sábado, 27 de diciembre de 2014

Carta al padre.

¡Cuántas veces hubiera querido! y la única forma en la que acertó hacerlo fue por esta carta. Su figura había inspirado personajes y situaciones tan absurdas y sórdidas en sus novelas como la relación que había entre ellos. Pero, ¿cómo hacerle saber a su padre sus sentimientos y el reclamo por la manera en que su figura había eclipsado su propia personalidad hasta borrarla casi por completo?

"Hace poco me preguntaste por qué comento que te tengo miedo". Con estas palabras inicia la carta en la que denuncia una vida de abusos, incomprensiones y durezas de un padre que esperaba un hijo fuerte y temperamental como él y no el sensible e inteligente Franz.

Un viaje entre lo que se espera y lo que se tiene. Al ver la forma en la que Franz sufría la marginación por ser diferente a lo que se esparaba de él, no es difícil imaginarse la relación de él y su familia con la situación de Gregorio Samsa en la metamorfosis, amén de todas las situaciones "kafkianas" de sus novelas, en las que un poder despótico lleva y trae a los personajes a través de la historia dictando absurdas condiciones que hacen experimentar al lector la experiencia de desamparo e impotencia que tan bien conocía Franz gracias a poder omnímodo de su padre.

En una lectura "paterna" de la obra, descubrí la forma en la que uno como padre puede determinar a los hijos dependiendo de la tolerancia y comprensión con que nosotros manejemos sus individualidades y las diferencias personales y generacionales que nos separan de ellos.

Ver el sufrimiento de un hijo debido a su padre hace que nos replanteemos nuestro papel de formadores.

Algunas perlas de este libro:

"Cuando comenzaba algo que no te gustaba y tú pronosticabas el fracaso, este vaticinio tenía tal fuerza que el fracaso se hacía inevitable".

"Yo me sentía tan inseguro ante todo, que sólo me consideraba dueño de lo que ya tenía en mis manos o en mi boca".

"Yo había perdido ante ti la confianza en mí mismo, que se había transformado en una constante sensación de culpa".

"En lugar de dar una fe religiosa a tus hijos, debiste ofrecerles un ejemplo de vida".

"Incluso ni siquiera tu desconfianza hacia los demás es tan grande como la que yo tengo en mí, y en la que has educado".

jueves, 18 de diciembre de 2014

La metamorfosis

           ¿Hasta dónde un ser humano es un ser humano?, ¿qué nos hace ser personas?, ¿la apariencia de hombre?, ¿la inteligencia?, ¿la sensibilidad?, ¿la capacidad de relacionarnos con otros humanos? Sin duda son preguntas más que trascendentes que propone Franz Kafka en esta novelita breve (se puede leer en un solo día) pero que deja al lector con más preguntas que respuestas.

            ¿Y si un buen día amanece y descubres que tu cuerpo ha adquirido la forma de un insecto gigantesco? Y sólo tu cuerpo, porque tu pensamiento ha quedado intacto: recuerdas toda tu vida pasada, estás consciente de tus planes a futuro, tus amores, tus fobias, todo sigue ahí, sólo que cuando te ves en el espejo ves a un escarabajo y eres incapaz de comunicarte con los tuyos, porque tu voz ya no es tu voz, pero en el fondo sigues siendo tú mismo, sólo que los demás no pueden verlo. ¿Eso les daría derecho a tratarte como un insecto y no como humano?

            Esa ha sido la experiencia de Gregorio Samsa, quien tiene que lidiar con el impacto que ejerce en su familia (padre, madre y hermana) su nueva condición, desafortunadamente para él, no hay manera de comunicarse con ellos, y sólo le queda tratar de adaptarse a la situación y esperar que los suyos hagan lo propio, comportándose ante él como otros seres humanos.

            Una historia desquiciante, que nos hace preguntarnos hasta dónde llegan los límites de la humanidad  y la manera en la que es segregada la persona que tiene la mala o buena suerte de ser diferente al común de la sociedad. Una sociedad que a finales del siglo XIX tasaba a las personas (y aún lo sigue haciendo, quizá más ahora que entonces) por su utilidad y su contribución económica.

            Franz Kafka fue un escritor judío, nacido en Praga en 1883 y de habla alemana, al escribir “metamorfosis” puso en alerta a la humanidad, haciéndonos saber que de una manera peligrosa el mundo empezaba a ver a la persona no como humano, sino como número, y que sólo sería cuestión de tiempo para que empezáramos a considerar “prescindibles” a aquellos hombres que a nuestros ojos no cumplieran con nuestros estándares para ser considerados humanos.  Resulta paradójico que su advertencia se convirtiera en horrenda realidad unos años después, encarnada en su pueblo: el judío; a manos de una nación tan cercana a él: la alemana.

            No obstante, la obra no deja de tener actualidad: el capitalismo salvaje de hoy en día mide al hombre según su valor económico y sigue desechando a muchos, convirtiéndolos en “parias” de la modernidad: ancianos, no nacidos, discapacitados, desempleados, etc.

             Sin el afán de parecer moralista (y si lo parezco, disculpas pero alguien lo tiene que decir), pienso que Kafka nos hace confrontarnos con nosotros mismos y descubrir las caretas que impiden que veamos como semejantes a los demás, sólo porque son diferentes a nosotros: diferentes en edad, condición social o económica, pensamientos, ideologías, preferencias sexuales, fe y principios.

           Queda la pregunta en el aire: La sociedad que reniega de los miembros a quien ella despoja de su condición humana, apartándolos de sí; ¿renuncia, por este hecho, a su propia humanidad, en un acto de auto-negación? Yo creo que sí, y es que somos humanos sólo frente al otro. Sólo en el descubrimiento del otro como parte de la misma familia humana, nos reencontraremos a nosotros mismos.

              Un libro imprescindible, si queremos entender lo que hemos perdido en el último siglo de civilización.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Cometas en el cielo

Una bella historia que nos habla de la amistad, el honor, la generosidad y sobre todo, el perdón.

Todos de alguna manera sabemos la forma en la que debemos actuar en determinadas circunstancias, todos tenemos una pequeña voz interior que nos susurra (y a veces nos grita) cuando no hemos estado a la altura de lo que se esperaba de nosotros... la llamamos conciencia.

Cuando fallamos a esa voz, fallamos también a los demás y a nosotros mismos, quedando una herida y una deuda que no nos deja en paz.

Esa es la experiencia de un niño afgano de clase acomodada y en constante búsqueda de la aprobación de su padre, a quien parece importarle poco sus buenas intenciones, tal vez por el hecho de que al nacer provocó la muerte de su madre, el cual no será el único sentimiento de culpa por el que tendrá que cargar Amir, el protagonista de nuestra historia.

Hassan, el mejor amigo de Amir, es además el sirviente de la familia y el espejo en el cual Amir puede verse a sí mismo, pues en no pocas ocasiones Hassan ha respondido como verdadero amigo cuando Amir lo ha necesitado. Amir no puede presumir de lo mismo, al contrario, en una situaciòn de vida o muerte Amir le falla a Hassán de la forma más cobarde y ruín aún sabiendo que le estaba fallando a su amigo... lo que creará un trauma en Amir, persistente aún cuando será adulto.

Enmarcada en los conflictos políticos de Afganistán durante los años 70, 80 y 90's esta historia separa a los dos niños: Hassán se queda en Afganistán, Amir se va a San Francisco; Hassán no deja de querer a Amir, Amir no deja de tener cargos de conciencia por la forma en la que defraudò repetidamente la amistad de Hassan.

Es hasta el 2001 cuando Amir volverá a su tierra y tendrá la oportunidad de reivindicarse ante Hassán, pero ¿se comportará esta vez a la altura de las circunstancias?

Pocas obras modernas tienen la actualidad y la profundidad de un clásico... a mi ver, esta lo tiene.

Algunas perlas de este libro:

"Los niños no son cuadernos para colorear. No los puedes pintar con tus colores favoritos".

"Ese ha sido uno de los minutos más largos de mi vida. Cayeron los segundos, cada uno de ellos separado del siguiente por una eternidad".

"Hasta el día de hoy, me resulta complicado mirar directamente a gente como Hassán, gente que cree cada palabra que dice".

"Las historias tristes producen buenos libros".

"Dijo: 'Tengo mucho miedo.' Y yo le pregunté: 'Por qué', y ella respondiò: 'Porque soy profundamente feliz, doctor Rasul. Una felicidad así asusta".

lunes, 1 de diciembre de 2014

Padre nuestro, que estás en el infierno.

            Un título por demás sugerente y hasta provocador, obviamente en cuanto lo vi en la feria del libro de Ciudad Juárez el título me enganchó, máxime considerando que estaba en el “stand” de la Editorial Verbo Divino, y que es un libro de Ediciones Paulinas, me dio mucho gusto ver representada en la feria del libro a las editoriales católicas, buena falta que hacen.

            ¿Y si te dijeran que has vivido toda la vida con una imagen de Dios equivocada?, ¿Qué después de 20 siglos de pensamiento cristiano, seguimos viviendo una vida espiritual al más puro estilo farisaico que tanto disgustaba a Jesús?, Que Dios no es un comerciante al que tengas que “comprar” la salvación con obras piadosas sino que él te la quiere dar “de gratis” porque es tu Padre.

            Es verdad que Jesús vino al mundo para cambiar toda la mentalidad que en aquel momento se tenía respecto a Dios y a las prácticas religiosas, eso ya lo sabemos, pero que alguien venga y te diga que aún los cristianos del tercer milenio seguimos viviendo nuestra vida espiritual sin tener presente la imagen que Jesús quiso traernos con su venida es algo que de entrada te cambia la perspectiva de muchas cosas.

            Estamos acostumbrados a pensar en un Dios en el cielo, y que a su vez, nosotros debemos alcanzar a través de la santidad, con esfuerzo, pues el Reino de Dios sólo los esforzados lo arrebatan, pero pensar así, ¿no es pensar como los fariseos que creían que mediante el exacto cumplimiento de la ley mosaica se hacían agradables a Dios? Seguimos con la imagen de un Dios juez que nos va a juzgar el último día según nuestras obras, seguimos pensando que debemos pagar a Dios por nuestra salvación haciéndonos merecedores a ella.

            Mediante un viaje a las parábolas de la Misericordia de Jesús, y los pasajes evangélicos de sus encuentros con pecadores, el autor, un religioso de la congregación de San Benito Cotolengo, nos lleva de la mano presentándonos un idea del Padre que a veces se sale de lo que normalmente aprendimos en el catecismo y que incluso aún está presente en el Catecismo de la Iglesia Universal de Juan Pablo II.

            Es verdad que la espiritualidad moderna nos presenta a un Dios amor, un Dios Padre lleno de misericordia, pero este libro da una vuelta de tuerca más, llevando las consecuencias de esta doctrina a sus últimas consecuencias: Dios nos perdona aún antes de que nos arrepintamos, incluso su perdón provoca en nosotros el arrepentimiento. Es un error farisaico dividir el mundo entre buenos y malos, santos y pecadores; sólo quien considera a Dios un juez estricto tiende a condenar también a los demá. En el proceso del perdón y el arrepentimiento, es Dios quien da el primer paso, pues es quien busca al hombre, aun cuando el hombre no lo merezca, no lo desee o no lo espere.

            Debo confesar dos cosas: Es un libro bello, pues lleva la doctrina de la Misericordia de Dios hasta el límite de Dios: El infinito, Dios ama tanto al hombre que estaría dispuesto a ir por él hasta el mismo infierno para salvarlo: hasta el infierno de su pecado, hasta el infierno de su infidelidad, hasta el infierno de sus miserias.

            La segunda cosa que debo confesar es que es un libro que me deja intrigado, porque aunque no es novedoso el tema de la Misericordia Divina, la lleva hasta tal grado que a mi parecer toca las fronteras con las ideas de justificación por la sóla fe de Lutero, ya que no importa como seas, como actúes, Dios te quiere salvar, tal vez hasta muy a tu pesar, punto en el que volteo y veo a Calvino en la vuelta de la esquina. Para rematar, el libro no cuenta con imprimatur, lo cual me deja muy pensativo.

            Ciertamente es un libro que está en las fronteras doctrinales, y se arriesga, hasta cierto punto es un libro esperanzador y como he dicho, muy bello, sólo me queda esa incertidumbre que me hace no dar el último paso para aceptarlo abiertamente y sin cortapisas, mi fe me dice que aún con la gran misericordia de Dios, la fe debe mostrarse en obras, de tal manera que éstas no son para nada irrelevantes en la salvación del hombre, por más que la redención sea una obra de Jesús, no nuestra.

            Con estas ideas en mente, les dejo las siguientes perlas que no obstante, son muy valiosas:

            “Cada imagen de Dios que nosotros llevamos dentro no cimentada en el Evangelio, es inevitablemente imperfecta. Y muy probablemente, errada también”.

            “Si debemos compararnos con alguien, espontáneamente nos viene el escoger a los grandes personajes de la Escritura. En cambio, el Evangelio nos guía partiendo de lo bajo: es Judas nuestro modelo. No porque debamos hacer lo que él,  ¡sino porque ya somos así!”

            “El verdadero pecado consiste, por tanto, en esconderse de Dios, en no dejarse hallar por Él, que viene a buscarnos, en no creer en su misericordia”.

            “El único lugar donde podemos encontrar a Dios es en nuestro pecado, en nuestro infierno, en nuestro sepulcro”.

            “Con la encarnación, Dios se ha mudado. Su lugar ya no está en el cielo. Deberíamos orar así:  ´Padre nuestro, que estás en el infierno´, es decir, en el infierno que todos llevamos dentro, el infierno que llevamos en el corazón, en cada entorno de muerte en el que nos hallamos.

            “La tentación permanente de los hombres religiosos: arrogarse el derecho de separar a los buenos de los malos, a los justos de los injustos”.

            “El objetivo de la vida cristiana no es el de ´ya no equivocarse´, ser irreprochables, buscar un lugar ante Él, sino sencillamente descubrirse hijos bajo el amor de Dios”.

            “La ruta más cercana a Dios, pasa por el prójimo”.

            “Dios no es justo, es hiper-justo, y a la hiper-justicia en el Evangelio se le da el nombre de misericordia”.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Ladrona de libros

          Nos hemos acostumbrado a ver la historia y la vida en términos de buenos y malos. En particular, siempre que pensamos en "los alemanes" durante la Segunda Guerra Mundial, viene a nuestra mente la imagen de los Nazis sanguinarios y egoistas y se nos olvida (o nunca nos habíamos enterado) que el pueblo alemán también sufrió durante la guerra.

           De esto nos habla Markus Zusak en esta historia.

            Debo aclarar que esta historia tiene ya su versión cinematográfica que, para mi gusto, se queda muy corta al contar esta historia. Sin duda el libro es mucho mejor.

            Seguimos a Liesel, una chica de 13 años cuya madre la debe abandonar y dar en adopción para poder librarla de la persecución que el gobierno alemán ha emprendido en contra de su propio pueblo, sólo por no compartir las ideas del Fhürer.

             La trama comienza con una imagen desgarradora: Liesel y su madre al pie de la vía nevada por donde viaja el tren a Munich, que los llevará finalmente a Himmelstrasse. A sus pies, yace el cuerpo del pequeño hermano, víctima de la neumonía antes de llegar al destino donde los dos hermanos empezarían una nueva vida. Es una pena que la película no explote correctamente esta escena (y no es la única) por eso es mejor leer el libro.

           Adoptada por una pareja mayor constituída por un bonachón Hans Hubermann, pintor de brocha gorda que suele tocar el acordeón y su esposa Rosa, mujer recia y de un temperamento duro que se dedica a planchar ajeno para sobrevivir, ya que por la guerra, el trabajo de Hans ha escaseado.

      En medio de un ambiente de miseria, Liesel aprenderá a comenzar de nuevo, asumiendo que no volverá a ver a su madre y a su pequeño hermano. De la mano de sus nuevos padres y de Rudy, su nuevo y mejor amigo, vive la pobreza y el temor de las clases pobres del pueblo alemán.

        Sólo una cosa le servirá de bálsamo a nuestra heroína dentro de tanto infortunio: la lectura. Hans le enseñará a leer y pasará los aciagos días de la guerra devorando libros que no siempre han sido suyos, ya que los ha robado de varios lugares, en especial de la casa de la clienta más importante de su madre: la esposa del alcalde de la ciudad.

         Un nuevo inquilino llega a la casa de los Humermann: Max, el hijo del hombre a quien Hans debe la vida desde la Primera Guerra Mundial, y a quien Hans ofreciò ayudarle en todo lo que necesitara en pago de la deuda que tenía con su padre... el problema, y muy grande, por cierto: el chico es judío. 

          Una historia de esperanza, en la que lo mejor y lo peor del ser humano se entremezclan: amor, intolerancia, odio, respeto a la palabra empeñada, temor, alegría y tristeza. Si viste la película, te has perdido de mucho, necesitas leer el libro y si no la has visto, con mayor razón necesitas leerlo... no te arrepentirás.

          Una historia que cambiará nuestra opinión de los alemanes de la Segunda Guerra Mundial.

          Algunas perlas de este libro:

        "No importaban las veces que le habían dicho que la querían, no reconocía ninguna prueba de ello en su abandono".

         "Creo que a los humanos les gusta contemplar la destrucción a pequeña escala. Castillos de arena, castillos de naipes, por ahí empiezan. Su gran don es la capacidad de superación".

         "¿Cómo le regalas a alguien un pedazo de cielo?... memorìzalo y luego lo describes".

         "Cuando todo estaba en silencio, subí al pasillo y la cortina del comedor estaba un poco descorrida... se veìa la calle. Miré sòlo unos segundos... había estrellas, me quemaron los ojos".

         "El silencio no era quietud o calma, y desde luego no era paz".

sábado, 15 de noviembre de 2014

Cuentos de invierno

      Te encuentras en Venecia, viajando en una góndola y de pronto volteas hacia arriba y alcanzas a ver a la mujer más atractiva que has visto (u hombre, si eres mujer) mirando pensativa desde su ventana. Estas embelesado contemplando esa belleza cuando de pronto cierra la ventana y desaparece, al tiempo que desaparece tu esperanza de volverla a ver en tu vida.

           Ese sentimiento de desazón es el que te transmite este libro de Altamirano, “Cuentos de invierno” es una serie de cuatro cuentos que tienen como tema central el amor y las barreras que existen para que el amor sea correspondido:

            En “Julia”, el primer cuento, una pareja de hombres de trabajo encuentran a una hermosa joven escapando de su padrastro, y la refugian en una habitación del hotel en el que se hospedan. Uno de ellos, Julián, toma bajo su responsabilidad el socorro de esa joven, pues ha quedado prendado de su belleza; sin embargo, Julia se ha enamorado de su jefe, un Francés con negocios en México que está a punto de casarse y por lo tanto, no puede corresponderle. En un triángulo amoroso, parecido al de “Clemencia” se nos muestra los encuentros y desencuentros de la joven pareja, y cómo el orgullo y la fatalidad impiden al amor alojarse en ambos corazones al mismo tiempo.

            En “Antonia” el amor brota en el corazón juvenil del protagonista que narra en primera persona. Apenas él tiene 13 años y ella 15. En pleno descubrimiento de su sexualidad, dan entrada al cariño entre ellos, pero ella termina cediendo al cortejo de un militar de 30 años que llega al pueblo y abandona a nuestro héroe para irse con el militar a México D.F. 

         La historia promete continuar en un futuro, pero el autor nunca pudo concluirla, sin embargo, la unidad de la narración y su correcta conclusión, permiten leer este cuento a pesar de que esté trunca la historia.

            Toca el turno al cuento “Beatriz”, en el cual nuestro protagonista, al cumplir 15 años es enviado a estudiar a la Ciudad de México, y nos narra muy interesantemente la vida ordinaria de la sociedad en ese tiempo y la vida colegial que le ha tocado experimentar. Al año de su estancia le toca ser tutor de un chico nuevo en el colegio, en ese momento conoce a la madre de su nuevo compañero: “Beatriz” y siente que nuevamente se ha enamorado, ahora de una mujer experimentada y muy bella, que sin embargo está casada; eso y la diferencia de edades manifiesta, crea un obstáculo insalvable en una historia que igualmente no llega a un desenlace totalmente satisfactorio, pues es otro cuento no concluido. No obstante, el cuento es muy atractivo, ya que nos lleva de la mano repasando los sentimientos y esperanzas que tantos hemos tenido de niños, cuando nos enamoramos por primera vez de una mujer mucho mayor que nosotros, (ya sea una maestra, una vecina o una catequista) razón por la que es un amor imposible… pero no por eso menos dulce.

            Por último, el cuento con el que inicié esta reseña, “Atenea”: un hombre enfermizo decide viajar a Venecia para “quedarse a morir” ahí y en uno de sus paseos por la ciudad conoce a una hermosa joven, sin embargo no tiene ninguna posibilidad de entrar en contacto con ella para conocerla, una y otra vez regresa al mismo lugar pero no la vuelve a ver, por azares de la vida, entra en contacto con alguien que la conoce y puede empezar a relacionarse con ella, es una mujer bellísima e intelectual a más no poder, pero en pleno siglo XIX, ser una mujer intelectual es ser una mujer sola y fría. Nuestro amigo trata de llegar a su corazón y le escribe una carta en el que hace una descripción del amor como él lo ha conocido, tratando que por esta vía Atenea pueda encontrar a su vez el camino al amor. Igualmente la historia se trunca al final de la carta.

            Estos últimos tres cuentos, tocando el tema del amor desde diversos estados y situaciones, tienen un hilo conductor: las cuatro son historias en donde el protagonista es hombre. Lejos de pensar en una visión machista del fenómeno amoroso, más bien responde a que los cuentos tienen cierta carga autobiográfica, de tal manera que hemos podido viajar a las experiencias amorosas del autor en las diferentes etapas de su vida, no obstante, nadie puede saberlo con certeza, nos quedaremos con la duda y con la belleza de estas historias.

            Algunas perlas de este libro:

“En la primavera de la vida, hasta las espinas florecen y hasta las penas tienen un sabor de felicidad… Entonces hasta los días negros tienen un rayo de luz; es la esperanza”.

“No extrañe, usted, señora, nuestro asombro; pero esta aventura no tiene nada de común y menos lo tiene la persona de usted. Es usted la hermosa heroína de una novela”.

“Has amado alguna vez, hijo mío, y al declarar tu amor te han respondido ofreciéndote amistad? Si es así, te compadezco”.

“¡Se puede ser Don Juan muchas veces; pero Romeo…, sólo una!

“Yo me quedé abatido, y por la primera vez también comprendí lo que era ese horroroso desierto que se hace en derredor nuestro cuando se ausenta la mujer amada”.

¿Acaso el amor no es una enfermedad que se contrae en una sola mirada, al escuchar un acento, al estrechar una mano?

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Clemencia

     Desde que leí “El Zarco” supe que Ignacio Manuel Altamirano sería uno de mis favoritos: dueño de una gran cultura, una prosa refinada y un alto sentido del honor y de la dignidad que se respira en sus obras. En esta ocasión le tocó el turno a “Clemencia”, una novela que toca un tema recurrente en Altamirano: la decencia y la magnanimidad no están necesariamente unidas a la presencia física, ni están sometidas a la siempre engañosa primera impresión.

            La primera protagonista de la novela es la ciudad misma donde se desarrolla la trama: Guadalajara, en particular me cala hondo, debido a que tengo apenas unos días que conocí por primera vez a “La Perla de Occidente” en un viaje breve, pero que creó en mí una impresión singular entre todas las demás ciudades que he conocido, de ahí que me llame la atención el hecho de que el autor no deja en ningún momento de ponderar las bellezas de esta ciudad y nos regala imágenes grandilocuentes: “La vista no puede menos de quedar encantada al ver brotar de la llanura, como una visión mágica, a la bella capital de Jalisco, con sus soberbias y blancas torres y cúpulas, y sus elegantes edificios que brillan entre el fondo verde oscuro de sus dilatados jardines”, y qué decir de la gente de Guadalajara: “Así es que en Guadalajara, apenas llega un mexicano cuando veinte personas le rodean afectuosamente, le invitan a pasar a la casa, le brindan la más franca hospitalidad, le procuran relaciones, y le inician, por decirlo así, en todas la intimidades de aquella sociedad”… “En Guadalajara, a los diez minutos de haber sido presentado, le ofrecen un banquete y apuran en su compañía la copa de la amistad”.

            Dentro de este bello escenario de México, se desarrolla la trama de la novela: en tiempos de la intervención francesa,  dos oficiales del ejército liberal, totalmente opuestos en su físico y en su espíritu, comparten una amistad: Enrique Flores y Fernando Valle; mientras que Enrique, es un joven apuesto, dado a la galantería, conquistador, hábil en sus relaciones sociales, simpático a más no poder, talentoso frente al piano: su amigo Fernando, es apocado, físicamente insignificante, de aspecto enfermizo, huraño, de pocos amigos, y carácter agrio, no obstante,  es valiente, arrojado y generoso a diferencia de Enrique que es de espíritu ligero, superficial, incluso mezquino.

            Pues bien, nuestros amigos han llegado a Guadalajara en el paso del ejercito liberal para detener el avance francés dentro del territorio nacional. Ha pasado ya la gesta del 5 de mayo, en la que Fernando demostró sobrada valentía; pero dicha victoria ha quedado atrás y las derrotas ante los franceses se suceden una tras otra, el ejército se repliega buscando reordenarse y defender la República, en este viaje, los amigos conocen en Guadalajara a una prima de Fernando: Isabel, una bellísima joven rubia, de aspecto angelical, y temperamento apacible. Fernando, quien nunca se había enamorado, se siente impresionado por la belleza de su prima Isabel, pero al visitarla, acompañado de su amigo Enrique, conoce junto con él a una amiga de Isabel: Clemencia, una belleza morena, con unos ojos que embrujan con su mirada y de temperamento apasionado, acostumbrada a hacer valer su voluntad a fuerza de su belleza magnética.

            Pronto Enrique se lanza a la conquista de Isabel, quien cae inmediatamente conquistada por su bello semblante y su personalidad carismática, por otro lado, Clemencia parece sentirse más atraída por Fernando, a quien conquista gracias a su coquetería irresistible. Sin embargo la situación no dudará mucho: Enrique sólo quiere de Isabel un amor pasional y sin compromisos, Isabel lo rechaza por ese motivo con el dolor de su corazón y queda devastada. Al ver su intención trunca, Enrique se lanza a conquistar a Clemencia, pasando por encima del amor de su amigo, Clemencia termina correspondiéndole, ya que su relación con Fernando ha sido sólo un juego de su espíritu curioso; esto, ante la agonía de Isabel y de Fernando.

         La guerra entra en escena y los militares son enviados hacia Colima, y el drama entre el amor de las dos mujeres por Enrique y el despecho de Fernando al verse burlado, generarán un desenlace lleno de emoción, sentimientos cruzados y admiración, en los que lo celos, la traición a la patria, la desvergüenza, el valor y el honor corren a raudales.

            Pocas veces me he sentido tentado a saltar páginas, solamente para saber el desenlace final de la historia, ésta ha sido una de esas veces, en verdad que Altamirano ha dejado una huella profunda en mí a raíz de su novela Clemencia, en la que se asoma al corazón de la mujer, lleno de enigmas y dulzuras.

            Algunas perlas de este libro:

“Gastador, garboso, alegre, burlón, altivo y aun algo vanidoso, tenía justamente todas las cualidades y todos los defectos que aman las mujeres y son eficaces para cautivarlas”.

“En pocos lugares de la República puede contemplarse el grandioso espectáculo que en Guadalajara, que pudiera llamarse la hija predilecta del trueno y de la tempestad”.

“Quien no espera vencer, ya está vencido”.

“El corazón no debe darse sino como precio de un amor probado mil veces. El que resiste a estas pruebas y sale airoso de ellas, ese es el merecedor de nuestro cariño”.

“La memoria de un alma compasiva es la más santa de las tumbas”.

sábado, 1 de noviembre de 2014

El juego de ripper

        Isabel Allende es una escritora peruana que vive actualmente en California, obteniendo la ciudadanía norteamericana. Es una escritora con un alto volumen de ventas a pesar de que se le ha acusado de baja calidad literaria.

          Esta es su primera novela de corte policiaco: "El juego de ripper" y debo decir que no le quedó nada mal.

          Es una novela que desde el principio te engancha: una serie de asesinatos en San Francisco mantiene en jaque al inspector en jefe del departamento de homicidios de la ciudad.

           Su hija Amanda, una inteligentísima adolescente de 15 años dirige a su vez, un equipo virtual de jóvenes de USA, Australia, Sudáfrica e Inglaterra que se dedican a jugar "Ripper", juego de rol en el cual, tomando diferentes personalidades, se encargan de seguir y desentrañar los misterios de los asesinatos de San Francisco.

             La madre de Amanda, Indiana, es una atractiva mujer de 33 años que, divorciada del padre de su hija, trata de sacarla adelante y a su vez reencontrar el camino de su felicidad.

              Pronto la vida de todos se verá trastocada cuando los eventos sangrientos de la ciudad empiecen a suceder a personas cercanas, incluso a ellos mismos.

              Amanda tendrá que hacer uso de todo su talento y el apoyo del grupo de Ripper para salvar a su madre que ha sido secuestrada, tal misión será operada por el enamorado de su madre: un veterano "Navy Seal": Ryan Miller.

              Tal vez se le podría acusar a esta obra de ser literatura de entretenimiento únicamente, sin la intención de dejar nada más en el lector, estrictamente hablando creo que es así, pero cumple bien su cometido.

                  Por otro lado, podemos encontrar una fuerte influencia de la cultura New Age y de la filosofìa oriental en este trabajo, cosa que siendo cristiano no me agrada mucho, pero lo respeto.

Algunas perlas de este libro:

"La maldad es una distorsión de la bondad natural, una expresión del alma enferma".

"Quien busca ayuda, siempre la encuentra".

"No se puede escapar de ciertos recuerdos, siempre te alcanzan, debes reconciliarte contigo mismo".

martes, 28 de octubre de 2014

Ojos castaños

        Una vela barata de baterías iluminaba la mesa vestida con un inmaculado mantel blanco. En el centro, a lado del artefacto de decoración falso, un violetero con un fresco crisantemo y un persistente olor artificial a flores de campo hacía volar su mente hacia la floristería que diariamente perfuma sus productos con el aromatizante en aerosol, a sabiendas que las flores que comercializa no alcanzan a tener la fragancia suficiente para el deteriorado olfato del habitante de la ciudad plena de humo y olor a asfalto caliente y mojado.

        Frente a él, una silla vacía esperaba a nadie, y una carta aguardaba su decisión: ¿Pasta o pizza? Elección sencilla: siempre le había parecido una verdadera pérdida de tiempo y dinero pedir pizza en un restaurante italiano, “si quisiera pizza, iría a una franquicia de comida rápida”, las sirven a una tercera parte del precio, con un sabor al que estaba más acostumbrado y sin tanto “glamour”, después de todo, es una tortilla con queso y salsa.

       Pidió por fin la pasta: un fetuchini  a la crema con alcachofas y albahaca, acompañada de un té frío de manzanilla.

         Mientras esperaba su orden, observó en la mesa de frente a una pareja de jóvenes recién salidos de la adolescencia platicar animadamente con los labios y con los ojos. Estaban en pleno cortejo y aunque tratando de disimularlo por convencionalismos sociales, era obvio para cualquier observador externo que los dos se morían el uno por el otro, a juzgar por sus miradas, la posición de sus cuerpos y el movimiento de sus cabezas y manos. ¡Tan fácil y directo es el lenguaje del amor!

          Poco más allá, una reunión es acaparada por un hombre con un escandaloso acento de merolico de feria: “¿Has probado el Carmenere chileno?, es una delicia, nada que ver con un Merlot sin sustancia ni temperamento; esos chilenos sí que saben hacer vino bueno y barato… aquí en México no salimos del Lambrusco, sólo esa nos sabemos, nos falta mucho conocimiento y cultura gastronómica”… ¿A quién se le ocurría criticar en público un vino italiano en un restaurant italiano?... definitivamente a nuestro amigo; independientemente de que fuera cierto o no, hay que guardar las formas, pensaba él.

         Mientras esperaba la orden, un par de mujeres entró al restaurant seguidas por un hombre que daba todas las trazas de ser de gustos “gays”, los tres se sentaron en una mesa contigua a la de él e iniciaron una conversación un tanto escandalosa, dirigida por el hombre, que demostraba ser de carácter alegre y locuaz.

         “Menos mal que el platillo tiene buena pinta”, pensó cuando le presentaron su orden. En un restaurant con una cena de consumo promedio de cuatrocientos pesos por persona, lo menos que esperas es que al menos el platillo se vea apetitoso.

           Resulta irónica la situación de estar en un buen restaurant, con una cena agradable, un ambiente tranquilo y… sólo; no obstante, era una persona que agradecía la soledad, su temperamento introspectivo facilitaba esta situación y él en realidad se sentía cómodo, aunque nunca acostumbrado ni contento por no tenerla cerca.

            De pronto, el bocado de pasta enredado en el tenedor con la ayuda de la cuchara se desenrolló justo al momento en que introducía la pasta en la boca. Instintivamente cerró los dientes, quedando con una divertida barba de fetuchini en la cara que en un restaurant italiano resulta de lo más humillante.

            Peor fue escuchar las pequeñas risillas de la mesa de a lado, donde se habían sentado la pareja de chicas y el hombre gay. Definitivamente su pequeño accidente no había pasado desapercibido por esa mesa y se sentía profundamente apenado.

             Ni hablar, esas cosas suceden, pensó y prosiguió con su comida, pero percatándose que los ocupantes de esa mesa, en particular una de las mujeres seguía poniendo excesiva atención a su forma de comer, constantemente volteaba hacia él, cosa que lo hacía sentirse de más incómodo, en una noche que se suponía sería agradable y tranquila.

            Con el tiempo, se dio cuenta que por alguna razón, era el centro de interés de la mesa de a lado, y que dos de los ocupantes le hacían pequeñas bromas a la segunda mujer.  Acostumbrado a leer el comportamiento de los demás en incontables reuniones de negociación y conferencias, sabía que tales cuchicheos eran debido a que una de las chicas tenía especial interés en él y sus compañeros de mesa la hostigaban al respecto.

           Una vez terminada su cena y pedida la cuenta, sucede algo que nunca se había imaginado: la chica de la mesa contigua se levanta y se dirige hacia la mesa que él ocupaba. Era delgada, de estatura entre regular y alta, vestía jeans de mezclilla, una blusa blanca y zapatos de tacón medio, pelo pintado de rubio cenizo que enmarcaba bellamente su rostro de tez blanca. Aparentaba de 35 a 38 años, y aunque empezaban a aparecer los signos de la edad, aún era una mujer lo suficientemente atractiva como para hacer voltear a cualquiera que estuviera a su lado.

-“¿Puedo sentarme?”
-“¡Sí claro!” Contestó sorprendido, poniéndose inmediatamente de pie para acercarle la silla, sin saber que esperar de tan inusual  situación para él.
-“¿Por qué estás tan sólo?, te ves triste”
-“Es uno de los inconvenientes de los viajes de trabajo”.
-“¡Ah! ¿no eres de aquí?”
-“No, vengo de Cd. Juárez”.
-“Entonces, ¿estás sólo?”
-“Sí”.

             Se sentía como caperucita roja hablando con el lobo feroz, a fuerza de pasar toda su juventud sin salir a fiestas, bailes, antros o algo que se le pareciera, no tenía ninguna experiencia en abordajes de este tipo, menos aún, si el abordado era él, y por una mujer atractiva. Era evidente: ella estaba tratando de abrir la puerta y en el momento en el que él la abriera, ella entraría. ¡Focos rojos en todo lo alto!

-“¿Y dónde te estás quedando?”
-“En el hotel que está pegado a este mismo restaurant”

            En ese mismo momento, llega el mesero con el voucher listo para ser firmado y su tarjeta, él entrega la documentación firmada, al momento que escucha a la chica:

-“¡Qué bien que nos queda cerca el hotel, así no tardaremos mucho en llegar!”.

            ¡Qué!, ¿cuándo los hombres dejaron el galanteo, para dejar a las mujeres la iniciativa, y ellas sin pudor tomaron el mando de la situación con propuestas tan directas como groseras?

-“¿Cómo te llamas?”
-“Silvia”
-“Y dime, Silvia”,  toma el vaso de te frío y da el último trago, mientras no deja de ver los ojos castaños de la chica, que no le despega la vista ni un momento con una sonrisa de Gioconda. Es increíble lo difícil que resultaba sostener la mirada frente a una mujer como ella. “¿qué hace una hermosa mujer coqueteando con un hombre cuarentón?”
-“No sé, dímelo tú”. Contesta ella, sonriendo y jugando con un rulo de su cabello.
-“Te diré lo que creo: creo que lo que hace es tener su primer fracaso de seducción, ´el primero´, porque siendo tan hermosa, seguramente has tenido todos los hombres que has querido, ´fracaso´, porque no puedo acceder a tu propuesta”
-“Y eso ¿Por qué?”
-“Soy casado”
-“¿Y qué?, no te estoy proponiendo matrimonio, sólo quiero que pasemos una noche divertida, nadie se va a enterar”
-“Me voy a enterar yo y eso basta”
-“¿Tan anticuado?”
-“Tan enamorado”
-“¡Pues qué aburrido!”
-“No tengo la intención de divertir a nadie, pero…” Toma la mano de la mujer y la acerca a sus labios sin tocarla con ellos, viéndola de nuevo a los ojos y diciéndole al tiempo que se pone de pie: “gracias por intentarlo”.

            Él se retira después de excusarse con la otra pareja que no ha dejado de mirarlos desde que Silvia se acercó a la mesa, y camina hacia la puerta, mientras ella lo sigue con la mirada, sabiendo que sin importar los hombres que sigan en su lista de conquistas, no olvidará al caballero que conoció frente a una falsa vela de baterías.

Rafael Sosa de Santiago
Octubre 2014

sábado, 25 de octubre de 2014

Historias de cronopios y famas

          Julio Cortázar definitivamente no es para cualquiera,  inevitablemente te obliga a tomar una postura ante él: o lo odias o lo amas, no puedes tener término medio ante su literatura.

           Una cosa es cierta: para leer a Cortázar necesitas eliminar antes muchos paradigmas de tu cabeza, tal vez por eso es tan bien recibido por los jòvenes: siempre están abiertos a caminos nuevos, diferentes.

           "Historias de cronopios y famas" es una muestra de ello: estamos ante un libro de cuentos y relatos irreverentes y desenfadados, todo lo contrario de lo que esperaríamos de una obra literaria "seria"... y sin embargo, lo es.

El autor nos describe un universo nuevo, dónde lo irrelevante se convierte en vital y lo trascendente es prescindible, nos enseña a no tomarnos tan en serio y disfrutar la vida como viene, "sin el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles".

Para el lector tradicional, este libro será una insensatez y su lectura una pérdida de tiempo; para la persona adecuada, será una ventana a un mundo nuevo, más libre, más natural y más esencial.

Sólo un dato: pocas lecturas recuerdo de mis años de primaria; pero una me quedó grabada a fuego en la mente... hoy vengo a descubrir que ese relato que quedó tan vívido en la memoria de un niño de ocho años (hace treinta y cinco) fue un brevísimo cuento de este libro: "Historia verídica"... lo dicho, el mejor lector de Cortázar siempre será un niño.

Es un libro brevísimo, apenas 100 páginas y sin embargo te puede cambiar la vida: es un lectura que te enseña a jugar con la vida y ver al mundo con ojos nuevos, de niño.

Algunas perlas de este libro:

"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj, te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire".

"Mi secretaria lloraba, leyendo el decreto por el cual me dejaban cesante, para consolarme, decidí abstraer sus lágrimas y por un rato me deleité con esas diminutas fuentes cristalinas que nacían en el aire y se aplastaban en los biblioratos, el secante y el boletín especial.
La vida está llena de hermosuras así."

"Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle, aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta."

"Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, le sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume y finalmente,  se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz. La flor piensa: es como una flor".

viernes, 24 de octubre de 2014

La muerte de Artemio Cruz

         Uno de mis autores preferidos es Carlos Fuentes, tiene una pluma ágil, a la que en ocasiones me es difícil seguir el ritmo, al punto de perderme, pero siempre es inteligente y agudo en sus ideas dejándote un mayor conocimiento de ti mismo, del ser humano y de México.

 

            Después de escribir su gran novela: “La región más transparente” en 1958, Carlos Fuentes tenía la misión de superarse a sí mismo con una nueva obra que consolidara su posición literaria en México y en el mundo hispanohablante, al tiempo que diera un nuevo impulso al “Boom latinoamericano”. El mundo volteaba a ver a los escritores latinoamericanos: al argentino Julio Cortázar, el Colombiano Gabriel García Márquez, el Peruano Mario Vargas Llosa y México no podía quedarse atrás: su exponente era Carlos Fuentes.

 

            Y Carlos lo volvía a hacer: publica en un solo año dos novelas enormes: “La muerte de Artemio Cruz” y “Aura”, hoy nos ocuparemos de la primera, Carlos Fuentes, es recurrente en su idea de que la Revolución Mexicana, ha servido para que muchos mexicanos que estaban condenados a la miseria ascendieran en la vida económica y social de México, llegando a las más altas cumbres de la sociedad… y de la corrupción.

         Artemio Cruz es miembro de la familia revolucionaria de México y de la clase política: ha sido diputado, político de toda la vida, posee un periódico que lo convierte en uno de los hombres más poderosos e influyentes del país y… está muriendo. La novela viaja sin rubor por el pasado y el presente, haciéndonos descubrir como un pobre revolucionario, ha llegado a ser coronel Carrancista, latifundista, diputado, periodista y hombre de negocios, como ha tenido que desgarrar su vida en el trayecto y cómo ha renunciado al amor, y quedarse sólo con la memoria del amor, grabada en la imagen de Regina, la mujer a la que ha amado siempre, pero que pierde en la lucha revolucionaria. Casado con Catalina, hija y heredera de un rico terrateniente, ha hecho de su vida de casados sólo una pantalla social, que subsiste hueca y vacía, a pesar de que podrían amarse, sin embargo, no se atreven ni uno, ni la otra a arriesgarse a dar el corazón.

         En la cama dónde agoniza Artemio, desfilan su esposa, su hija Teresa, su nieta Gloria, su secretario particular Padilla, un sinfín de doctores y enfermeras, y los recuerdos de sus muertos y muertas, la gente que ha quedado en el camino, y que ahora que está cerca del fin vienen a su memoria.

           En un país donde el político enriquecido y poderoso es más odiado que admirado o temido, una novela donde se retrata el ocaso y fin de un cacique como Artemio Cruz parecería una especie de justa venganza, que le permitiría al lector regodearse en la fatalidad del protagonista, sin embargo Carlos no permite esa acción, y nos muestra los claro-oscuros de ese hombre (y en definitiva, de todo hombre).

           Cerca del final de la novela y del ocaso de Artemio, Carlos Fuentes nos muestra su vida de niño, nacido inocente, criado por un mulato que providencialmente escapa de la vida servil durante los años en los que cuida del “niño Cruz” y le da amor, una forma honesta de vivir y un pobre techo. Para Carlos, todo hombre, por más poderoso, vil o abyecto que sea, ha nacido puro e inocente, es genial la manera en la que cierra la novela: dejándonos un sentimiento de solidaridad humana con el protagonista, cuya redención, tal vez no provenga de un arrepentimiento final, sino de la larga vida llena de circunstancias que lo hicieron llegar al punto donde, después de todo lo bueno y lo malo, llegaremos tarde o temprano los que hemos nacido de mujer: el momento de “tu silencio… tus ojos abiertos… sin vista… tus dedos helados… sin tacto…”

 
Algunas perlas de este libro:

“Tú te sentirás satisfecho de imponerte a ellos; confiésalo: te impusiste para que te admitieran como su par”.

“No sé qué has hecho. Sólo sé que en tu vida perdiste lo que después me hiciste perder a mí: el sueño, la inocencia. Ya nunca seremos los mismos”.

“Acéptame así, con estas culpas, y mírame como a un hombre que necesita… No me odies. Tenme misericordia, Catalina amada. Porque te quiero; pesa de un lado mis culpas y del otro mi amor y verás que mi amor es más grande…”

 

Cocina mexicana

Además de estar casado con una brillante Gastrónoma y futura Chef (no me cabe duda), desde siempre he sido un apasionado por la comida (¿y quién no?), es por ello que me lancé a conseguir este libro en cuanto tuve noticia de que existía.

Salvador Novo fue un escritor, poeta y cronista, miembro de “Los Contemporáneos”, un grupo de intelectuales y escritores que tuvo gran influencia en las letras de principios del siglo XX. Y escribió felizmente este libro: “Cocina mexicana”. Aunque se concentra grandemente en describir la historia de la gastronomía de la ciudad de México, es natural que toque innumerables temas comunes con la gastronomía mexicana. Desde la época prehispánica, hasta la segunda mitad del siglo XX, Novo repasa insumos, técnicas, recetas, minutas de banquetes, fondas, restaurantes y mesones famosos de nuestra capital.

La mesa de Moctezuma, de Hernán Cortés, el mestizaje de la cocina, el triunfo temporal de la cocina francesa sobre la española, el barroquismo de la comida colonial, el triunfo definitivo de la comida española sobre la francesa, el pulque, la cerveza, el café y los cafés, lugares de convivencia, discusión, acuerdos políticos y creación literaria; las famosas tortas de Armando, los pregones callejeros de la ciudad de México… todo lo recoge, todo lo reseña y todo lo antoja, con una prosa inigualable y una pasión por la ciudad y sus comidas que se descubre en cada párrafo.

No conozco a fondo la ciudad de México, pero Novo me hizo viajar mentalmente a sus fonditas y calles y me invitó a probar el mole de guajolote, las tortillas de maíz negro, con un tarro de pulque curado. Estoy seguro que de haber crecido ahí, sería aún más entrañable este libro, y sin embargo ya de por sí es un documento muy valioso para cualquier mexicano que se precie de serlo.

Podríamos fácilmente descubrir dos libros dentro de esta obra: el primero en la primera mitad, en el cual describe la comida y las costumbres del México Precolombino, Colonia, la reciente nación independiente y el porfiriato. Más documental, consciente de que el autor ha tenido que realizar una investigación documental extensa para obtener el material escrito. Por otra parte, después, en la segunda mitad de la obra, encontraremos ya al autor a su aire, describiendo las cosas tal y como las recuerda y las conoce, ahí encontramos la prosa diáfana y extraordinaria del autor, una verdadera delicia. El mismo Novo lo manifiesta abiertamente: “!Qué alivio, qué respiro, qué comodidad para el cronista de la gastronomía en la ciudad de México, llegar en su reseña a un punto en el que puede atenerse a sus recuerdos y a sus experiencias, sin tener que acudir al testimonio disperso, remiso, casual, de los libros que hasta este punto ha necesitado decantar, reducir hasta la salsa, pasar por el colador chino, espumar o clarificar!”

Un excelente libro de referencia para cualquier entusiasta de la gastronomía o de la vida cotidiana de una ciudad que en gran parte ha desaparecido, pero que aún se empeña en subsistir entre tacos de canasta, carritos de camote, pulquerías y fondas de barriada.

Algunas perlas de este libro:

“¿Qué intuición, qué genio de la raza aconsejó a los nahuas la alquimia que sólo la química moderna ha valorizado: la que por la ósmosis de la cal en el maíz, cuya pulpa se libra en el proceso de los ollejos de indigerible celulosa, rinde un alimento totalmente asimilable y al cual debieron los mexicanos la perfecta calcificación de sus huesos y dientes?”

“Los europeos buscaban como desesperados las especias que sazonaran su comida. Cuando Colón (como adelante ampliaremos) probó un ají y lo halló picante, creyó (¡eureka!) haber dado con una abundante especie de pimienta, y por tal descripción se apresuró a comunicar a sus empresarios tal descubrimiento”

“Llegaron los indios sobrios y desnudos hasta la guerra de Independencia. Durante las batallas, su resistencia física demostró hasta qué punto las obligadas privaciones alimenticias de una campaña (que afectaron hasta el debilitamiento y la derrota a los criollos realistas) no constituían novedad, sino costumbre que auxilió en la victoria final a los indios subsistentes por su ancestral par de tortillas”. O lo que es lo mismo: la independencia la ganó la dieta rigurosa de los indígenas.

“Era un placer grande el comer estas tortas magníficas, pero el gusto comenzaba desde ver a Armando prepararlas con habilidosa velocidad. Partía a lo largo un pan francés (telera, le decimos)… extendía un lecho de fresca lechuga, picada menudamente; enseguida ponía rebanadas de lomo, o de queso de puerco, según lo pidiera el consumidor, o de jamón, o sardinas, o bien de milanesa o de pollo, y sólo con estas dos últimas especies hacía un menudo picadillo con un tranchete filosísimo con el que parecía que se iba a llevar los dedos de la mano… Con ese mismo cuchillo le sacaba tajadas a un aguacate, todas ellas del mismo grueso…”

miércoles, 1 de octubre de 2014

Bajo la misma estrella

Un “bestseller” para adolescentes y jóvenes, incluso ya hicieron la película, de hecho vi la película antes de leer el libro, debo decir que es bastante fiel a la novela de John Green, pero por regla general, las películas siempre salen debiendo si las comparamos con la novela (excepción que confirma la regla: El Padrino).

    Después de leer a algunos clásicos de la literatura universal, leer un libro de moda, termina siendo un descanso; la lectura, claro, es mucho más ágil, considerando además que es un libro para adolescentes, con una prosa ciertamente ligera que hace volar páginas.

     Hazel es una chica de 17 años con cáncer de tiroides que ha hecho metástasis en los pulmones y la encadena a un tanque de oxígeno portátil que lleva y trae a todos lados. De carácter reservado y totalmente resentida contra la vida que le ha tocado llevar, trata de pasar sus días con la menor carga de depresión, aunque sabe que “la depresión es un efecto secundario de estar muriendo”. 

     Su único refugio es la lectura de su libro predilecto: “Un dolor imperial” de Peter Van Houten, el cual narra la historia de una enferma en fase terminal y que termina de manera inesperada a la mitad de una frase, ese libro se ha convertido para Hazel en un manual de sobrevivencia y Peter, su autor, en la referencia para entender la experiencia de vida-muerte que le ha tocado vivir. 

      Presionada por su madre, acude a un grupo de apoyo en el cual conoce a Augustus Waters, un atractivo joven de diecisiete años a quien en el pasado se le diagnosticó ósteosacroma (cáncer de hueso) y por tal razón ha perdido una pierna, sin embargo, el cáncer parece haber desaparecido. Lleno de un carisma y una simpatía sin límites, pronto se gana la confianza y el cariño de Hazel.

      Juntos vivirán experiencias que por un lado, hacen que Hazel se replanteé sus antiguas ideas en contra de la vida y tratar de sorber al máximo la felicidad que se le presenta en el amor de "Gus"... a pesar de que "el mundo no es una máquina de conceder deseos".

     Una enfermedad terminal, un amor, un viaje a Amsterdam, una desilusión, una noticia fatal que le da un inesperado giro a la trama y un deselace previsible, pero no por eso menos bello y aleccionador: hay que saber aprovechar el breve tiempo que tenemos, conscientes de que "hay infinitos más grandes que otros infinitos".

     Lo más relevante de esta obra es que es para adolescentes y jóvenes y los orilla a pensar en la muerte y hacerse preguntas respecto a su trascendencia. Temas que parecerían estar erradicados de los tópicos propios de esa edad.

Algunas perlas de este libro:

"Creo que mis compañeros querían ayudarme a sobrellevar el cáncer, pero al final se dieron cuenta de que no podían, y por una razón: el cáncer no se sobrelleva".

"La única solución era intentar deshacer el mundo, conseguir que volviera a ser oscuro, silencioso y deshabitado, devolverlo al instante anterior al Big Bang, al principio, cuando era el Verbo, y vivir en aquel espacio vacío previo a la creación, sólo con el Verbo".

"Volví a darle las gracias. En un hospital das las gracias muchas veces".

"Lo curioso de las casas es que casi siempre parece que adentro no está pasando nada, aunque encierran la mayor parte de nuestra vida".

"Los sueños que se hacen realidad nunca sacian la voraz ambición humana, porque siempre pensamos que podríamos volver a hacerlo todo mejor".

domingo, 28 de septiembre de 2014

La fierecilla domada.

No había leído a Shakespeare, debo decir que fue más divertido de lo que creí en un principio.

Al leer a este autor, debemos tener en mente que Shakespeare escribía teatro, de tal manera que nos encontraremos con una obra totalmente diferente a una novela:

No se utilizan las largas y exhaustivas descripciones de la novela, pues se supone que público está observando el escenario; el narrador omnipresente no existe, ya que los actores van desarrollando la trama en sus propios parlamentos; y sobre todo, encontramos la obra escrita en libreto, indicando lo que le corresponde decir y hacer a cada quien.

¿Por qué empezar a leer a Shakespeare por una obra no tan conocida? Bueno, la razón fue totalmente circunstancial: viene mañana una obra de teatro basada en esta historia y la voy a ver, de tal manera que quise "hacer mi tarea" antes de acudir al teatro, sólo por eso. Pasemos, pues, a la historia:

Un padre tiene dos hijas casaderas: Catalina y Blanca, ambas muy hermosas, pero de carácter muy distinto: mientras Catalina es agria, irrespetuosa e iracunda; Blanca es amable, sensible y discreta. Debido a su atractivo natural, Blanca está llena de pretendientes, sin embargo Bautista, su padre, ha decidido que no dará a Blanca en matrimonio, hasta que Catalina se haya casado, siendo que por su carácter, no hay joven que se interese en ella a pesar de su belleza.

Uno de los pretendientes de Blanca, Hortensio, consigue interesar a un amigo, Petruchio, para que conquiste a Catalina y la haga su esposa, a fin de poder tener tener el camino libre para cortejar a Blanca.

Petruchio se acerca a Bautista con la intención de pretender a su hija Catalina e inicia la batalla para conquistar su corazón y de pasada "domar" el carácter fiero de su dama... ¿cuál será la estrategia de Petruchio para domar a su fierecilla? De eso se trata esta obra.

Fueron sus diálogos inteligentes lo que encontré más atractivo de "La fierecilla domada". De manera especial el diálogo inicial entre Petruchio y Catalina, lleno de ingenio y buen gusto.

Sólo recordemos que estamos leyendo una obra que refleja los usos y costumbres de la Inglaterra isabelina del siglo XVI, si no lo consideramos así, el desenlace de la obra nos parecerá chocante y tal vez ofensivo para algunos.

Algunas perlas de esta obra:

"Lo que hace, en definitiva, rico al cuerpo, es el alma. Del mismo modo que el sol atraviesa las nubes más sombrías, así el honor muéstrase a través de los más pobres atavíos".

"Aquel cuya cabeza le da vueltas, cree que lo que gira es el mundo entero".

"Una mujer colérica es como un manantial removido, cenagoso, feo, turbio, desprovisto de toda belleza. Y mientras está de tal modo, nadie hay, por sediento que se halle, por deseoso de beber que se encuentre, que quiera remojar en él sus labios ni beber una sola gota".

miércoles, 24 de septiembre de 2014

El juguete rabioso.

          Se nos ha educado para juzgar la vida en términos de bueno y malo. Al ver una película nos descubrimos a nosotros mismos tratando de identificar al malo, que será muy malo, por cierto; y al bueno, que será seguramente una mezcla de San Francisco de Asís y James Bond.

            Estoy ante una novela que rompe con este pensamiento maniqueo, su autor, el argentino Roberto Arlt nos presenta sus personajes llenos de claro-oscuros, su mismo protagonista no es el clásico héroe ético e irreprochable al que podríamos estar acostumbrados.

            Se trata de cuatro narraciones contadas en primera persona por el protagonista: Silvio Astir, que recogen, a manera de autobiografía, cuarto etapas de su vida:

1.      De adolescente, como lector asiduo de la literatura de bandoleros, al punto que desea fervientemente convertirse en uno de ellos, a la manera en la que Alonso de Quijano, por sus lecturas de literatura caballeresca, decide convertirse en Don Quijote; o igualmente, Madame Bovary, influida por su lectura de novelas de amor, se deja llevar, queriendo ser la protagonista de una de esas novelas. Nuestro Silvio llega, incluso, a formar una banda junto a algunos amigos con los que entra a robar libros a una biblioteca.

2.      De joven, forzado por su madre a abandonar el ocio que lo mantiene todo el día leyendo, busca trabajo en una “librería de viejo” y pasa momentos de miseria intensa, rodeado de personajes que maldicen su suerte y su “vida puerca” como originalmente pensaba el autor llamar a esta novela. Este relato nos permite conocer la vida de los arrabales en la Argentina de principios del siglo XX.

3.       Incursionando en la escuela de aviación, donde intenta ser aprendiz de mecánico, Silvio muestra su gran habilidad para diseñar e inventar cosas, sin embargo carece de conocimientos básicos de ingeniería y lo dan de baja, debido a que no quieren gente inteligente, sino sólo fuerza de trabajo.

4.      La parte fundamental de la obra, que llega a ser el cénit de la novela. Silvio, ya adulto, se dedica a la venta de papel, que le da un sueldo raquítico, pero honrado. Se ve ante la decisión moral de participar en un robo o delatar al autor intelectual que es su amigo. Esta última parte, creo yo, vale por toda la obra, sin demeritar las otras tres. El desenlace rezuma esperanza, sin olvidar que en Arlt nada es ni negro, ni blanco: como en la vida misma, las alegrías están salpicadas de tristezas y los momentos de gloria, de pequeñas derrotas.

El tema fundamental es una crítica social a la marginación, no solo económica, sino también cultural: Silvio debe alquilar sus libros, pues no puede pagarlos, cuando sus amigos y él deciden robar, roban precisamente una biblioteca escolar, el primer trabajo de Silvio es una librería donde los dueños y él mismo se mueren de hambre por falta de clientes, Silvio debe llamar la atención en la calle con un silbato para invitar a los transeúntes a entrar a la librería. La educación, la escuela, los libros, el conocimiento están vedados para Silvio, a pesar de su gran talento e inteligencia. No obstante, ante esta circunstancia que pareciera ser tenebrosa para el futuro, Arlt nos regala momentos de gran lirismo y fe en la vida y en el hombre, después de todo, vale la pena vivir, porque la vida es muy linda.

            Alguna perlas de este pequeño libro de apenas 122 páginas:

“Algunas veces en la noche, hay rostros de doncellas que hieren con espada de dulzura. Nos alejamos, y el alma nos queda entenebrecida y sola, como después de una fiesta”.

“Despacio consideraba sus encantos, avergonzados de ser tan adorables, su boca, hecha tan sólo para los grandes besos”.

“Estudie, usted cree que porque piensa lo ha hecho todo, y pensar no es nada más que un principio”.

“Del cielo celeste descendía una alegría que se filtraba en tristeza dentro de mi alma culpable”.

“Hay una verdad, sí… y es que yo sé que siempre la vida va a ser extraordinariamente linda para mí. No sé si la gente sentirá la fuerza de la vida como la siento yo, pero en mí hay una alegría, una especie de inconsciencia llena de alegría”.

“Y saber que la vida es linda me alegra, parece que todo se llena de flores… dan ganas de arrodillarse y darle las gracias a Dios, por habernos hecho nacer”.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Madame Bovary

Un clásico de la literarura universal: "Madame Bovary", de Gustav Flaubert.
Mil disculpas para quien sea fan incondicional de las 50 sombras de Grey, las más oscuras y las liberadas. Pero E.L. James no tiene nada que hacer frente al genio de Flaubert.

Esta novela relata la historia de la decadencia moral de Emma Bovary en búsqueda de la pasión y la sensualidad que no encuentra en su matrimonio y aunque relata la historia de su adulterio y de cómo eso la lleva no sólo a la degradación total, sino a la ruina de su familia, lo hace con un lenguaje exquisito, y con una narrativa increíble.

Corre el año 1856 y Flaubert había terminado la redacción de su novela que tendría que pasar por un  proceso legal para poder editarse en una sociedad francesa que aunque influida por la Ilustración, veía con recelo ciertas lecturas que se pudieran considerar "insanas" o contra las buenas costumbres.

Sin embargo "Madame Bovary" pasó el proceso y pudo ser publicada en 1857.

Emma es una amante de la lectura romántica y como toda joven de su época sueña con un amor idílico y eterno. Con esa esperanza se casa con Carlos Bovary, un médico de provincia que le proveé con su trabajo una casa acomodada y una vida que, aunque con limitaciones, le permite un cierto aire aristócrata.

Poco a poco va descubriendo que su marido no entiende su forma de ver la vida (alimentada por sus lecturas) es un hombre gris, trabajador, sí, pero sin aires de mundo, ni capaz de alimentar la pasión de su matrimonio, ni tener las ambiciones que ella tiene, no obstante, le da una hija a la que le da el nombre de Berta.

En el abismo que empieza a formarse entre sus ilusiones y su realidad, Emma empieza a fantasear con otros hombres que se muestran como ella quisiera que fuera su marido: atrevidos, apasionados intelectuales y exitosos.

Pronto llega a permitir entrar a su mente y a su corazón a un estudiante prometedor y tímido de el pueblo. León, el joven impresionado por la belleza de Emma, se deja llevar por la simpatía mutua que no llega a más, debido a que debe abandonar el pueblo para seguir con sus estudios... pero el daño está hecho, Emma ha permitido la entrada a su corazón de alguien que no es su marido.

Una vez abierta la intimidad del corazón de Emma, era cuestión de que alguien se acercara y forzara un poco la entrada para establecerse como su amo y señor, ese fue Rodolfo, un hombre de mundo que se vio fascinado por la belleza e inocencia de Madame Bovary y supo seducirla hasta hacerla caer en sus brazos y mantener una relación adúltera por muchos meses.

Entre regalos para Rodolfo (que era un vividor) y cosas para el disfrute de su relación, Emma se endeuda con el prestamista del pueblo, pero no importa, no es mucho y su amor lo vale.

Llega a tal grado su locura por Rodolfo, que decide huir con él, pero Rodolfo incapaz de llevar su relaciòn a ese nivel de compromiso le escribe una carta despidiéndose y Emma entra en una crisis nerviosa que la mantendrá postrada por semanas ante los cuidados, desesperación y desvelos de su esposo que siente que se le va la vida de pensar en perder a la esposa que tanto ama.

Después de meses de recuperación, el esposo la envía a la ciudad para que se reanime con el viaje, ahí Emma se reencuentra con León, ahora abogado y todo un apuesto caballero, con quien ahora continúa siéndole infiel a su esposo.

Un sinnúmero de mentiras, excusas, deudas y engaños debe realizar Emma para justificar sus viajes semanales a la ciudad para verse con su amante, en el camino Emma ha perdido todo recato, comportándose de manera escandalosa en público y en privado, hasta que finalmente pierden su interés mutuo y se dejan, pero ahora Emma Bovary debe hacer frente a la inmensa deuda que ha adquirido y por la cuál la demandan y pretenden quitarle la casa donde vive con su esposo e hija.

Ante la inminente desgracia económica y la pérdida de su matrimonio, pide la ayuda de sus ex-amantes para conseguir el dinero, ayuda que amablemente le niegan y Emma no queda con más salida que el suicidio, toma cianuro y en medio de la notificación de embargo, Emma muere en brazos de su inconsolable esposo que, en la ruina y deshecho moralmente, muere unos meses después dejando a Berta, su hija a cargo de una tía que la envía como obrera a una fábrica textil.

¡Wow, que historia! La incapacidad de ajustar sus expectativas a su realidad, el pésimo manejo de sus fantasías, su peligroso romanticismo mal encauzado, fue llevando a Madame Bovary a la ruina moral y económica, arrastrando con ella a los seres que más la amaban.

Todo lo anterior lo logra expresar el autor sin ninguna palabra escandalosa. Una narración exquisita, como ya lo he dicho, que en ningún momento herirá a ninguna conciencia escrupulosa.

Algunas perlas de este libro:

"Aquella prohibición de verla se convertía para él, como en un derecho a amarla".

"Ella vendría dentro de un rato, encantadora, agitada, espiando tras ella las miradas que la seguían... con su vestido de volantes, sus gemelos de oro, sus impertinentes, sus finos botines, con toda clase de elegancias que él no había saboreado, y en la inegable seducción de la virtud que sucumbe". (Supera eso James)

"Ella oraba o, mejor dicho, se esforzaba por orar, con la esperanza que del cielo le bajara alguna resolución súbita; y para traer el auxilio divino se llenaba los ojos con los esplendores del tabernáculo, aspiraba el perfume de las azucenas blancas abiertas en los jarrones y prestaba oídos al silencio de la iglesia, que sólo servía para incrementar el tumulto de su corazón".

Sólo quien ha asistido a un entierro puede entender lo desgarrador del siguiente texto:

"...lanzó vigorosamente un buena palada; y la madera del féretro, golpeada por los guijarros, hizo ese ruido que se nos representa como el retumbar de la eternidad".

domingo, 7 de septiembre de 2014

La región más transparente

Bueno, vamos al platillo fuerte.

El escritor mexicano Carlos Fuentes saltó a la fama cuando en 1958 se publicó su libro "La región más transparente", novela que hoy se ha convertido en uno de los clásicos de la literatura mexicana.

Con una capacidad sorprendente, Fuentes nos describe por primera vez la vida urbana del México de los años 50's: la Revolución Mexicana ha concluído y las instituciones emanadas de ella ya son una realidad en México, la nueva clase política hace su aparición y los cuadros del poder económico y político se han acomodado ya.

Con decepción, la sociedad se ha dado cuenta de que los políticos de la llamada "familia revolucionaria" han olvidado los principios de justicia social que enarbolaba la Revolución y se han acomodado en el poder aprovechando los beneficios que sus puestos les facilita, la Revolución, si mucho, ha servido para cambiar de manos el poder, y para que sea otra la clase beneficiada, pero no para traer justicia y democracia.

Con un amplio cuadro de personajes, cuyas historias van tejiendo el tapiz de la vida en el D.F. de los años cincuenta, el autor nos ofrece su pristina visión de la sociedad mexicana y los caminos de desarrollo que se presentan a la nación recién salida de la revuelta revolucionaria, a ver si ahora sí es el momento de que México encuentre su lugar en el mundo. 

Lamentablemente la trama de la historia no da muchas esperanzas a ese respecto... la historia se encargaría de darle la razón a Fuentes, sin embargo, las interrogantes y propuestas desarrolladas en la novela siguen vigentes y en espera de que alguna generación de mexicanos sea la que dé el salto esperado por todos.

De todos los personajes me sorprende Manuel Zamacona, un joven escritor (a quien yo identifico con Fuentes) que apenas está presente en unas pocas páginas del libro, pero la escena y los diálogos de su conversación con el poderoso Federico Robles en el jardín de la casa de este último, es lo mejor de la novela, simplemente me parece genial, pues Carlos Fuentes se siente en la libertad de hablar claramente de lo que piensa que es México y del camino de desarrollo que  debe recorrer, poniéndolo en la boca de Zamacona.

Un personaje que me intriga grandemente es el omnipresente Ixca Cienfuegos, aparece como observador permanente de la historia, no sabe uno si es un verdadero personaje de la novela o la personificación de los miedos y sueños de los personajes, no sabemos de pronto si es el narrador de la historia o si es el lector de la misma, quizá sea todo lo anterior, en ese sentido, todos seremos Ixca Cienfuegos.

Sin duda una gran novela que me ha permitido conocer más a fondo a mi país México y mis hermanos, los mexicanos.

viernes, 29 de agosto de 2014

101 preguntas para ser culto.

Quienes me conocen yo creo que se han acostumbrado a verme con un libro en las manos, normalmente lo cargo en el auto, para leer durante los semáforos en rojo, o conmigo mismo, si en algún momento tengo que tomar alguna fila o hacer antesala, uno nunca sabe.

No obstante, en algunas ocasiones me sorprende una fila o una sala de espera sin un libro en las manos... para esos casos de urgencia tengo mi "salvavidas": un libro electrónico en mi celular que tomo cuando no tengo a la mano mi libro, o cuando las condiciones de iluminación no me permiten ver una versión impresa.

A la par de los últimos libros que he estado leyendo en estas últimas semanas, mi libro salvavidas ha sido este: "101 preguntas para ser más culto" de Roberto Pliego.

Como su nombre lo indica, es un libro con 101 temas básicos para leer, referentes a las bellas artes en nuestro mundo Occidental. Iniciando por tocar los escritos de Homero (el de la Iliada, no el de los Simpson's... es broma). Continúa por los clásicos griegos, la edad media, el renacimiento, la ilustración y el convulsionado siglo XX. Literarura, poesía, música, filosofía, pintura, escultura. Época clásica, románica, bizantina, romanticismo, realismo, impresionismo, existencialismo, subrealismo, cubismo, tratados de una manera que el no iniciado puede entender fácilmente.

En suma, un libro que te permite entender la manera en la que se incerta la historia del arte en la historia de la humanidad.

Buen libro "salvavidas".

lunes, 18 de agosto de 2014

Lectura en voz alta.

            Una antología de lecturas recopilada por el escritor y poeta Juan José Arreola, su intención primaria es presentar al lector un grupo selecto de lecturas breves e interesantes de la literatura universal con la intención de iniciar al lector en el mundo de la literatura y cuya vocación es de preferencia ser leídas en voz alta.

            Encontraremos relatos breves extraídos del Código de Hammurabi, el poema de Gilgamesh, el libro de los muertos, el Antiguo y Nuevo Testamento, relatos de Homero, Marco Tulio Cicerón, Máximo Gorki, Rabindranath Tagore, Giovanni Papini, García Lorca, Cervantes, Ortega y Gasset, Pablo Neruda, José Vasconcelos, entre muchos otros. No existe un tema común que aglutine los relatos, simplemente se han reunido para tener la oportunidad de disfrutar la lectura de extractos selectos de un sinnúmero de fuentes.

            Aunque debo reconocer que los relatos breves no son mi fuerte, (no sé, tal vez necesito la relación y el compromiso de mediano plazo que requiere la novela o el ensayo, porque los libros de relatos y de cuentos me resultan difíciles de leer, divago mucho, me pierdo, en fin), no obstante, este libro lo encontré interesante, con verdaderas joyas de la literatura universal, que motivan a buscar las obras originales para seguir leyendo, (esa fue expresamente la intención de Juan José Arreola al publicar este libro).

            Encontraremos relatos entrañables, como “El juglar de nuestra Señora” de Anatole France, Himnos breves de Jose Vasconcelos, una hermosa oración del apóstol de la educación en México (por cierto, no lo conocía en esa faceta tan… mística) y otros más que hacen pasar ratos muy amenos y que siempre dejan algo en el alma al terminar de leerse.

            Algunas perlas de este libro:

            “No hay en la tierra espectáculo más bello ni conmovedor que el de dos esposos unidos por el amor más tierno, que gobiernan su casa con armonía”.

            “Cree pues en mi afecto fiel y ojalá que así también se conserve el tuyo. Nuestra separación aviva mi deseo de verte”.

            “Cuando sobre el fango de la tierra se detiene el espíritu extasiado por fuerza misteriosa, es que entrevé la belleza”.

            “¿Por qué lloran los hombres cuando nacen? ¿Será que la nada, de donde llegan, es más dulce que la vida que se les presenta?”

            “La separación es irremediable; estoy alejado de todo, y solamente la mirada me liga a las cosas”.

            “En una palabra, es muy fácil demostrar con razones que Dios es indispensable”.

            “Lo mejor que hay en el mundo, mucho mejor que comer, es ser dueño de cuatro muros, sin los cuales uno no es más que una bestia errante”.

            “La ilusión es el tesoro de los pobres”.

            “Podéis darme la enhorabuena, estoy muriendo”.