre, con la riqueza de la educación recibida del abate Faria a través de años de conocerse y con el mapa del tesoro recibido de éste, Edmundo sale en busca de la Isla Montecristo y de sus enormes riquezas ocultas.

                Lo más extraordinario de esta historia, es que hasta aquí ¡hemos llegado sólo a una cuarta parte de la novela! Al llegar a este punto, me di cuenta de lo mal que conocía esta historia. Como todo mundo, yo sabía que Edmundo regresa a París convertido en el Conde de Montecristo y que finalmente se venga de todos los que tuvieron que ver con su encarcelamiento. ¡Pero reducirlo a esto es perder tres cuartas partes de la historia! ¡nada puede ser tan simplista como eso! La maravilla de esta historia es encontrarse a un Edmundo, paciente, que con toda la sangre fría del mundo, teje durante diez años el plan de su venganza, esperando el momento idóneo para volver como el Conde de Montecristo. Pero no sólo es la historia de una venganza, es la historia de un hombre que se considera a sí mismo como instrumento de la Providencia divina, capaz de premiar a quien se comportó con nobleza ante su desgracia y de castigar a quienes la ocasionaron.

                Como todo clásico, es imposible ver la historia desde un solo punto de vista, sería necesario escribir un larguísimo tratado para desentrañar todas sus implicaciones, pero por sí misma la historia te atrapa. Si  “Ana Karenina” con sus más de 800 páginas me llevó dos meses concluirla, la lectura de las 1,200 páginas del Conde de Montecristo me llevó dos semanas, y es que esta lectura me obligó a leer mientras comía, mientras me alistaba para el trabajo, quedándome despierto hasta muy entrada la madrugada; tenía que saber más de esta historia, casi se convierte en una obsesión. Al final, la sensación de despedida de los personajes de esta historia, me transportó a la isla de Montecristo, viendo alejarse el barco del Conde. Esos personajes quedaran siempre grabados, como verdaderos amigos.

                Mi calificación sin duda alguna es cinco de cinco estrellas, la mejor novela que he leído este año… hasta ahora.

                Lo bueno: La descripción de las sensaciones y los sentimientos de los personajes, así como la evolución de los mismos a lo largo de la obra.
                Lo malo:  La sensación de vacío que te queda cuando has terminado de leerla. (Y ahora, ¿qué hago con mi vida?).
                Lo feo: Que por su extensión, muchos se han privado a lo largo del tiempo de leer esta obra monumental y esencial de la literatura.

                Mucho tiene que dar esta novela, aquí unas perlas de muestra:

·         “Nunca se está en paz con los que nos hacen un favor –Dijo Dantés -, porque aunque se pague el dinero, se debe la gratitud”.
·         “La dicha es como esos palacios de las islas encantadas, cuyas puertas guardan formidables dragones; preciso es combatir para conquistar”.
·         “La prisión en compañía es sólo media prisión”.
·         “Hay ideas que brotan del cerebro e ideas que brotan del corazón”.
·         “La civilización nos ha creado necesidades, vicios y falsos apetitos, cuya influencia llega tal vez a ahogar en nosotros los buenos instintos”.
·         “La culpa no era de Dantés, sino de la naturaleza, que haciendo tan limitado el poder del hombre, le ha puesto deseos infinitos”.
·         “¡Un hombre, un cristiano, ha muerto de hambre en medio de otros hombres que como él se creían cristianos!”

·         “Los peligros ignorados son justamente los que infunden mayor temor”.

martes, 3 de noviembre de 2015

"Luna nueva", "El jardinero", "El cartero del rey"

             No se me da mucho leer poesía, prefiero la prosa, ya sea en narrativa o en ensayo, la poesía no me es muy atractiva. Y el primer libro de poesías que leo es de Rabindranath Tagore, un escritor con una pluma que para mis ojos occidentales tiene mucho de exótica, claro, viene del país más lejano de México: La India; otra cultura, otra religión, otra historia y otra manera de ver el universo. Esta colección de poesías, cuentos y narraciones cortas, nos acerca a este mundo extraño y enigmático.

          “Luna nueva” es una colección de poesías en el que el tema fundamental es la relación entre hijos y padres, de manera especial, entre niños y madres, descubrimos un lenguaje común entre ellos dos, una especie de complicidad, los escuchamos dialogar poema tras poema, en ese idioma que sólo conocen ellos por la cercanía que tienen. Una colección que nos habla del amor, la ternura, la fugacidad de la niñez y la relación, a veces tan frágil que tenemos con los seres que más amamos. Los primeros poemas son tan entrañables que podrían leerse en clave mística, como la relación entre la Virgen y el niño Jesús, “Las razones del niño” parece hasta una reflexión propia de Navidad. “El Juez”, quizá sean las palabras de Dios Padre justificando a sus hijos, los hombres. Disculpen la alegoría, pero así lo veo. “Los barcos de papel”, es un poema que me regresó a la infancia: recuerdo este poema entre las lecturas del libro de Español y la impresión que causó en mí pensar en esa historia desde niño. Sin duda un bonito recuerdo.

                “El jardinero”, es otra colección de poesías con el tema fundamental de la relación entre el hombre y la naturaleza, y la manera en la que en esta relación, el ser humano se encuentra a sí mismo, y encuentra a los demás humanos, no en balde es la naturaleza la que ha dado ocasión a las más bellas analogías con los sentimientos, en especial el amor. Es impresionante la manera en que relata el diálogo inicial entre el servidor y la reina, la devoción que inspira al servidor la figura de la reina, es simplemente sublime, al punto que es imposible no remitirse a una imagen religiosa, prácticamente una oración.

                Después de estos dos libros de poemas, se incluye un libreto de obra teatral, “El cartero del rey”, se distingue porque establece los diálogos y las acciones de los diferentes personajes de la obra, es la historia de un  niño enfermizo que no puede dejar su lecho y que le encantaría salir y conocer el mundo, sin embargo, se debe limitar a ver pasar a las personas desde su cuarto y platicar con ellas. Conforme avanza la historia la salud del niño se deteriora y el sueño de recibir una carta del rey, carta que nunca termina de llegar, pero que parece inminente su arribo, se va haciendo cada vez más real sin dejarnos saber de cierto el desenlace de la obra.

                “Las piedras hambrientas” es un cuento, que me resultó un tanto pesado de leer por la cantidad de alegorías que maneja, se trata de la narración de un hombre en un viaje en tren, para pasar el rato con sus acompañantes, relato un tanto sombrío en el que debo confesar que me perdí varias veces, definitivamente lo mejor de Tagore es la poesía, porque en la narrativa es complejo y árido de leer.

                El libro remata con una serie de cuentos más cortos que retratan la vida en la Calcuta de los tiempos del autor, relatos que a veces resultan trágicos, cómo trágica era la vida de la India en esos tiempos, creo yo, desafortunadamente llegan a ser tan tristes las historias que terminas deprimido, ni hablar, a veces el reflejo de la vida real resulta más ensombrecedor que la misma ficción.

                Con todo, es un buen libro, aunque no para todos los gustos, considerando nuestro punto de vista occidental, podría resultar, árido, lento y deprimente.

Calificación personal: Una estrella sobre cinco.

Lo bueno: La experiencia de acercarse a un mundo místico, exótico y desconocido como el del pueblo hindú.

Lo malo: El libro, sobre todo las narraciones, tienen un ritmo leeeeeeento y cansón.

Lo feo: La imagen fatalista de un pueblo hindú condenado a la pobreza, la marginación y la resignación de este pueblo por su destino, destino que, gracias a Dios, parece no seguir en la vida real, gracias a la apuesta por la educación que ha realizado ese país en los últimas décadas

Algunas perlas de este libro:
 
·         “Pese a que poseía montones de oro y perlas, el niño vino a esta tierra como un mendigo. Tuvo sus razones para llegar con este disfraz. Pequeño, desnudo y suplicante, si simula una completa indigencia es para reclamar a su madre el inmenso tesoro de su ternura”.

·         “Di de él, Juez, lo que te plazca, pero yo conozco las faltas de mi niño. Si le amo no es porque sea bueno, sino porque es mi hijo”.

·         “En mi frágil esquife pretendo cruzar el mar de la ambición y llego a olvidar que también mi trabajo es sólo un juego”.

·         “No importa que mis cabellos empiecen a blanquear. Siempre seré tan joven y tan viejo como el más joven y el más viejo del pueblo”.

·         “No hallo reposo. Tengo sed de infinito. Mi alma languideciente, aspira a las misteriosas lejanías”.

·         “Cree en el amor, aunque sea una fuente de dolor. No cierres tu corazón”.

·         “Me deslumbras con tus risas para esconder tus lágrimas”.

·         “El amor no confesado es sagrado. Brilla como un diamante en la secreta sombra del corazón”.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Cyclus Apocalypticus

          La novela más emocionante que he leído en lo que va del año, el padre español José Antonio Fortea Cucurull  además de ser sacerdote católico, demonólogo, exorcista y teólogo, (seguro que es muchas cosas más), es además un increíble escritor, obras tales como “Summa Demoníaca”, “La Historia del mundo angélico”, “La mitra y sus ínfulas” y “Las aguas vivas que borbotean”, entre muchas otras, muestran su profundo conocimiento sobre las realidades teológicas y un grado de desarrollo espiritual sorprendente, sin embargo, como prosista, tiene una pluma ágil y certera, atrapa al lector casi sin darse cuenta y no permite despegar los ojos de las páginas que se van sucediendo, una tras otra.

                Cyclus Apocalypticus, es una novela de Ficción religiosa, describe al mundo a principios del siglo XXIII: la religión cristiana, es apenas profesada por una pequeñísima minoría en todo el mundo, los “popistas”, como se llama a estos creyentes, son mirados con recelo, y cierto desprecio. En el mundo la gran mayoría de la población es, o atea prágmática, o dagoniana, es decir, seguidor del dios “Dagón”, una bestia de cuerpo de felino y fauces enormes. En el mundo se distinguen sólo dos grandes bloques políticos, “La República”, constituída por Estados Unidos y los países satélites, y “El imperio”, conformado por los países Europeos y gran parte de Asia y África y unos cuantos países independientes. La historia, vista desde el punto de vista del Jefe Supremo del Imperio, trata del esfuerzo por crear un solo imperio mundial a cargo del Emperador, y como ese poder omnímodo, está bajo la sombra de la religión dagoniana. Pronto el Imperio decide borrar sobre la faz de la tierra a los cristianos y todo el legado que el cristianismo ha dejado en 23 siglos de historia.

                La historia de la persecución de los cristianos, la guerra, la opresión del gobierno y la apostasía general del mundo, nos rodea casi sin darnos cuenta, hasta el momento de ver claramente que estamos viviendo los tiempos del Apocalipsis escrito por San Juan. Paso a paso vamos “releyendo” el último libro de la Biblia con los ojos de la civilización actual y nos encontramos a lado del anticristo, la bestia y el dragón de 10 cabezas, asombrados de la manera en la que Fortea nos presenta esos seres míticos, en clave moderna. Una historia delirante y vertiginosa, la leí en un solo día a pesar de tener un fuerte dolor de cabeza, pero no podía dejar de leer. Estoy convencido de que he asistido al nacimiento de un clásico de la literatura de ficción a la altura de Julio Verne o George Orwell, y al mismo tiempo, un referente en el  género de “Ficción cristiana”, si cabe.

                Otra gran cualidad de la obra es que es una novela totalmente visual, la manera en la que la ha escrito el autor, la pone en una inmejorable posición para hacer una adaptación cinematográfica, (no quiero imaginarme el peliculón que saldría de una obra así), pero mientras un estudio se anima, tenemos la posibilidad de crear y recrear esta historia en nuestra mente.

                Lo mejor de todo, es que el padre Fortea presenta esta novela como la primera de una decalogía: diez libros que tratan el gran acontecimiento apocalíptico, cada uno desde una perspectiva diferente, cada uno con una historia independiente, sin conexiones ni continuación entre ellos, cada uno de ellos como una unidad, con principio y desenlace por sí mismo, pero cada uno con una óptica diferente respecto al mismo acontecimiento: los sucesos previos al Fin del Mundo.

                Además de todo lo anterior, la decalogía está casi totalmente publicada, se puede acceder a 7 de los 10 libros, así que tenemos lectura para rato. Se puede consultar los libros del padre Fortea en su portal: http://www.fortea.ws/

                Algunas perlas de esta imponente historia:

·         “Qué misterioso me ha parecido siempre el hecho de que un hombre pueda mandar a otro hombre”.

·         “En política, casi todos los cambios se dan como en la naturaleza, poco a poco”.

·         “Qué pegajoso resulta el poder. Lo toqué un momento… y ya no se separó de la palma de mi mano”.

·         “Sólo cuando se está en la cúspide del Poder uno se da cuenta de lo poco que se puede hacer”.

·         “Cada día morimos ocho horas”.

·         Por la utopía, hemos destruido la realidad”.

·         “Todo pariente pobre, es siempre un pariente lejano”.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Orgullo y prejuicio

         Es verdad, es una novela de amor; pero muy lejos de ser una “novela del corazón”, como pudiera catalogársele en una lectura superficial del título. Jane Austen, es la prueba de que el genio literario no está determinado por el género del autor, una excelente novela es una excelente novela, sin importar si la escribió un hombre o una mujer y estoy convencido de que si la sociedad del siglo XVIII, XIX y XX fueran más abiertas en ese sentido, la literatura universal contaría con excepcionales obras escritas por otras excepcionales mujeres. “Orgullo y Prejuicio” es la prueba.

                Ambientada en la Inglaterra de finales del siglo XVIII, principios del siglo XIX, esta novela es la historia de las relaciones de una familia integrada por cinco hermanas y sus respectivos padres: los Bennet, en especial de las dos hijas mayores: Jane Bennet y Elizabeth Bennet, ambas bellas, juiciosas y de buen corazón, cosa que no se puede decir de la madre de ambas y de las dos hijas menores de la familia, quienes son impulsivas, muy dadas al despilfarro y a la exageración de maneras, cosas muy mal vistas entre los ingleses de la época (y dicho sea de paso, chocantes también en la época actual, pasé muy malos ratos escuchando las tonterías de la sra. Bennet y sus hijas menores). No obstante, y más bien, precisamente por eso, la familia Bennet es una familia simpática como personajes que hace que la obra sea del todo entretenida por la serie de enredos, discusiones y malos entendidos que ocasionan.

                Por encima de la trama misma que es, sin duda alguna, romántica; está el retrato fiel de la sociedad de aquél tiempo, sus costumbres, sus usos comunes y las formas que tenían de relacionarse, es un viaje maravilloso a una tierra con una sociedad diferente y apasionante, a lo largo de sus páginas que se pasan volando, te sientes a lado de los personajes, escuchándolos y disfrutando con ellos.

                No hay acción, no hay grandes sentencias filosóficas, no hay gravedad en los personajes, pero la narración te transporta, como ya lo he dicho, y te hace olvidar por completo donde estás físicamente. En una palabra: si la conocida sentencia de “si quieres vivir mil vidas durante tu vida, lee” es verdadera, se cumple a cabalidad en esta novela. El secreto, creo yo, lo devela la misma autora en la novela: “Los tópicos más comunes, más triviales y más manidos, pueden resultar interesantes si se dicen con destreza”.

 

                Lo bueno: El retrato de la sociedad inglesa del siglo antepasado.

                Lo malo: Lo poco que dura su lectura.

                Lo feo:  Como tengo que poner algo, deberá ser a la sra. Bennet, la odié, no se puede ser más insufrible que esa señora.

                Algunas perlas del libro:

·         “El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de nosotros”.

·         “Si una mujer disimula su afecto al objeto del mismo, puede perder la oportunidad de conquistarle”.

·         “En nueve de diez casos, una mujer debe mostrar más cariño del que siente”.

·         “No me importa caminar, no hay distancias cuando se tiene un motivo”.

·         “Nada es más engañoso – dijo Darcy – que la apariencia de humildad”.

·         “El más sabio y mejor de los hombres o la más sabia y mejor de las acciones, pueden ser ridículos a los ojos de una persona que no piensa en esta vida más que en reírse”.

·         “Sus ojos recorrían el papel con tal ansiedad que apenas tenía tiempo de comprender, y su impaciencia por saber lo que decía la frase siguiente le impedía entender el sentido de la que estaba leyendo”.

·         “No es justo publicar las faltas del pasado de una persona, ignorando si se ha corregido”.

viernes, 16 de octubre de 2015

La revolución horizontal.

         En las clases de economía de la escuela, veíamos el tema de los mercados, y entre ellos, la forma de mercado de “competencia perfecta”, en la cual existían una gran cantidad de productores y consumidores de un producto homogéneo, en el cual, ningún productor tenía el poder suficiente para determinar o al menos influir en el precio del producto, los consumidores estaban perfectamente informados de la situación del mercado y del producto y nadie podía sacar ventaja, porque inmediatamente las fuerzas del mercado lo dejaban fuera de la contienda.

         Aprendimos cómo en la realidad éste era un caso totalmente hipotético, pues en la práctica no existían condiciones así, más bien, la mayoría de los mercados se presentaban como Monopolio, Duopolio, Oligopolio, etc.  y teníamos que aceptar que la situación utópica de un mercado en que se jugara limpio porque de lo contrario el mismo mercado te sacaba, ya que no había manera de esconder malos manejos o errores en el producto o los productores, era precisamente eso: una situación utópica. De tal manera, que los consumidores estábamos a merced de lo que nos ofrecían los productores, del precio que se establecía y de las condiciones del mercado, ya que no teníamos posibilidades de estar totalmente informados, no había perfecta movilidad de productos, no había a veces, gran cantidad de productores, en fin, las condiciones no estaban dadas para alcanzar igualdad entre consumidores y oferentes de bienes y servicios.

                En el campo político no era diferente: los ciudadanos no teníamos opciones de estar enterados de algo que no fuera lo que quisiera la clase política y que era controlada por prensa, radio y televisión que estaban normalmente a las órdenes de los grupos en el poder, la gente veía, leía, escuchaba, y lo que es peor, pensaba y actuaba lo que el gobierno quería, que viera, leyera, escuchara, pensara e hiciera, lo hemos visto en nuestros países una y otra vez, al punto que no es necesario poner ejemplos.

                Luego, llegó Internet…

                El libro “La revolución horizontal”, de dos escritores: el argentino Alberto Arébalos y el mexicano Gonzálo Alonso, presenta la manera en la que Internet, y más específicamente las redes sociales, han venido a revolucionar totalmente la manera en la que los consumidores y ciudadanos de a pie, como tú o como yo, desarrollamos nuestros hábitos de consumo y formamos la opinión pública. Antes, era necesario solamente que se lanzara una campaña de publicidad en los medios masivos de comunicación, para que llegara a todas las audiencias y se pudiera modificar los hábitos de consumo del mercado, y algo muy parecido sucedía con la opinión pública, hoy, la existencia de Blogs, Facebook, Twitter, Youtube, Flickr, Instagram, Periscope, ha dado un empoderamiento sin parangón a la sociedad civil, los pares (peers), ciudadanos comunes, que sólo cuentan con una PC, tablet o teléfono inteligente, pueden ahora, no sólo recibir información de todas partes del mundo, sino también generarla, y poder influir en el pensamiento de gran cantidad de usuarios.

La recomendación “boca a boca” siempre ha existido, pero a diferencia de antes,  ahora, con las redes sociales, son necesarios a penas unos pocos minutos para que una recomendación o queja, se convierta en “trending topic” en las redes, convirtiendo el producto, la idea o una campaña en un “boom” o en un “desastre” mediático para la empresa o grupo político en cuestión.

                Esta situación, ha hecho que las empresas, organizaciones, grupos políticos e incluso el mismo gobierno, tengan que atender de manera específica el manejo de su marketing corporativo y sus relaciones públicas. No es que hayan cambiado las reglas del juego, ¡es que ha cambiado el juego entero!... para bien de todos los “pares” tú y yo incluidos.

           Las redes sociales han sido el elemento democratizador más poderoso de los últimos tiempos; compañías, e incluso gobiernos, han caído con su ayuda como medio para el intercambio de ideas y experiencias y como elemento unificador de la sociedad. La empresa que no considere eso en su estrategia de marketing esta fatalmente condenada a aprender a “golpes” la importancia que tiene el ambiente 2.0 en la sociedad actual.

                Un libro para quienes estamos interesados en las influencias de la tecnología en el ambiente empresarial , político y económico del mundo, creo yo, que en ese caso, es libro para todos los que vivimos en Facebook, Twitter, Youtube o cualquier otra red social, para que caigamos en la cuenta del poder que tenemos ahora en nuestras manos.

                LO BUENO: El despertar que este libro provoca a esta nueva realidad que abre nuevos horizontes a la sociedad actual, siempre será motivo de esperanzas.

                LO MALO: El lenguaje excesivamente técnico que a veces llega a perderte si no eres un profesional del marketing, social media, relaciones públicas, publicidad o diseño gráfico.

                LO FEO: Los gráficos de la versión Kindle, imposibles de leer.

                Como ideas centrales de este libro podemos enumerar:

 
·         “El consumidor 2.0 es una persona bien informada, que se aburre rápido y es bastante inmune a la publicidad obvia, busca información innovadora y experiencias diferentes”.

·         “Hasta hoy, la tecnología más disruptiva que hemos conocido se llama Internet”.

·         “En los viejos tiempos, las conversaciones con nuestros pares permanecían en el ámbito privado; hoy, las opiniones y experiencias son compartidas a nivel mundial”.

·         “Alguien, en algún lugar, a cualquier hora del día está buscando nuestro producto, nuestro servicio o quiere saber qué opina un candidato sobre un tema de actualidad. Las audiencias quieren llegar a nosotros, pero, ¿estamos ahí?”.

·         “Si ´líder de opinión´y ´ama de casa´ eran dos frases que no aparecían generalmente en la misma oración, hay que acostumbrarse (y creemos que por suerte) a que esa es la nueva realidad”.

·         “Si hace milenios los humanos se reunían alrededor de un fuego y comentaban las experiencias del día, relataban cómo se habían salvado del ataque de un tigre o compartían secretos de cómo cazar un mamut, hoy se reúnen alrededor del fuego virtual de una página de Facebook. Las necesidades humanas no cambian: la tecnología las potencia y, en el caso de Internet, les da escala planetaria”.

·         “140 caracteres es definitivamente una limitación, por eso, es importante tener un blog detrás de Twitter, para que podamos ofrecer información más detallada, enlaces u otras páginas web. En conjunto, estas herramientas funcionan maravillosamente”.

·         “Podríamos visualizar a Twitter como el golpecito que le damos a alguien en su hombro para que se dé vuelta y nos preste atención. Sólo que aquí podemos tocar el hombro de miles de personas al mismo tiempo”.

·         “Cualquiera con una cámara y conexión a Internet puede provocar una catástrofe”.

jueves, 8 de octubre de 2015

Ana Karenina

   ¡Es todo un reto!, y no me digas que eres un lector compulsivo, ante esta novela cualquiera se siente intimidado. No es fácil tomar las cerca de mil páginas que León Tolstoi escribió dedicadas a profundizar la vida íntima de la familia, el matrimonio, la sociedad… pero, valen la pena cada una de ellas.

            León Tolstoi cuenta con una de las narrativas más poderosas con las que me he encontrado. Apenas había leído los tres primeros párrafos de esta obra cuando ya la historia me había atrapado. Nada extraordinario: la discusión de dos esposos al quedar descubierta la infidelidad de él y la situación de angustia de toda la casa al saberse los detalles. Puro conocimiento profundo de la realidad familiar y del alma humana, conocimiento que Tolstoi derrochará a lo largo de toda la novela.

            Lo sorprendente es que esta primera escena es apenas la descripción de la realidad de dos personajes apenas secundarios de la obra. El platillo fuerte vendrá más tarde, pero el autor nos deja una probadita de lo que nos espera a lo largo de la historia.

            La historia de diferentes seres humanos relacionados de alguna manera entre sí: Esteban Oblonski y su esposa Dolly Oblonskaya, Ana Arkadievna Karenina y su esposo Aleksei Alexandrovich Karenin, Constantine Levin, Aleksei Vronsky y Kitty Aleksandrovna… de alguna manera Tolstoi nos introduce a su pequeño mundo y nos hace desentrañar los sentimientos más profundos de cada uno de ellos.

           A raíz del disgusto de Dolly al enterarse de que Esteban le ha sido infiel, la hermana de Esteban visita de urgencia a los esposos para tratar de apaciguar las aguas y salvar el matrimonio de su hermano y su cuñada, su nombre: Ana Karenina. En el viaje conoce a un apuesto militar de apellido Vronsky que se queda totalmente prendado por la belleza de Ana, quien esta ya casada con Aleksei Karenin y tiene un hijo, inculso; sin embargo, eso no detendrá a Vronsky para que trate de conquistarla por todos los medios.

            Por otro lado, Esteban, tiene un amigo de toda la vida: Constantine Levin, él ha estado enamorado toda la vida de una hermana de Dolly: Kitty y aprovechará un baile de la ciudad para declararle su amor, sin embargo Kitty, a pesar de sentir gran simpatía por Levin, se siente deslumbrada por el atractivo y la personalidad de Vronsy y rechaza a Levin, pensando que Vronsy se decidirá por ella. Gran decepción se llevará al ver que Vronsky corteja a Ana y consigue que se convierta en su amante a espaldas de su esposo Karenin.

            Toda la novela girará alrededor de dos grandes temas: El camino que recorrerá Ana en su escandaloso adulterio en medio de la alta sociedad de Moscú y San Petesburgo, cayendo en una espiral de autodestrucción ante la mirada, primero, de su esposo Karenin, luego de su hermano Esteban y finalmente del propio Vronsky y por otro lado, el camino que recorrerá Levine en busca de darle sentido a su amor, a su vida y sus relaciones con la gente del sus tierras a la que tanto respeta. Aunque Ana y Levine no se conocen inicialmente, llevan la misma misión en la historia: “Encontrarse a sí mismos”.

            Ante una historia de esta envergadura, es fácil perderse y de pronto sentir que no sucede nada en la novela, que es lenta tal vez, y sin embargo, Tolstoi tiene el genio de presentarnos a lo largo de las interminables páginas de esta obra escenas delirantes y exquisitas:

·         El capítulo de las carreras en las que participa Vronsky y que Ana sigue desde la tribuna con el desenlace en de la confesión de infidelidad de Ana.

·         El capítulo del encuentro entre Karenin y Vronsy, tiene uno de los diálogos más geniales de la literatura universal a mi gusto.

·         El capítulo en el que por primera vez se encuentran Levine y Ana, en dónde ella trata de enamorarlo sólo por capricho, nunca antes me emocioné tanto al ver frente a frente a los dos gigantes de esta historia.

·         La escena de Ana en la estación del tren (no diré que pasa ahí… por un mundo libre de “spoilers”)

·         El momento en el que Levin encuentra por fin la respuesta  a las interrogantes que lo persiguen durante toda la historia, es simplemente hermoso.

·         El epílogo de la historia es verdaderamente delicioso.

Sin duda es la mejor novela que he leído en este año, difícil de desbancar, aunque a este año lo esperan obras como Orgullo y Prejuicio, el Conde de Montecristo y ¡Dios santo! El Quijote, ya veremos.

Mes y medio en lucha con esta Catedral de la novela que me ha dejado pasajes hermosos:

·         “Todas las familias felices se parecen entre sí, del mismo que las desgraciadas lo son, cada una a su manera”.

·         “Podemos ser diferentes uno del otro, tener distintos gustos, opuestos puntos de vista, pero sé que me estimas y me comprendes; por eso te aprecio yo también”.

·         “Las mujeres son el resorte que hacen mover todo el mundo”.

·         “Es una tontería dejarse dominar por el pasado; es preciso luchar para vivir mejor, mucho mejor…”

·         “Con tal que la salud sea buena y la conciencia esté tranquila, el resto no es nada”.

·         “La felicidad consiste en buscarla y no en encontrarla”.

·         “El trabajo borró aquel mal recuerdo; es que la jornada consagrada a un trabajo rudo, halla su recompensa en la labor misma”.

·         “El que ha conocido sólo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido a mil”.

·         “Cuando se ama, siempre se vive feliz, pues nuestra felicidad está en nosotros mismos”.

·         “Toda situación, por más penosa que sea, tiene una salida”

·         “Si tú sólo buscaras la recompensa, el trabajo te parecerá penoso, pero si amas el trabajo, la recompensa vendrá sola”.

·         “Los que ignoraban su historia, y no podían comprender las expresiones de indignación de sus antiguas amigas por la audacia de presentarse así, con todo el poder de su belleza y su elegancia”.

·         “Cuando se quiere a una persona, se la quiere tal como es, no como se deseara que fuese”.

… y muchas más.

sábado, 8 de agosto de 2015

Los de abajo

       Cuando Madero propuso su Plan de San Luis para derrocar el gobierno de Díaz, jamás imaginó que despertaría el México bronco que se desgarraría en la Revolución. Relativamente rápido se lograría su objetivo: con unas pocas escaramuzas y la toma de Cd. Juárez, el dictador partiría al destierro en París, pero pronto iniciaría la fase más cruenta de la Revolución: asesinado Madero y ascendiendo Huerta al poder, Carranza, Villa, Zapata y Orozco desconocen su gobierno y continúan la revuelta.

      Años turbulentos en los que los mexicanos dimos rienda suelta a los odios y rencores ahogados por siglos.

      Mariano Azuela era un médico que acompañaba al ejército villista y quiso plasmar su visión de la revuelta en "Los de abajo", una pequeña novela que trata las andanzas de un grupo de revolucionarios comandados por el Coronel Demetrio Macías.

      De pronto nos vemos rodeados de polvaredas, batallas, gritos de júbilo por la toma de Zacatecas, pero también, podemos ver los abusos y robos de parte de los revolucionarios, situaciones que indignarían a cualquiera y que nos demuestran que, lejos de la imagen romántica de la lucha por la igualdad, la Revolución mexicana fue un evento complejo, donde difícilmente identificaríamos malos y buenos.

      Lo destaca Azuela en una memorable frase atribuida en la novela a un cierto soldado Solís: "¡Qué chasco, amigo mío, si los que venimos a ofrecer todo nuestro entusiasmo, nuestra misma vida por derribar a un miserable asesino, resultásemos los obreros de un enorme pedestal donde pudieran levantarse cien o doscientos mil monstruos de la misma especie!... ¡Pueblo sin ideales, pueblo de tiranos!... ¡Lástima de sangre!" Considerando que esta novela fue escrita en 1915, encuentro en el texto descrito tintes proféticos, pues era aún muy pronto para que alguien pudiera prever las implicaciones sociopolíticas del conflicto armado.

      Una lectura obligada, si queremos conocer más de cerca y experimentar (si cabe) los horrores de esos años.

"La lógica del soldado es la lógica del absurdo".

"La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo, a los infelices que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte en oro las lágrimas, el sudor y la sangre de los pobres..."

"Cantaban, reían y ululaban, ebrios de sol, de aire y de vida."

"Yo pensé una florida pradera al remate de un camino... Y me encontré un pantano."

"-¡Juchipila, cuna de la revolución de 1910, tierra bendita, tierra regada con la sangre de mártires, con sangre de soñadores... de los únicos buenos!...
- Porque no tuvieron tiempo de ser malos"

lunes, 3 de agosto de 2015

Las aventuras de Sherlock Holmes

       Una historia de esas de las cuales todo el mundo conoce al protagonista, pero casi nadie la ha leído.

       El famoso detective de Londres, Sherlock Holmes, no obstante ser un personaje de ficción creado por un médico: Sir Arthur Conan Doyle, ha pasado a la historia como el detective invencible, capaz de descifrar el enigma más oscuro con la facilidad de un chasquido de dedos.

        Su método deductivo, basado en la simple observación de detalles que a la mayoría nos pasarían desapercibidos, parecería a simple vista cosa de magia o adivinación; es hasta que el mismo Holmes nos explica cómo ha llegado a tales resultados, cuando se devela el misterio y nos parece algo tan simple y lógico que cualquiera podría haberlo sabido.

       Es una lectura fácil, pues este libro se divide en 12 narraciones cortas, cada una contando un caso diferente, narrado por el fiel acompañante de Holmes: el doctor Watson.

       No obstante las brillantes historias de este libro, tengo que reconocer que prefiero la modestia y sencillez del padre Brown creado por Gilberth K. Chesterton que la arrogancia y soberbia de Holmes. Disculpen, pero la comparación es obligada, ya que se trata en ambos casos de narraciones de investigaciones policiacas imposibles de resolver, aunque con diferente método y diferente talante: en Holmes: un brillante intelectual, alto, delgado y seguro de su ingenio y en Brown: un sacerdote bonachón y bajito, que conoce a fondo la naturaleza humana y que de ese conocimiento toma sus  armas para descifrar enigmas que harían dudar a Scotland Yard.

       Con todo, son lecturas que además de entretenidas, nos ofrecen una visión profunda del hombre... para muestra unas cuantas perlas de este libro:

        "Mi vida es un permanente esfuerzo por huir de los lugares comunes de la existencia humana".

         "La vida es infinitamente más extraña de lo que la mente puede inventar".

        "El sufrimiento en privado es también la cruz de todo hombre".

       "Cuando un médico va por mal camino es un criminal de primera".

       "No hay nada más engañoso que un hecho obvio".

       "La presión de la opinión pública puede lograr en la ciudad lo que la ley no es capaz de alcanzar".

viernes, 24 de julio de 2015

Jesús de Nazareth (Segunda parte)

        Imaginemos que pasamos 3 años enteros con el maestro, el cual ofrece señales contundentes de que es un verdadero enviado de Dios: enseñanzas, milagros, curaciones, multitudes, prodigios. Después de esos años de experiencias inolvidables, lo perdemos en un evento tan violento como inesperado; luego, somos testigos de la más inaudita de las maravillas, la cual nos abre los ojos y nos permite darnos cuenta de que nuestro maestro, era nada más ni nada menos que Dios mismo que bajó a caminar con nosotros. ¡Qué sabor tan diferente tendrían esos recuerdos!, ¡que revelación tan extraordinaria!, entenderíamos muchas cosas que hasta entonces estaban oscuras, las saborearíamos al recordarlas.

         Esa fue la experiencia de los apóstoles, experiencia que quedó consignada en los evangelios, que de una manera majestuosa retrata Joseph Ratzinger en su obra Jesús de Nazareth.
Animado por la lectura de la segunda entrega de esta trilogía (que trata de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor), me seguí y quise leer la primera entrega (del bautismo a la Transfiguración del Señor), puesto que de momento no tengo la tercera entrega (la infancia de Jesús) me conformaré con estas dos primeras partes por lo pronto.

         Como muchos lectores, tengo la costumbre de subrayar en todos los libros que leo, aquellas frases que más me gustan, ya sea por su belleza, por su profundidad o porque de pronto abren una ventana que mi mente jamás había encontrado, de esa manera tengo la oportunidad de poder volver una y otra vez a esa experiencia sin necesidad de leer de nuevo el libro entero.

          Pues debo decir que, durante la lectura de este segundo libro, llegó un momento en el que pensé que terminaría subrayando gran parte del libro, y es que es tal la cantidad de conocimientos y reflexiones altísimas que nos presenta Su Santidad que no podía alejar el lápiz de mis dedos, con ningún libro anteriormente me había sucedido.

            Sin lugar a dudas, la mejor descripción del relato del Sermón de la Montaña que me ha tocado leer: deteniéndose en cada detalle y ahondando en las profundidades de las enseñanzas del Maestro. Es deliciosa la reflexión realizada de la oración del Padrenuestro, luminosa la explicación de las bienaventuranzas y sobre todo, la claridad con la que presenta a Cristo como el nuevo Moisés,  en el nuevo Sinaí, abriendo los horizontes de la Nueva Alianza que sellaría con su sangre en el Calvario.

      Imposible sería agotar la totalidad de Evangelio, pero las joyas presentadas por el autor son más que suficientes para quedar maravillado de la grandeza de la enseñanza de Nuestro Señor  y de la sencilla profundidad de Joseph Ratzinger, el teólogo.

       Doy gracias a Dios de que Benedicto XVI haya renunciado al papado y esté hoy en el retiro, eso será una oportunidad para que de manera tranquila pueda seguir escribiendo aún más, estoy seguro que en el futuro podremos admirar más obras de Su Santidad y confirmar nuestra fe en aquel que lo quiso llamar a la cátedra de Pedro.

Algunas perlas de este libro:

“El significado pleno del bautismo de Jesús, que comporta cumplir “toda justicia”, se manifiesta sólo en la cruz: el bautismo es la aceptación de la muerte por los pecados de la humanidad”.

Jesús y Barrabás: “Si hoy nosotros tuviéramos que elegir, ¿tendría alguna oportunidad Jesús de Nazareth, el Hijo de María, el Hijo del Padre?”

“Lo que comenzó en la zarza que ardía en el desierto del Sinaí se cumple en la zarza ardiente de la cruz”.

“El Reino de Dios llega a través del corazón que escucha”.

“Damos siempre poco si sólo damos lo material”.

“Cuando pedimos “nuestro” pan, el Señor nos dice también: “Dadles vosotros de comer”.

domingo, 28 de junio de 2015

Jesús de Nazareth

       En plena Cuaresma, me dispuse a abrir esta obra que, por su profundidad, requiere un recogimiento superior. Escrita por Joseph Ratzinger siendo Papa, representa un texto de importancia primordial no sólo para cualquier católico, sino para cualquier persona que quiera adentrarse en el misterio de Cristo.

      Sin duda, el Papa Benedicto XVI pasará a la historia como el más grande teólogo de los siglos XX y XXI, de hecho, para mi gusto, es una de las 10 figuras más importantes de la teología católica de toda la historia, a la par de Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Avila, por lo que se puede deducir que  creo que Su Santidad será santo y doctor de la Iglesia.

       Baste lo anterior para dar idea de la dimensión de la obra, la cual, no está pensada como una "historia de Cristo" menos aún como una biografía, es en realidad una profunda reflexión sobre el misterio de la Redención manifestada en Cristo, valiéndose de algunos episodios de su vida.

        La amplitud de esta reflexión, obligó al autor a dividirla en tres entregas: 1.- del bautismo a la entrada a Jerusalén, 2.- de la entrada a Jerusalén a la Ascención a los cielos y 3.- Los evangelios de la infancia.

       Así pues, por los días santos, decidí iniciar esta lectura con la segunda parte:  una profunda reflexión sobre la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor.

        Algo que sin duda es una característica sobresaliente de esta obra, es el hecho de que va desgranando los misterios de la pasión y muerte de Nuestro Señor sin caer en ningún momento en la sensiblería, trascendiendo las penas físicas, propias de la pasión, y llevándonos al hecho tremendo de un Dios que se entrega por amor.

        Y no obstante, el carácter grave de la obra, permite momentos de gran inspiración, como aquél en el que hablando de la desesperación de Judas que lo lleva a su suicidio escribe: "Su segunda tragedia, después de la traición, es que ya no logra creer en el perdón".

          Dueño de un lenguaje claro y directo, el Papa Benedicto XVI nos toma de la mano y nos lleva a profundizar en estos misterios de fe, sin lograr agotarlos en manera alguna.

         Algunas perlas de este libro:

"Como peregrinos, vamos hacia Él; como peregrino, Él sale a nuestro encuentro y nos incorpora a su 'subida'  hacia la cruz y la resurrección".

"Es también un proceso del amor, que demuestra su verdadera naturaleza precisamente en el descenso -por amor a la criatura, por amor a la oveja extraviada-, revelando así en el descender lo que es verdaderamente propio de Dios".

"El lavatorio que nos purifica es el amor de Jesús, el amor que llega hasta la muerte".

"Él se entrega, toma sobre si el 'no' de los hombres, para atraerlos de este modo a su 'sí'".

"Por la fe sabemos que Jesús, bendiciendo, tiene sus manos extendidas sobre nosotros. Ésta es la razón permanente de la alegría cristiana".

lunes, 23 de marzo de 2015

Historia de Cristo

         Una lectura propia para estos días de Cuaresma. Giovanni Papini fue un filósofo y escritor italiano, nacido a finales del siglo XIX. Originalmente ateo, estuvo siempre en búsqueda de verdades definitivas, pasó por el agnosticismo hasta que finalmente se convirtió al catolicismo en 1920. Un año después escribe "Historia de Cristo", un lúcido paseo por los 4 evangelios.

         Recordemos que en los tiempos pre-conciliares no era bien visto que los fieles católicos leyeran la vida de Jesús directamente de los escritos bíblicos, con el fin de evitar interpretaciones erróneas de los mismos que pudieran ocasionar herejías. Para solventar este vacío, abundaban escritos doctrinales e "historias de Cristo" que presentaban a Jesús con toda la ortodoxia católica.

        Pues bien, el erudito recién converso: Papini, un año después de su conversión, se aventura a escribir esta obra, y no le salió nada mal. Aún considerando que es una obra pre-conciliar y lo demuestra su continua condena al pueblo judío, calificándolo constantemente de pueblo "deicida", adjetivo generalizado hasta antes del Concilio Vaticano II; la obra, leída por ojos post-conciliares, es bella y recoje la ortodoxia de la fe católica.

        Me impactó el relato que hace Papini del Sermón de la Montaña, de manera particular la reflexión tan dura del pasaje: "no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero" en la que hace una sorprendente exposición respecto a esta dicotomía irreconciliable. En lo particular, lo considero lo más relevante del libro, a pesar de que al autor le tocó vivir en medio de una Iglesia aburguesada, que aún no pasaba por el retorno a las raíces y la opción preferencial por los pobres. En ese sentido, el escrito resulta profético.

        La historia centra el relato fuertemente en el pasaje de la expulsión de los mercaderes del Templo de Jerusalén, hecho al que Papini atribuye la decisión final del Sanedrín de exterminar a Jesús, pues con ese acto, el Señor había trastocado el centro religioso, culturar, económico y político de Israel: el Templo, y con ello, atentó contra las prevendas y privilegios de la clase religiosa judía.

        Sin detenerse mucho en el aspecto cruento de la pasión (cosa que le agradezco mucho al autor, pues parece que en últimas fechas se le ha dado una relevancia casi morbosa) logra de una forma serena y hasta espiritual si se quiere, llevar al lector por el viacrucis y plantarlo al pie de la cruz, para después, de la misma manera, llevarlo al sepulcro vacío y al encuentro del resucitado en el lago de Tiberíades.

        Sin embargo, algo que extrañé grandemente, fue no encontrar una mayor relevancia de Nuestra Señora en la historia, apenas un personaje marginal; así como también una mayor importancia del relato de la Institución de la Eucaristía y su celebración como presencia permanente de Cristo en su Iglesia después de su Ascención.

       Sin embargo, aún con estas salvedades, la historia constituye una gran lectura para adentrarse en el misterio de nuestra redención muy a propósito de estos días de recogimiento.

       Algunas perlas de este libro:

        "No nació Jesús en un establo por casualidad. ¿No es el mundo un inmenso establo donde los hombres engullen y estercolizan? ¿No cambian, por infernal alquimia, las cosas más bellas, más puras, mas divinas en excrementos? Luego se tumban sobre montones de estiércol, y llaman a eso 'gozar de la vida' ".

      "Los diabólicos no creen en el diablo. La última astucia del diablo, se ha escrito, es propalar la voz de su muerte".

      "Para seguir a la letra las palabras de Jesús, es menester un tal dominio de la sangre, de los nervios y de todos los instintos del hombre inferior, que poquísimos lo tienen".

     "Amar a los enemigos es el único camino para que no quede sobre la tierra ni siquiera un enemigo".

    "El que es superior, precísamente por superior, está siempre al servicio de los pequeños".

    "La riqueza es un castigo como el trabajo. Pero un castigo más duro y vergonzoso".